The Shining esconde conflictos entre King y Kubrick que no conocías

En 1980 llegaba una de las películas que se convertiría en uno de los grandes clásicos del género de terror como también de la industria audiovisual, The Shining (El Resplandor) de Stanley Kubrick. Su genialidad no tiene límites… o sí… Esta es una adaptación de una de las novelas más emblemáticas de Stephen King, que si bien fue un éxito, esconde un gran conflicto entre el director y el escritor.

Lo particular de este caso es que a diferencia de otras novelas de King, El Resplandor, publicada en 1977, es la obra que más se acerca a su propia vida, siendo Jack Torrance un calco de él mismo. Y allí el comienzo de los problemas: las diferencias entre el material original y la cinta son abismales. En la novela se describe cómo el alcoholismo atraviesa la vida de está familia y en la película la locura de Jack pareciera ser ya completamente innata.

King fue muy crítico, tanto que dijo que solo podía ver a Jack Nicholson reproducir muchos de los papeles que hizo anteriormente, como One Flew Over the Cuckoo’s Nest (1975).

Pero no se quedó en eso. El papel de Shelley Duvall como Wendy Torrance para King solo aportaba gritos y no mucho a la dinámica familiar. En palabras del escritor, específicamente se refería a ese personaje como “uno de los roles más misóginos vistos nunca en una película. Su función consiste básicamente en gritar y portarse como una estúpida”.

Tal fue el disgusto de Stephen King sobre la obra de Kubrick que en 1997 se estrenó la miniserie El Resplandor, dirigida por Mick Garris, para la que el mismísimo King escribió los guiones. Incluso se utilizó de locación el Hotel Stanley, siendo aún más fiel al material original: esa fue la locación en la que se basó el autor para escribir la novela.

Esta rivalidad fue un secreto a voces, que volvió a ser reavivada cuando, de la mano de Mike Flannagan, llegaba la adaptación de Doctor Sueño (2019) con Ewan McGregor a la cabeza, la continuación de The Shining. En 2013 King publicó el libro que servía de continuación y Flannagan logró, por decir de alguna forma, conciliar lo sucedido entre King y Kubrick casi 40 años después: Doctor Sueño no solo respeta por completo la magnificencia de Kubrick sino que adjunta la esencia que King había plasmado en su obra.

Sea como fuere, hubo revancha para King: logró llevar a la pantalla el espíritu real de su obra. Porque si bien es innegable lo que significa visualmente la obra de Kubrick, es real que es mucha la diferencia que hay con el libro.