7 razones para ver esta serie de HBO

Vampiros, HBO, sexo, sangre, mucha sangre y mucha gente hermosa. Ese es el mix principal de True Blood. La serie que comenzó en el 2008 de la mano de Alan Ball, basada en la franquicia The Southern Vampire Mysteries de Charlaine Harris. La historia se centra en un conservador pueblo de Louisiana llamado Bon Temps, y en las consecuencias que tuvo en la sociedad que los vampiros hayan salido a la luz y en especial en cómo las criaturas de la noche y su mundo afectan a la vida de una camarera con poderes telepáticos llamada Sookie Stackhous, interpretada por la ex-X-Men Anna Paquin.

Esta nota propone un repaso por lo que significó la serie y, si no la viste, agarres la serie completa y te la devores en algunos pocos días.

Pero no solo hay chupasangres, también hay Hombres Lobos, Cambia Formas, Brujos, Telépatas, Hadas… Todo una serie de ciencia ficción, pero que aparte posee tintes de dramas, un profundo uso del humor negro como herramienta fundamental y mucha aventura, que se ve reflejada desde un comienzo con su gran tema de inicio que anticipa, de alguna manera, lo que estamos por presenciar.

Una madura Anna Paquin es la protagonista que encarna a una virgen con ganas de dejar de serlo, pero miedo a dar el paso. La actriz también triunfa en los momentos más histéricos de un personaje bipolar. Además, muy bueno el reparto que la acompaña durante toda la saga: Stephen Moyer, Sam Trammel, Ryan Kwanten, Nelsan Ellis, Alexander Skarsgard, Deborah Ann Woll, Kristin Bauer, Joe Manganiello… todos en ascenso constante desde que consiguieron su lugar en esta serie. Sólo queda repasar los nombres y para darse cuenta que la mayoría continúa en carrera, y una gran carrera.

Cabe destacar a la protagonista y al gran Joe Manganiello.

Ciencia ficción de calidad. Adiós a los tópicos de los vampiros usados una y mil veces sin vueltas de tuerca. Cada una de las tramas y sub-tramas que ingresan en la historia están bien pensadsa y colaboran con la historia en general. Marginación a lo desconocido, drogas, sexo y problemas familiares. Todo muy real pero tomado desde otra perspectiva.

True Blood es una serie en la que el sexo es parte importante del asunto. Eso queda claro desde los títulos. Y en todo momento es capaz de transmitir la atracción física que provoca lo desconocido, no sólo con sus guiones sino también gracias a su aspecto visual. En True Blood, el sexo se muestra de forma explícita en pocas ocasiones, pero se palpa en cada imagen de una sensualidad que pocas seguir han conseguido plasmar.

Game Of Thrones, producto de la misma cadena, han sabido conseguir esa misma aura de sensualidad.

…infierno grande. Más allá que los colmillos son la excusa de la serie y que los vampiros son lo importante, las relaciones entre los personajes, el racismo, el deseo, el sexo o el miedo a lo desconocido son los que reinan en este pequeño pueblo donde todo puede suceder. Todo parte de la mente perversa de Alan Ball.

Ni hombre ni monstruo. Esa ambigüedad de uno de los personajes principales también la comparte el resto del casting, pero por capítulos parece que este señor nació para este papel. Lamentablemente para él, una vez terminada la serie, no pudo encontrar un papel que lo devuelva a las grandes ligar. Lo último en lo que participó fue en The Bastard Executioner que fue cancelada.

Lo primero que uno piensa cuando lee vampiros es: sangre, muerte, colmillos, cruces, etc. La historia de los vampiros conviviendo con los humanos podría haber fallado si los guionistas no hubieran sabido encontrar la forma de hacer que, en todo momento, sea posible, creíble, real.

Hay momentos en los que la serie entra en un terreno oscuro y resbaladizo (la visita al bar de copas de vampiros) y otros que, pudiendo serlo, terminan en triunfo. Enlazando con el primer punto, el hecho de que los elementos fantásticos no sean muy reiterativos ni lo principal de la trama, es lo que permite que el espectador no tenga que estar plantéandose lo verosímil del guión.