Aunque uno se imagine que está frente a una historia clásica del nacimiento de una estrella musical como A star is Born (2018), Crazy Heart (2009), Rock Star (2001), entre muchas otras que abundan en la cartelera americana, en esta ocasión no es así, en Wild Rose (Wild Rose: Sigue tu propia canción) nos encontramos ante un drama que si bien es musical se centra más en el dilema familiar que encara la protagonista al tener que decidir entre su familia o su naciente carrera musical.
La cinta está actuada magníficamente por Jessie Buckley, actriz-cantante irlandesa que ha sido nominada al BAFTA como una de las jóvenes promesas de este 2019 gracias a su participación en este film y a su actuación en la serie Chernobyl (2019).
Jessie interpreta a Rose-Lynn, una aspirante a cantante de country que por errores del pasado termina en la cárcel y después de un año de cumplir su condena decide regresar a su hogar con sus dos hijos y tratar de recuperar su carrera. Ella tiene un talento increíble que rápidamente es percibido por la gente que la escucha, en especial por Susanah (Sophie Okonedo), una acaudalada empresaria que le da trabajo de afanadora, quien se dispone a ayudarla a lograr su mayor sueño: ir a Nashville, USA, lugar del que han salido las estrellas más importante del country. A pesar de que su talento es palpable, su madre Marion (Julie Walters) sigue viendo en ella la niña inmadura que pone en riesgo a sus hijos cada vez que hace una de sus locuras. A lo largo de la película ella tendrá que madurar y tomar una decisión fundamental en su vida: cuidar a su familia o su carrera musical.
Wild Rose: Sigue tu propia canción es un drama muy bien realizado que, como anticipamos, recae totalmente en la actuación de Jessie Buckley, quien lo hace de manera excelente, al igual que el personaje que interpreta. El talento de esta actriz es evidente en todos los aspectos, tanto en actuación como en la interpretación vocal que hace de las canciones del film. El guión de Nicole Taylor sobresale por correrse de la historia tradicional ofreciéndonos una serie de sorpresas a lo largo del film que lo hacen distinguirse de sus contrapartes hollywoodenses, lo cual se agradece. La relación que tiene Rose con su madre y con sus nietos incrementan la carga dramática de la trama, y esta no es gratuita: Taylor impregnó el guion con vivencias personales para que fuera más real y eso se nota en la pantalla.
Por otro lado en el aspecto musical, el estilo es totalmente country, obvio, pero gracias a la buena selección de temas y a su inclusión en la trama, los que no son afectos a tal tipo de música la encontrarán agradable, profunda y expresiva.
No podemos negar tampoco que Nicole Taylor también incluyó muy bien (ahora explicaremos el “muy bien”) en esta historia el empoderamiento femenino (tan de moda en estas fechas), y en ese sentido la cinta está centrada precisamente en ver cómo una mujer lucha por el éxito y por cumplir sus sueños. Sin embargo a diferencia de otros tratamientos del tema, aquí las barreras no son de género: el principal obstáculo para la realización de los sueños es Rose-Lynn misma, con todos sus errores del pasado de los cuales debe aprender y hacerse responsable para poder salir adelante.
Pero...
Es un excelente drama que refresca las pantallas en esta temporada de estrenos navideños, el único pero que le podemos encontrar es que toda la película está centrada en la música country y esto tal vez no sea del agrado de todos (como ocurre con las películas de hip hop).
Otro error es tratar de compararla con películas como las que mencionamos en nuestra introducción ya que esto sería un error ya que el acercamiento al tema es a través de otra perspectiva (la inglesa) y con un feeling más “independiente”.
Encore
Wild Rose es un excelente drama familiar centrado en la música country, en el que vemos la historia clásica de “la estrella naciente” pero de una manera más cruda y real, cercana a nosotros. Aquí no hay problemas con drogas, con el alcoholismo o con la industria musical, al contrario: es una reflexión acerca de cómo definimos nuestras metas en la vida y cómo estas afectan a las personas que nos rodean.
Es una película que nos invita a seguir nuestra propia canción sin olvidar nunca que no hay lugar como el hogar.