La obra maestra de la disrupción llega restaurada, pero…

Eran los años ochenta. El formato casero de las películas que predominaba era el videocasete. Los videoclubs pululaban por todo los Estados Unidos, y es que era relativamente fácil abrir uno: bastaba con adquirir varias películas en VHS (o beta) acomodarlas en varios estantes y los vecinos acudían buscando algún estreno o algo atractivo para pasar la tarde. Ayudaba que no hubiera tantos estrenos como ahora, y que las cintas duraban meses en cartelera.

Era como jugar a la ruleta: alquilabas un éxito de cartelera o podías equivocarte y escoger alguna versión extranjera de bajo presupuesto como la versión italiana de Conán el Bárbaro… 😛

La gente no era tan exigente, y muchas veces se dejaban llevar por las atractivas portadas que eran auténticas obras de arte (no como las de ahora que parecen estar hechas con el mismo template). Y así, muchas compañías se dedicaron a producir cintas que iban a este mercado. Películas que iban directo a VHS que solo con un buen arte y una escueta sinopsis como únicas herramientas mercadológicas. Y funcionaban.

Durante este boom varias compañías se dedicaron a hacer copias de bajísimo presupuesto en géneros como el terror, acción y ciencia ficción (y eróticas) que rápidamente se convirtieron en clásicos culto por la hilaridad de sus temas y el valor que tenían para hacer lo que las compañías grandes no podían. Full Moon Entertainment, Empire Pictures, Wizard Video, entre otras nos entregaron clásicos como Dreamaniac, Re-Animator, Robot Jox, Zombie 2,  y un largo etc.

Y entre estas compañías se encontraba Troma Entertainment, fundada por Lloyd Kaufman y Michael Herz, quienes primero se habían dedicado a producir, dirigir y distribuir comedias de tipo sexual como The First Turn-On! y Squeeze Play!, entre otras, que tuvieron gran éxito en el círculo casero. Tal éxito les sirvió para que en 1981 prestaran su infraestructura para que Louis Malle filmara su clásico My Dinner With Andre.

El modesto éxito de la compañía se debía en palabras de Lloyd Kaufman a que “ellos escuchaban a sus fans” como lo cuenta en el nostálgico documental VHS Massacre: Culti Films and the decline of Physical Media. Así, decidieron juntar en un nuevo film los deseos más profundos de sus seguidores: superhéroes, desnudos, comedia y gore. Esta mezcla dio como resultado The Toxic Avenger (El vengador tóxico).

Esta es la historia de Melvin Fred (Mark Torgl), un mediocre, flaco y perdedor conserje de el gimnasio de moda de Tromaville, New Jersey. Es constantemente molestado por cuatro individuos que frecuentan el club deportivo: Bozo (Gary Schneider), Slug (Robert Prichard), Wanda (Jennifer Babtist) y Julie (Cindy Manion). Este grupo no solo hace sus maldades en el gimnasio sino que se suben a su auto y buscan víctimas a las cuales atropellar y luego fotografíar para satisfacer sus deseos más bizarros. Pero un día que planeaban ridiculizar a Melvin, lo obligan a usar un tutú y mallas para poder seducir a una chica, él descubre la broma y huye, pero en su carrera tropieza y cae desde el segundo piso en un camión lleno de desechos químicos que le queman la piel y lo dejan irreconocible. Sin embargo, también le dan músculos, altura y superfuerza.

Ahora con sus nuevas habilidades, él buscará a los que se burlaban de él para acabar con ellos y vengar su situación. Sin embargo, el alcalde de Tromaville, que es súper corrupto, ve en él una amenaza y llama a la Guardia Nacional para ponerle fin y no ver amenazados sus planes.

La cinta fue la primera incursión de Troma en el género del horror, escrita por Lloyd Kaufman y dirigida por él mismo y Michael Herz. Según cuenta Kaufman la idea se le ocurrió mientras era parte de la producción de Rocky. Al igual tiene referencias a Mad Max en la persecución final de la cinta.

Como ya lo mencionamos anteriormente, la película está llena de humor negro, de desnudos y sobre todo de splatter y gore mezclados con una historia que parece salida un cómic. La combinación generó críticas encontradas desde las que la llamaban un “pedazo de basura” y las que la consideraban “sangrienta pero entretenida”. Sea como fuere, a lo largo de la historia la cinta se ha convertido en objeto de culto. El éxito fue tal que dio como resultado 3 secuelas, 1 musical, 1 serie animada, 1 cómic de Marvel y un reboot (en producción).

Con un humor muy característico, la cinta es una combinación de las cintas de explotación femenina en las que se buscaban los más mínimos pretextos para presentar desnudos parciales en la pantalla y escenas de sexo, con escenas de gore abundantes muy gráficas que son un deleite de los efectos especiales prácticos, todo esto unido con un sentido del humor tan negro que no es para todos los gustos.

En definitiva, The Toxic Avenger no es una cinta fácil, ni es para todos los gustos pero nadie puede negar la importancia de ella en el desarrollo del cine contemporáneo; una oda al cine de superhéroes hecha con personalidad y valentía, nada que ver con lo que hemos visto en los últimos años.

Es por esa razón que el slogan de Troma es “40 años disruptiendo los medios”. Es más, Kaufman el fundador dice que la empresa es “como el herpes, la industria cinematográfica siempre tratará de librarse de nosotros, pero ahí estaremos apareciendo de vez en cuando”

The Toxic Avenger (El vengador tóxico) es una cinta en la que el humor negro, el gore y el soft porn se unen en una hilarante parodia del mundo de los héroes del cómic. Tienen que verla por sus propios ojos para saber porque fue la piedra angular de la compañía y de paso porque es la película insignia del horror independiente.

Una obra de culto disruptora y vulgar.

Ponemos esta opción sobre la mesa porque MUBI la acaba de restaurar para verla en su sitio, y además nos promete que es la primera de 6 films de Troma que serán restaurados y puestos por primera vez disponibles para ver en casa en glorioso HD.

MUBI es de costo pero en el siguiente link podrán disfrutar de 30 días gratis al registrarse, o si aprovechan la promoción en su sitio podrán tener 3 meses por 10 pesos.