tick, tick… BOOM! es una muy linda carta de agradecimiento a Jonathan Larson, pero… - Spoiler Time

tick, tick… BOOM! es una muy linda carta de agradecimiento a Jonathan Larson, pero…

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Lin-Manuel Miranda homenajea de manera excelsa al gran escritor y compositor de Rent. Debes ver tick, tick… BOOM! en Netflix.

En 1990 el escritor y compositor de Rent, Jonathan Larson, vivía bajo el acecho de dos fechas límite: su cumpleaños número 30 y un escaparate de la industria sobre su obra en progreso, Superbia. Un artista que pasaba horas trabajando en un restaurante mientras desarrollaba un musical de ciencia ficción, abrumado por la lentitud con la que avanzaba su carrera. Eso sí: era muy conocido en la comunidad teatral de Nueva York como un talento prometedor. Faltaban algunos años para el primer taller de Rent, y seis, específicamente, para que llegara el estreno oficial, la noche en la que Larson falleció.

En el mismo año, Lin-Manuel Miranda cumplía 10 años de edad y vivía con sus padres cerca de Washington Heights. Él no lo sabía, pero uno de sus más grandes héroes, emprendía su viaje para realizar el musical que, años más tarde, motivaría a Miranda a crear In the Heights. A los 30, sería ya uno de los talentos más solicitados en el teatro musical. A los 35 –la edad en la que murió Larson–, gozaba de los elogios por su gran éxito, Hamilton. Hoy, a los 41 años, ya dirigió su primer largometraje, la adaptación de una de las piezas de teatro de Larson antes de Rent, la autobiográfica tick, tick… BOOM!, la misma que ya está disponible en Netflix y en cines limitados.

En un trabajo conjunto en el guion con Steven Levenson (Dear Evan Hansen), Miranda remodeló, en cierta forma, el trabajo de Larson para convertirlo en una película autobiográfica. Aquí nos cuentan la historia de Jon (Andrew Garfield), un joven compositor teatral que trabaja en un restaurante neoyorquino, mientras escribe, el que espera que se convierta en el próximo gran musical americano. Jon, con el tiempo en contra, lidia con el amor, la amistad y la presión de crear algo de impacto antes de que sea demasiado tarde.

La película es, esencialmente, una colección de viñetas de la vida diaria de Jon. Lo muestra yendo y viniendo entre el Moondance Diner y su departamento desordenado, deteniéndose por momentos para pasar tiempo con su novia, Susan (Alexandra Shipp) y su mejor amigo Michael (Robin de Jesús). Susan, es una bailarina que busca oportunidades para ganarse la vida en un lugar diferente a la exorbitante cara de Nueva York. Michael dejó la actuación para trabajar en publicidad y ayudar a Jon económicamente. Ambos ofrecen un cambio para la vida de Larson, pero él sigue comprometido con terminar Superbia.

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Es verdad que Andrew Garfield no tiene experiencia en el teatro musical, pero eso no impidió que Lin-Manuel Miranda lo tuviera presente para interpretar a Jonathan Larson. Había quedado maravillado con su interpretación en Angels in America. “Me alejé pensando: oh, este tipo puede hacer cualquier cosa“, comentó Miranda en una entrevista. Gregg Miele, fisicoculturista que trabaja de cerca con los artistas de Broadway –y amigo cercano de Garfield–, convenció a Miranda de que su mejor amigo británico tenía la capacidad de cantar (aunque no estuviera seguro). 

“Arrojó un zapato a mi cabeza mientras practicaba 30/90. Y ahí estaba Lin (Miranda), en la esquina mirándome, cuando gritó ¡Andrew Garfield, puedes cantar!“, comentó Garfield para Variety.

Durante mucho tiempo, Garfield ha sido un experto interpretando a tipos como Jon: de buen corazón, pero terco; y algunos dirían que egoísta. Dispuesto a perseguir sus obsesiones, aunque éstas dificulten su vida. Estamos ante, quizá, la mejor actuación de su carrera. El actor trabajó arduamente para aportar la sensación del entusiasmo ilimitado de Jon por todo tipo de arte y cultura. Lo interpreta como alguien que procesa todo, desde el rock ‘n roll, hasta el cine, teatro, hip hop, política, hablando de cómo puede convertirlo en una canción. Andrew Garfield da todo, todo por un personaje ansioso, rebosante de energía que resulta adorable y después desquiciante.

