El western te gusta más de lo que piensas - Spoiler Time

El western te gusta más de lo que piensas

Back to the Future Western
Echa un vistazo al cine contemporáneo: los vaqueros no son los únicos que concluyen sus aventuras andando rumbo al atardecer...

El western fue el género dominante en los primeros años del cine, no sólo por la cantidad de películas, sino por el impacto de éstas. Muchos de los primeros títulos más relevantes pertenecieron al género, que además sirvió para asentar las bases de la mitología estadounidense a partir de leyendas como Billy the Kid, Wyatt Earp o Calamity Jane, e historias en torno a la conquista de la frontera.

Pero ni siquiera este legado le resultó de gran ayuda en un mundo cada vez más caótico y en el que sus mensajes y su simbología primaria parecían ser cada vez más obsoletos. La imagen del sheriff empeñado en mantener la justicia parecía difícil de creer tras sucesos como la II Guerra Mundial, la Guerra Fría, el asesinato de Kennedy, Watergate y Vietnam, los cuales erradicaron de golpe la vieja visión idealizada del país. El western evolucionó y aunque siguió dejando grandes títulos, fue incapaz de preservar su popularidad de antaño e incluso se vio condenado a un olvido casi absoluto.

Pero no murió, sino que como todo buen vaquero, esperó hasta ser necesitado nuevamente. Y así fue, con una notable evolución del género para el mundo contemporáneo, pero también como fuente de inspiración de incontables proyectos que de primera instancia parecieran no tener nada que ver con el oeste. Sí, por increíble que parezca, el impacto del western es tan grande que trasciende más allá del propio género.

Nuevas visiones del viejo oeste

El oeste es más que indios, vaqueros, pistolas y saloons. Es, en realidad, un reflejo del corazón de los Estados Unidos. Es por esto que, aunque la decadencia del país le ha hecho palidecer, también le ha permitido regresar con mensajes simbólicos cada vez más fuertes. La tendencia ha sido evidente en los últimos veinte años con cintas revisionistas de corte tradicional –El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Dominik, 2007), Temple de acero (Coen & Coen, 2010) o El renacido (González Iñárritu, 2015)–, neo-westerns que trasladan todo tipo de preocupaciones sociopolíticas al oeste contemporáneo –Secreto en la montaña (Lee, 2005), Sin lugar para los débiles (Coen & Coen, 2007) o Enemigo de todos (Mackenzie, 2016)– o incluso títulos inclasificables como Rango (Verbinski, 2011) con una camaleónica mascota como protagonista de su propia aventura. Todas ellas han brillado en mayor o menor medida en el Oscar.

El impacto del western es tan grande que trasciende más allá del propio género.

No menos destacada ha sido la labor de Quentin Tarantino, quien volvió a convertir el viejo oeste en un fenómeno masivo con historias de violencia extrema inspiradas de lleno en el spaghetti western. Django sin cadenas (2012) y Los 8 más odiados (2015) son los mejores ejemplos, pero distan mucho de ser los únicos, pues por curioso que parezca filmes como Kill Bill (2003 & 2004) o Bastardos sin gloria  (2009) también se apoyan mucho en esta tendencia. Mención aparte para Había una vez en Hollywood que plasmó la pasión del cineasta en una exquisita metanarrativa en la que el actor Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) al villano de la serie western Lancer. Títulos que dejan muy en claro que el western está en más sitios de los que habías imaginado y que te gusta más de lo que piensas, y no solo eso, sino que tal vez seas un gran aficionado.

Westerns que no son westerns

Poco antes del estreno de Logan (2017), el director James Mangold fue cuestionado sobre las películas en las que se había inspirado para el adiós del mutante. Tres de las siete que citó eran westerns: Shane: El desconocido (Stevens, 1953), Los cowboys (Rydell, 1972) y Los imperdonables (Eastwood, 1992), todas con protagonistas ansiosos por encontrar la paz y la redención, pero que son incapaces de hacerlo ante una última defensa de la inocencia aquejada por el peligro.

Esta influencia, aunada a elementos como son los parajes desérticos, el sueño de la frontera e incluso el paso del héroe por una granja que lucha contra el corporativismo han provocado que el filme sea etiquetado por muchos dentro del género. Más importante aún es que ha demostrado la maleabilidad de sus símbolos, que trasladados con enorme destreza a las adaptaciones de comics, la convirtieron en la primera película de superhéroes nominada al Oscar en una de sus cinco categorías principales y en una de las cintas más aclamadas del subgénero. No es, ni de cerca, el único ejemplo de un western que no es realmente un western.

WestWorld (Crichton, 1973) combinó la ferocidad del oeste con la ciencia ficción, una fórmula que décadas más tarde sería replicada por HBO para su serie homónima (Joy & Nolan, 2016). También por Volver al futuro 3 (Zemeckis, 1990) y Cowboys & Aliens (Favreau, 2011), solo que éstas no contaron con androides, sino con viajes temporales y extraterrestres respectivamente. Toy Story (Lasseter, 1995) trasladó la pérdida de popularidad del género al mundo de los juguetes con Woody padeciendo ante la llegada de Buzz Lightyear. Mad Max: Furia en el camino (Miller, 2015) construyó un western apocalíptico con Furiosa y el héroe titular al frente de una diligencia/camión tratando de escapar de temibles bandoleros que les persiguen en veloces caballos/automóviles.

Ni qué decir de The Mandalorian (Favreau, 2019), la joya de la corona de Disney+ sobre un pistolero que busca la redención con la protección de un inocente plasmado en la figura del popular Grogu a.k.a. Baby Yoda. Lo cierto es que Star Wars ya había dado algunos destellos del género, pero la influencia del oeste en el show es tal que su producción ni siquiera vacila en mostrar al personaje titular como un eterno forajido y sumido en duelos en las calles de pueblos desérticos, pero con la diferenciación de que estos no involucran balas sino lasers, los escapes no requieren caballos sino jetpacks y de que hasta ahora no hemos visto carteles de ‘se busca’. Un western en toda la extensión de la palabra y cuya popularidad es tal que el 50% de los usuarios darían de baja el servicio de streaming si el show fuera cancelado [vía].

Y finalmente Eternals (Zhao, 2021), la película destinada a catapultar al MCU de lleno al espacio, cuenta con una franca influencia en el oeste, que va de una Ajak (Salma Hayek) luciendo un tradicional sombrero vaquero mientras monta a caballo en una fotografía naturalista inusual para este tipo de producciones. Decisiones curiosas cortesía de Chloé Zhao, quien anteriormente plasmara su conocimiento y pasión por el género en títulos de altísima calidad como The Rider (2017) y Nomadland (2020). Sí, el más reciente filme en ganar el Oscar a Mejor película, se desarrolló en el nuevo oeste.

El western, un género muerto para muchos, en realidad está más vivo que nunca gracias una serie de elementos tan flexibles como trascendentes que les permite brillar en películas del género en estado puro, así como en títulos que nada tienen que ver con sus bases originales. Valdría la pena echarle un nuevo vistazo a tus películas y series favoritas, que quizá tienen más elementos del western de los que imaginaste.

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