Las sirenas llegan a Netflix en esta misteriosa ficción repleta de crímenes
El Gigante de Streaming decidió despedir el último mes del año con un nuevo drama sobrenatural de aquellos que no abundan en la plataforma. Por supuesto, si Freeform / Canal Sony tienen su Sirena, ya era hora de que Netflix le diera también un temeroso abrazo a estas criaturas mitológicas romantizadas por Disney.
Con una extraña combinación de crimen, misterio, drama familiar y fantasía, podemos afirmar que, lamentablemente, la primera serie australiana original de la plataforma se alza como una de las historias más inverosímiles y menos cautivantes del 2018.
La historia de Tidelands comienza cuando la joven CalMcTeer (Charlotte Best) de 24 años, regresa a su pueblo costero Orphelin Bay tras una condena de 10 años por homicidio. Al llegar, Cal descubre que la riqueza de este misterioso pueblo de pescadores reside en el narcotráfico y tanto su hermano Augie (Aaron Jakunbenko) como su fallecido padre Pat,se han dedicado todos estos años al negocio ilegal sin que ella lo supiera.
Los proovedores del grupo criminal de Augie son los denominados “esteros”, una comunidad cerrada de las afueras del pueblo cuyos habitantes parecen no sufrir el paso del tiempo y siempre se mantienen jóvenes y bellos. Esta especie de secta se encuentra liderada porAdrielle Cuthbert (Elsa Pataky), una mujer que asume el papel de ‘Reina‘ y se la pasa recorriendo diferentes países del mundo en busca de unas extrañas piezas con fines desconocidos. Adrielle, al igual que todas las mujeres esteros, es una sirena y posee una fuerza descomunal que puede acabar con la vida de cualquier ser humano en pocos segundos.
Cuando la violenta y extraña muerte de uno de los socios de Augie enfrenta a su grupo con los esteros, todo parece conducir irremediablemente a una batalla en la que Cal podría convertirse en una peligrosa arma.
No hace falta aclarar que Tidelands no es partidario de las sutilezas, puesto que desde la primera escena en la que vemos a Cal luchar ferozmente con dos presidiarias que la doblan en peso, sabemos que esta joven no es una chica muy normal que digamos. Cal es una mestiza, hija de una sirena y un humano, y por lo tanto también pertenece al pueblo de los esteros. Esta revelación provoca en Cal una crisis de identidad y, más temprano que tarde, la llevan a explorar su pasado, sus habilidades y a relacionarse con estos seres tan poderosos como ella.
Como expresamos anteriormente, uno de los principales defectos de esta historia radica en la inverosimilitud que supone esta locación con aires de Lost donde sus nativos ven como algo absolutamente natural el hecho de convivir con sirenas y hasta trabajar con ellas en el negocio de la droga.Ni hablar de lo bizarro que resultan la mayoría de los personajes y sus acciones, empezando por la tirana Adrielle, quien parece una Daenerys playera con mezclas de hechicera, villana de cuentos de hadas y gangster.
A falta de coherencia y profundidad, la violencia, los desnudos y orgías impregnan la mayoría de los episodios y por alguna extraña razón, todos los hombres jóvenes del pueblo parecen modelos de ropa interior, aunque nunca los veamos hacer mucho esfuerzo por trabajar sus cuerpos forzudos bañados por el sol.
En cuanto a la estética, la ambientación y el aspecto técnico en general, la ficción demuestra un mejor trabajo y es evidente que se ha aprovechado el nivel de inversión que ofrece este tipo de producciones. Sus espectaculares escenarios paradisíacos se ven beneficiados por una serie de tomas aéreas y una fotografía al tono que resalta la belleza marina. Por otro lado, tanto el hogar de la ReinaAdrielle con sus muchos recovecos y pasadizos ocultos, como su adecuada vestimenta le otorgan ese aire seductor, misterioso y mágico que una líder sobrenatural requiere.
En resumidas cuentas, podemos decir que Tidelands es una serie que abarca demasiados géneros de manera poco satisfactoria y termina cayendo en el absurdo. No es lo peor hecho por la plataforma, claro está, pero tampoco es una ficción que logre emocionar ni siquiera a los amantes de la fantasía más complacientes. Por el momento, será mejor que las sirenas continúen refugiadas en lo profundo del mar hasta que algún escritor se digne a traerlas a la pantalla chica de la forma que merecen.
El lugar que alguna vez ocupó HBO y nos dio títulos como Los Soprano, The Wire o The night of, hoy le calza a la perfección a la plataforma de streaming de Apple.
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