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Tampoco era un secreto que, para Garfield, ‘tick, tick… BOOM!era más que una obra y homenaje para Jonathan Larson, también era para su madre, Lynn Garfield, quien falleció mientras el actor trabajaba en The Eyes of Tammy Faye (2021).  “Fue una cosa mágica y bizarra, en donde… esta película era sobre ella (Lynn). Ella está en cada segundo. Puedo sentirla sonriendo por esto”, comentó para Sunday Morning.

Más que una mera biografía y homenaje al proceso creativo, Lin-Manuel Miranda se encargó de retratar la oscuridad de la Nueva York de 1990, una época en la que se marchitaba la creatividad de la década de 1980, que esperaba por la nueva generación de artistas. No todo lo que propone Miranda, y en este caso, Levenson, funciona, pero incluso en su forma más desordenada, la película es significativa, hace sentir de principio a fin. Dentro del proceso creativo al que se rinde homenaje en esta película, hay un momento en particular –brillantemente dirigido– en el que estamos dentro de la cabeza de Jon. El espectador comprende cómo funciona su cerebro y la secuencia resulta en un ejercicio cinematográfico interesante muy disfrutable.

Lo cierto es que el material de origen era un tanto ambiguo. Jonathan Larson escribió Tick, Tick… Boom! como una reacción a su intento desenfrenado por producir Superbia. Lo interpretó de diferentes formas al grado de llamarlo un “monólogo de rock”. Cuando el éxito de Rent explotó, una amiga cercana de Jonathan pidió al dramaturgo David Auburn (Proof), que regresara el show al escenario como un musical de teatro a pequeña escala. Después, fue presentado en todo el mundo, pero no hay una versión “oficial”, ni siquiera esta película. Más bien nació de su intento de convertir la vida real en teatro, mientras trabajaba en Rent.

También hay destellos brillantes en secuencias como “Therapy“, donde da la sensación de que estamos en la cabeza de Larson; sabemos cómo funcionaba este frenesí constante de convertir todo en una canción y visualmente. Tanto la dirección de Lin-Manuel Miranda y actuaciones de Andrew Garfield y Vanessa Hudgens, impresionarán a más de uno. 

Pero...

En este sentido, la película se siente más como una colección de escenarios que como una historia propiamente contada, como si nos faltaran números musicales para pasar del fracaso de Superbia a todo lo que vino después. Se siente abrupta la forma en la que la cinta se detiene a repasar lo que llegó con el tiempo, dando como resultado un final apresurado. Uno de los principales fallos, es su intento por dar un mensaje diferente al que venían planteando. De principio, es fácil identificarse con Jonathan, con el proceso creativo al que nos enfrentamos constantemente. La premisa de “¿cuánto tiempo tenemos para hacer algo memorable?”, era bastante atractiva por sí sola. Cuando el círculo de Larson menciona los problemas que verdaderamente son importantes, es como si se minimizara el problema planteado en la exposición de la cinta.

Técnicamente, hay cortes realizados que parecen fuera de lugar, planos muy rápidos que no siempre mantienen una armonía en los número musicales. Extraño, pues con el lanzamiento del primer tráiler, se pensaba que ese aspecto estaba más que cubierto.

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En resumen

Esta versión de tick, tick… BOOM! es sincera y conmovedora. Una carta de agradecimiento de Miranda, de dos horas, al hombre que lo ayudó –indirectamente– a hacer posible su carrera, con un Andrew Garfield que, de acuerdo con Variety, indudablemente entrará en la lucha por el Oscar del 2022. Es el retrato de lo que, tanto el director, como Jonathan Larson conocían a la perfección: la visión de un artista en declive, forzado a “empezar a escribir el siguiente proyecto” para dejar huella, antes de que se acabe el tiempo.

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