Una temporada que nos devuelve el viejo y tan ansiado amor

¿Estamos de acuerdo en que True Detective es más que una serie? Es una actitud, un ambiente, un océano, una pesadez, una profundidad, una idea. La tercera temporada de la ficción fue estrenada el pasado 13 de Enero por el canal HBO y van recién sólo 3 capítulos. ¿Estamos capacitados para hacer un apresurado y por lo tanto breve análisis? Pero claro que sí. 

Ahora bien, lo primero que podemos preguntarnos es qué esperábamos de esta nueva temporada. Hasta podemos preguntarnos qué esperábamos en base a lo que vimos en la segunda y que muchos, aunque no específicamente nosotros, le habían reprochado.

¿Qué le pedimos a la serie de Nic Pizzolatto para HBO? Básicamente lo que vimos en la primera y exquisita primera temporada: actitud, ambiente, música, pesadez, filosofía, idea. Las apabullantes loas que recibió su primera temporada, vistas con perspectiva, son quizás un tanto excesivas, pero hay que sincerarse y afirmar lo siguiente: su envoltorio ha sido sumamente original y tajante. Un embalaje denso, muy denso. Pocas series han tenido más y mejor empaque que su primera temporada. Y de todas las que han jugado esa carta de lo extra-televisivo, es ella la que lo ha hecho con más talento. Por eso su segunda temporada, un (con permiso) noir de manual -eso sí, bien ejecutado- ha sido tan criticado.

Y es que básicamente ese no era el True Detective que queríamos. La de Colin Farell y Vince Vaughn intentó alejarse de la inicial y casi mitológica primera entrega con Matthew McConaughey y Woody Harrelson y pagó las consecuencias: su apuesta, algo más urbana y con regusto más pop que filosófico, claramente no llenó las expectativas de los fanáticos.

De todos modos, como fánatica de la serie, y aquí dejo un enlace en donde hablo al respecto, creo que a veces somos demasiados exigentes y quedamos obnubilados con un cierto estilo que está claro que los profesionales, para no aburrirse, van a querer modificar. También tiene que ver con no ir a lo seguro y probar cosas nuevas.

Ahora bien, vayamos a lo que nos trae aquí. Luego de ver los 3 primeros capítulos de la tercera temporada sorprende el modo en que vuelven a sus orígenes. Ese viejo y tan ansiado amor: el True Detective que esperábamos. Volvió ese actitud sombría, el ambiente, la pesadez, la intensidad y la idea básica que engloba al producto y que está adherida al espectador. Su primer episodio es por momentos casi paródico: el guiño al espectador-fan (sí, la serie nos habla a nosotros) es totalmente descarado.

Por otro lado, tenemos en la nueva historia, protagonizada por Stephen Dorff y Mahershala Ali, muchos elementos comunes con la primera: los saltos temporales, las conversaciones pseudo filosóficas, en esta temporada, quizás mejor llamadas profundas; casi que tenemos hasta otra Carcosa: aquel lugar banal y a la vez imposible con el que True Detective lanzó una de sus ideas más potentes y oscuras allá por 2015: el infierno está aquí mismo. 

Háganme caso, veánla.