Esta semana vamos a hablar de los villanos, del lado oscuro de la fuerza, de aquellos personajes que se oponen a los que nosotros amamos, y que en la construcción de una historia para cine o televisión, son tan (o más) importantes que los héroes.
Toda historia necesita un gran villano porque sin él, el héroe no puede brillar. Él es quien empuja y desafía al protagonista, obligándolo a cambiar. Para que el héroe logre su transformación, es necesario que transcurra por el conflicto, y es el villano quien lo proporciona. Al ver al héroe enfrentarse a estos obstáculos, el espectador desarrolla empatía. Cuanto más poderosas y complejas sean las fuerzas de antagonismo que se oponen al personaje, mayo será el cambio que tendrá que realizar el héroe.
Comúnmente, el camino del héroe es bloqueado por el villano, quien no solo busca hacerlo fracasar, sino que al principio un poco que lo logra. Construir una historia adecuada sin un excelente antagonista es casi imposible, ya que sin él, el bien no tiene nada sobre lo que triunfar. Algunas historias pueden existir sin ellos, pero a menudo son más débiles por esta razón.
Cuando el villano falla, la historia se resiente, pierde fuerza, y nosotros como espectadores perdemos interés. Entonces, ¿cómo se puede crear un antagonista efectivo? Bueno, en primera instancia, hay un par puntos clave que deben tenerse en cuenta:
- El villano es el héroe de su propia historia
- Necesita una razón legítima para sus acciones
- Requiere buen tiempo en pantalla
- Precisa una escena que tenga un buen discurso
- Nos podemos ver reflejados en él
- Puede ser externo al protagonista, muy cercano o una mezcla de ambas
El villano no cree que sea un villano. De hecho, es el héroe de su propia historia, lo que significa que cuando se mira el mundo desde su perspectiva, sus acciones son comprensibles. Por mucho que la audiencia lo odie, en algún nivel tienen que admitir que tiene algún tipo de justificación y la explicación de sus acciones debe darse a través de un gran discurso, este es el momento en el que trata de convencernos de que él en realidad es el bueno.
El discurso del villano debe ser elocuente, lógico y no debe dejar dudas, y también debe ocurrir en el medio de la historia, ya que es el villano quien obliga al héroe a actuar. No importa si el antagonista representa una amenaza para el mundo externo, si tiene o no algo que ver con el protagonista, si es un grupo de personas y no alguien solo, si es una fuerza/miedo que existe dentro del héroe o si es alguien que reúne todas estas cualidades.
Algunos de los mayores íconos del cine y la televisión son villanos: Joker, Voldemort, Darth Vader, Sauron. Estos son personajes complejos, cuya construcción tiene la misma dedicación y cuidado que la del héroe. Un villano completamente realizado es alguien que nos muestra partes de nosotros mismos y nos permite conectarnos de alguna manera con él, lo cual genera una incómoda tensión en los espectadores.
El villano por lo general experimenta una situación traumática que cambia su cosmovisión, al igual que el héroe, pero las reacciones que ambos tienen es lo que los distingue, es lo que resalta sus diferencias. El antagonista también es una persona, tiene sueños y miedos, heridas pasadas que lo han cambiado y una meta que, en su mente, es legítima. Crear un antagonista con características y pensamientos con los que los espectadores identificarse es clave en el éxito del personaje y también en el camino que recorrerá el héroe.
Sin embargo, hay una razón más fundamental por la que los villanos son tan importantes, y es que una pequeña parte de nuestro cerebro está llena de conflictos internos que nos hacen pensar diariamente cuál es el lado del bien y cuál el del mal. Los psicólogos freudianos se refieren a esto como la lucha entre el superyó, el yo y el ello.
Así como los héroes encarnan todos los rasgos que nos gustarían representar, los villanos se deleitan con los rasgos negativos que todos tenemos, pero que debemos suprimir. Tal vez disfrutamos del caos que genera el villano y hasta en cierto punto lo entendemos, pero la razón por la cual el malo tiene que perder es que nosotros sabemos que la sociedad no podría funcionar si todos se comportarían como él.
Aunque los escenarios y los géneros están sujetos a cambios constantes, ya que los gustos y las modas cambian junto con ellos, estos aspectos que mencionamos sobre los villanos se mantienen. Las metas malvadas de los villanos son los motores ocultos de cualquier gran serie o película, poniendo a prueba la resolución del resto, alterando el curso de sus vidas y, en última instancia, elevando al héroe. Sin embargo, los villanos no dejarán de ser el placer culpable favorito de todos.
