Pocas películas me dejan con la sensación rara acerca de cómo me veo a mí mismo como individuo. Siempre he pensado que el físico es complemento del intelecto y extensión de la personalidad propia. El cuerpo o la imagen está sobrevalorada en nuestro tiempo a tal grado que podemos juzgar a alguien por cómo se viste, luce, si tiene sobrepeso o es muy delgado. Hasta ese punto ya tenemos un prejuicio formado sobre una persona y probablemente si quisiéramos o no entablar una posible comunicación.
Un hombre diferente relata la historia de Edward (Sebastian Stan), un hombre con una deformación en el rostro que desde su punto de vista, no le deja desenvolverse completamente en la sociedad. Edward ve la oportunidad en un medicamento aún en pruebas para poder cambiar su apariencia. El cambio viene de forma brutal y aunque no lo agarra por sorpresa, de un día a otro Edward es otro. Tanto es el cambio que nadie lo reconoce y ve una oportunidad de cambiar totalmente de nombre e inventar que Edward se ha suicidado y ahora es Guy.
Tenía un buen rato que no veía una película tan compleja como incómoda en muchos sentidos. Creo que este 2024 la experiencia más cerca a esto fue La sustancia con Demi Moore y esta no me incomodó como lo hizo Un hombre diferente. Puedo pensar que por la cuestión del género y que aquí el receptáculo del body horror y el rechazo es un hombre y no una mujer, me afectó un poco más. Lo cierto es que hubo escenas que me resultaban tan abrumadoras y no es que lo sean, pero me perturbaba.
Hay una escena particularmente abrasiva en la que Edward comienza esta metamorfosis física de una noche a otra. Pero eso no me incomodó tanto, sino que te das cuenta que Edward se rechazaba tanto a sí mismo que optó por inventar el suicidio de lo que llama “un familiar lejano”. Cualquiera pensaría que a partir de este cambio, Edward convertido en Guy sería un personaje más feliz. Es aquí en este punto donde la película se vuelve una dicotomía para luego, en un juego de elipsis de personaje, volver al punto de origen y la incomodidad se eleva al cubo.
Debo de reconocer varias cosas de Un hombre diferente la primera es que para mí no fue una película simple y dista mucho de ser algo fácilmente digerible para un espectador regular en el cine. Segundo, el personaje de Edward se vuelve incómodo en varios momentos y duele ver esa inseguridad en su ser contra sí mismo. Tercero, la actuación de Sebastian Stan es impresionante al desarrollar un personaje que dialoga con el trastorno disociativo pero su lucidez te dice lo contrario y por eso es que puedo decir que Stan entrega la actuación de toda su carrera hasta el momento. ¡La mejor actuación masculina del año!
Ahora, creo que la película se convierte en un reflejo de todas las inseguridades que cargamos día a día y que para algunos (para mí) resulta en una confrontación con lo que yo no acepto de mí mismo y de cosas que veo en los demás que me gustaría tener, también sin tener la certeza de que esos cambios en verdad pudieran ser el comienzo de una plenitud personal. En lo personal la película fue un reto en muchos sentidos y creo que no seré el único que salga del cine con la misma sensación.
La densidad de A DifferentMan de Aaron Schimberg con la compleja actuación de Sebastian Stan se vuelve una experiencia introspectiva al mismo tiempo que reflexiva. Es un reflejo intenso y oscuro entre el ego y la propia inseguridad humana.
Anora es ese personaje que representa las expectativas inexistentes pero que aún se sienten rotas, las esperanzas a la sombra de las posibilidades y también el regreso a la vida real. Sean Baker por medio de Anora nos dice que...