Por fin llegó el estreno de The Mandalorian, la serie del universo de Star Wars que tiene como protagonista a Pedro Pascal. En su primer episodio, este nuevo show nos trajo un personaje lleno de misterio, el mundo tras la caída del Imperio y mucha, pero mucha acción.
El Mandaloriano hace una entrada triunfal para presentarse en nuestra pantalla chica: ingresa a una taberna y le roba a fuerza de violencia una presa a otros cazadores de recompensas, todo sin demasiado esfuerzo. Implacable, se va con su captura hasta su nave, donde las cosas no son más sencillas: del hielo, un ravinak emerge y trata de devorar la nave, con el Mandaloriano y su presa a bordo. De nuevo, sin perturbarse demasiado, nuestro protagonista logra desprenderse y sigue viaje a cobrar su recompensa, a quien termina congelando en el carbono (al mejor estilo Han Solo) para evitar que se pase de listo a bordo de su nave pre-imperial.
Fuente: Disney+
Finalmente, el Mandaloriano se encuentra con Greef Karga, el encargado de pagarle por sus capturas. Parece que no es una buena época para el gremio de los caza-recompensas, por lo que, nuestro héroe (si es que podemos llamarlo así) se ve tentado a aceptar una labor más difícil y arriesgada. Para eso, se encuentra con un cliente misterioso, protegido por los icónicos stormtroopers del caído imperio y acompañado por un sospechoso Dr. Pershing. Ellos le proponen la búsqueda de un objetivo de 50 años. Su edad y un trackeador son lo único que pueden ofrecerle al Mandaloriano para que lleve a cabo su misión, pero como su fama lo precede, creen que es el ideal para lograrlo. A cambio, lo tientan con Beskar, un metal legendario, también conocido como “hierro mandaloriano”.
Con una muestra de Beskar en sus manos, nuestro Mandaloriano se encuentra con una herrera de su gente, quien a partir de esa pieza le elabora una hombrera para su armadura. Una vez hecho esto, él parte a la búsqueda de su presa, no sin antes mostrarnos unos flashbacks traumáticos de su infancia donde vemos a su pueblo bajo asedio y a sus padres exterminados.
Fuente: Disney+
Tras aterrizar en planeta desértico, el Mandaloriano es atacado por unas criaturas con forma de lagarto de dos patas, llamados blurrgs. A su rescate llega un ugnaught de pocas palabras, quien se ofrece a ayudarle para que pueda llegar a su objetivo. Lo único que motiva a este ugnaught es volver a tener paz en su planeta, ya que desde que se asentó el campamento que protege a la presa del Mandaloriano, muchísimos cazadores de recompensas han llegado y perturbado el orden. Además, confiesa, nunca había visto un Mandaloriano y por eso también colabora con él. Para esto, le enseña a cabalgar sobre estos blurrgs, apelando a sus raíces ancestrales, famosos por ser jinetes de los mythosaurus.
Finalmente, el Mandaloriano llega al campamento donde se supone que está su presa. Antes de poder entrar en acción, un droid cazador de recompensas se le adelanta, convirtiéndose en blanco de todos aquellos que defienden el lugar. El Mandaloriano le propone trabajar juntos y la serie nos entrega una gran escena de acción, que termina con el triunfo de los dos mercenarios, quienes ingresan a una suerte de bodega a los tiros, solo para descubrir que su objetivo no es más que un pequeño bebé, muy similar al gran Maestro Yoda.
Fuente: Disney+
El droid intenta asesinar a esta pequeña criatura (que ya se ganó nuestros corazones), pero el Mandaloriano no puede permitírselo. Sin dudar, elimina al droid y nos deja a todos esperando el próximo episodio para ver qué clase de vínculo puede surgir entre tan adorable ser y el durísimo cazador de recompensas.
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