El fin de semana me topé con una película dentro del top de lo más visto en Netflix que, para quienes, como yo, disfrutamos de las películas catástrofe, llamaba la atención. Su título original Force of Nature (La Fuerza de la Naturaleza) prometía, más aún cuando en la imagen de propaganda se ve a Mel Gibson y una descripción un tanto abierta: “Ladrones despiadados. Una fortuna oculta. Y el huracán que se avecina. Sobrevivir implicará dominar más de una tormenta.”
No podía dejar pasarla.
Un huracán está por azotar Puerto Rico. Un policía con un pasado malo llamado Cardillo (Emile Hirsch) es obligado a reunir a los residentes de la ciudad de San Juan para refugiarse de la tormenta. Está acompañado por otra policía, Jess (Stephanie Cayo). Hacen una parada en un mercado para atender un problema: un tal Griffin (William Catlett) discutió con un lugareño por carne para alimentar a su mascota (es importante este animal al final de la película) y quedé detenido por el guardia del lugar. Los tres se dirigen a los apartamentos donde vive Griffin para que alimente a su animal y así salir al centro de refugio. Y en el medio un atraco: unos tipos realmente malos liderados por Juan el Bautista (David Zayas), quien ya ha demostrado lo letal que puede ser en una escena en un banco que abre la película y acumula su primera pareja de muertes, busca al dueño de cantidades de pinturas clásicas y originales que posee un sobreviviente del Holocausto (Jorge Luis Ramos), un vecino de Griffin.
Los policías no saben todo este trasfondo, y ahora deben evacuar a Griffin, al sobreviviente y a un duro paciente de diálisis con todo tipo de enfermedades que resulta ser un ex policía canoso llamado Ray, interpretado nada más ni nada menos que por Mel Gibson. Ray está acompañado por su hija Troy (Kate Bosworth), médica de profesión. A partir de ese momento, el atraco se materializa completamente y Ray y los otros no tardan en actuar a consecuencia. La pelea empieza, con un final hasta tragicómico gracias a la mascota de Griffin (realmente épico por lo absurdo).
La película, dirigida de manera competente por Michael Polish, está llena de clichés vetustos del género de acción. Sí: no hay casi nada de catástrofe. Ok, tal vez podríamos decir que está muy bien cómo todo se desarrolla en la tormenta constante, pero más no. Eso y que el 75% de la cinta suceda en la casa de apartamentos da una sensación de encierro y/o laberinto que es bastante admirable.
Por otro lado, las actuaciones están muy bien si pensamos en que son perfectas para el género, sobre todo si nos enfocamos en aquellas cintas de la década de 1980 hasta mediados de la de 1990. Por eso, la inclusión de Mel Gibson es acertadísima: es como si nunca haya podido despegarse de sus grandes papeles en Lethal Weapon, Maverick o The Patriot, o sea, ese hombre que de tan atrevido y tosco genera sonrisas con sus muecas.
Lo mismo que valoramos de la cinta es lo que hace de Force of Nature (La Fuerza de la Naturaleza) una película que seguramente no le gustará a muchas personas: lo que se propone es una película de acción corta, al pie, con algunos momentos de humor y una historia simple, en la que los balazos valen más que la imagen, el sonido, todo. Hace años eso cambió y el público busca algo más, es un poco más exquisito, digamos.
Estamos seguros que si Force of Nature (La Fuerza de la Naturaleza) se hubiera estrenado en 1992, 1993 o fechas cercanas, rompía los números de las taquillas. Ese tipo de historias (y final, repetimos, ESE FINAL), cerca de lo absurdo, ya no están de moda.
A su vez, Mel Gibson se ganó tantos pero tantos enemigos en el común de la gente que no todos lo pueden ver como lo que es: un artista, tanto dirigiendo como actuando.
Una lástima, por la nostalgia misma.
Una incisiva crítica al autoritarismo religioso moralmente cuestionable de la Iglesia Católica.
Gore extremo + comedia = Abigail.
Mstyslav Chernov plasma un cuadro realista e impresionista del sufrimiento humano más doloroso.
