Que no comience como un final de temporada hace que este noveno episodio de la primera entrega de The Last of Us sea superlativo: nadie se arriesga a abrir el abanico cuando está cerrando una etapa, todos siguen las convenciones de televisión probadas y comprobadas por el bien mayor del programa. Y es que, si bien en Look For the Light, como se titula este episodio, esperábamos ver el tramo final del viaje de Joel y Ellie, en cambio rebobinamos casi 15 años, llegando al nacimiento de Ellie.
La madre de Ellie, Anna (interpretada por Ashley Johnson, la actriz que dio vida a Ellie en el videojuego), se aferra a la vida y se defiende de un infectado mientras se pone de parto. Cuando la líder de Las Luciérnagas, Marlene, se acerca, Anna le pide que proteja a Ellie, mintiendo que la mordieron después de cortar el cordón umbilical. El impacto deseado es doble: por un lado, se vuelve a presentar a Marlene, mostrando su costado oscuro, ya que termina matando a Anna sin importar su amistad, todo sea por la causa; por otro lado, en estos primeros minutos se responde a la pregunta de cómo y por qué Ellie es inmune, algo que solo se insinuó en los juegos.
Volviendo al presente, algo que es todo: la escena de la jirafa, y completa. Una tierna exhibición de la naturaleza reclamando la jungla urbana es bellísima. Luego, a medida que se acercan a Las Luciérnagas, Joel finalmente revela el origen de su cicatriz: un intento de suicidio que salió mal. “No podría haber estado más preparado”, le dice a Ellie sobre su acto desesperado. Ahora, tiene algo, y alguien, por lo que vivir. Y entonces la emboscada y Joel desmayado en el hospital.
Después de saber que Ellie está siendo preparada para una cirugía de la que no se despertará, un vengativo Joel atraviesa el edificio a tiro limpio y se dirige hacia la mesa de operaciones. En un espectáculo repleto de increíbles momentos musicales, el montaje del alboroto de Joel, silencioso salvo por unos toques de banjo, es el mejor de todos. Luego, el acto final: Joel mata a Las Luciérnagas restantes, incluida Marlene, y le miente a Ellie sobre una cura que no funciona. Su última interacción, con Ellie hablando sobre Riley y sin creerse del todo la historia de Joel, es MUY potente. El corte estremecedor a negro aún subraya la misma incertidumbre en los ojos de Ellie. La partitura de Gustavo Santaolalla también eleva la tensión antes de finalmente dejar que la audiencia respire.
Repito: que no comience como un final de temporada hace que este noveno episodio de la primera entrega de The Last of Us sea superlativo. La narrativa de este final es valiente: es ambiguo al mezclar dolor, trauma y confianza. Pero algo es seguro: llegará una segunda temporada y hay mucho por explorar, como el fuego cruzado en la relación de Joel y Ellie, un nuevo hogar para ellos y la mayoría de edad de la joven.
Por ahora es un hasta pronto para Ellie y Joel. Lo genial de la serie es que se pudo hacer sola, sin necesidad de homenajear contantemente al material original (les hablo a ustedes, Frank, Bill y Riley). Craig Mazin y Neil Druckmann se centraron en aspectos obsoletos o subdesarrollados con precisión quirúrgica para convertir una gran historia en una aún mejor.
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