Analizamos las razones detrás del fracaso en taquilla de Tomorrowland, una ambiciosa apuesta de Disney que no logró conectar con el público.
En 2015, Disney lanzó una de sus apuestas más ambiciosas: Tomorrowland: El mundo del mañana. Dirigida por Brad Bird (el cerebro detrás de Los increíbles y Misión Imposible 4: Protocolo fantasma) y protagonizada por George Clooney, esta película original de ciencia ficción parecía tenerlo todo para triunfar. Con un presupuesto estimado de más de 190 millones de dólares, Disney esperaba iniciar una nueva franquicia, al estilo Piratas del Caribe, basada en la icónica sección futurista de sus parques temáticos.
Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Tomorrowland: El mundo del mañana no sólo decepcionó en taquilla —recaudando apenas 209 millones de dólares a nivel mundial— sino que también se convirtió en una de las mayores pérdidas financieras del estudio ese año. ¿Qué salió mal? Aquí te contamos las claves de su fracaso.
1 Un marketing que sembró más dudas que entusiasmo
Uno de los primeros errores fue la forma en que se promocionó la película. Los tráilers y materiales publicitarios apostaron por el misterio, evitando revelar demasiado sobre la trama. Aunque este enfoque puede funcionar con franquicias establecidas como Star Wars, Tomorrowland: El mundo del mañana era una propiedad original, sin una base de fans ni referencias claras.
El resultado: el público no entendía bien de qué iba la película. ¿Era una aventura juvenil? ¿Una distopía al estilo de Los Juegos del Hambre? ¿Una historia familiar con mensaje ecológico? La confusión fue tal que mucha gente simplemente no se interesó en verla.
2 Un mensaje idealista... que no resonó
Tomorrowland: El mundo del mañana tenía buenas intenciones. Su premisa giraba en torno al optimismo sobre el futuro, el poder de la creatividad y la necesidad de cambiar la actitud negativa del mundo moderno. El problema fue cómo se presentó ese mensaje. La película dedica gran parte de su último acto a sermonear al espectador sobre los males de la apatía global. Aunque el guion fue coescrito por Damon Lindelof (creador de Lost y The Leftovers), muchos críticos y espectadores lo calificaron como excesivamente moralista y poco sutil. En vez de inspirar, terminó alienando a parte de la audiencia.
Aunque visualmente atractiva y con ideas interesantes, la narrativa de Tomorrowland: El mundo del mañana fue uno de sus puntos más débiles. La película comienza con un tono intrigante, presentando a Casey (Britt Robertson), una joven brillante que descubre una especie de mundo paralelo utópico. Sin embargo, a medida que avanza la trama, el ritmo se vuelve irregular.
Las reglas del universo no están del todo claras, hay demasiada exposición verbal, y el conflicto principal no se siente tan urgente ni emocionalmente impactante como debería. Además, muchos sintieron que George Clooney, a pesar de ser la gran estrella de la película, estaba desaprovechado en un papel que no conectaba del todo con el resto del elenco.
5 Una idea que se quedó en la superficie
Brad Bird tenía una visión clara: quería hacer una película optimista, que hablara sobre el potencial humano y lo que podríamos lograr si dejáramos de lado el cinismo. En una industria dominada por secuelas, reboots y distopías oscuras, su propuesta era refrescante… al menos en teoría. En la práctica, Tomorrowland: El mundo del mañana no desarrolló a fondo muchas de las ideas que planteaba. El concepto del mundo paralelo tecnológico y avanzado se exploró poco. La crítica al estado del mundo real fue demasiado obvia, y la historia carecía de una tensión dramática sólida que mantuviera el interés hasta el final.
6 El alto riesgo de apostar por algo original
En un ecosistema cinematográfico donde las franquicias reinan, hacer una película original de alto presupuesto es un riesgo enorme. Tomorrowland: El mundo del mañana apostó por ofrecer algo nuevo, pero el público no respondió. En parte, porque no supieron bien qué esperar; en parte, porque quizás la ejecución no fue tan brillante como se necesitaba. No es que al público no le gusten las historias nuevas, pero cuando compiten con marcas establecidas como Marvel o Jurassic Park, tienen que ser excepcionalmente atractivas para ganar atención.
¿Fue un fracaso total? No del todo. Algunos críticos elogiaron la dirección de Brad Bird, los efectos visuales y la ambición del proyecto. La película ha encontrado cierta base de admiradores que valoran su mensaje y su enfoque diferente. Pero desde el punto de vista financiero y comercial, Tomorrowland: El mundo del mañana fue, sin duda, un fracaso para Disney. Es un recordatorio de que, en el cine moderno, la originalidad necesita estar acompañada de claridad, timing y una ejecución impecable para triunfar.
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