Casi al mismo tiempo, HBO y Apple TV+ lanzaron una serie sobre la misma persona: Magic Johnson. Mientras la primera se centró más en los Lakers de 1980, la segunda se enfocó más en el jugador, pero la realidad es que una está creada para desmentir a la otra.
La forma en la que Winning Time presenta a Magic Johnson es completamente diferente a la manera en la que él se muestra en el documental de Apple. En el show de HBO, Magic es alguien arrogante, a veces egoísta, super carismático, mujeriego, bastante mentiroso y que siente una necesidad insoportable de agradarle a todo el mundo. Esto, obviamente, no le cayó nada bien al Johnson de la vida real.
Desde que se anunció la serie de Winning Time, ninguno de los jugadores de los Lakers de aquel momento se sintieron cómodos con su representación, pero todos los manejaron de diferentes maneras, algunos ignoraron el show, Kareem se quejó por la caricaturización suya y de sus compañeros, Jerry West denunció a HBO y Magic se encargó de liderar su propio documental en caso de que el programa fuera muy lejos con sus aventuras nocturnas.
En They Call Me Magic, Earvin Johnson se encarga de contar su historia de vida, pero curiosamente ignora alguno de los rumores y de las historias más jugosas. En el documental, Magic supera todos los obstáculos de su vida con tanta facilidad que no se desarrolla ningún drama. Crece en una familia honesta y obrera en Lansing, Michigan, y mientras perfecciona sus habilidades de baloncesto, muchos intercambian boletos fuera de sus partidos de la escuela secundaria para poder verlo, es así que recibe su apodo y avanza sin problemas al nivel universitario, donde lleva a Michigan State al campeonato de la NCAA de 1979.
Johnson se salta el último año de la universidad y se convierte en profesional, uniéndose a Los Angeles Lakers y ayudándolos a llegar a la final de la NBA de 1980. Mientras tanto, Magic disfruta del estilo de vida de las celebridades, negándose durante años a comprometerse con su novia de la infancia, Cookie, aunque ya sabemos cómo termina esa historia porque actualmente están casados.
Aunque tiene muchas imágenes de archivo del alboroto mediático en torno a los Lakers, la serie presenta muy poca acción de los partidos y todos los entrevistados (ex compañeros, entrenadores, familiares, etc) son positivos y agradables, elogiando a Magic y siempre dejándolo bien parado.
Si bien se cuentan algunas anécdotas banales, la forma en que los problemas serios prácticamente no representan una amenaza para él raya en lo cómico. Como muestra Winning Time y cómo contamos en uno de nuestros artículos sobre el show, la NBA en ese momento era una liga plagada de violencia, escasa cobertura televisiva en vivo, tensiones raciales y cocaína; pero en la docuserie la llegada de Johnson parece arreglar todo esto de la noche a la mañana.
La conmoción de que le diagnosticaran VIH positivo en 1991 solo lo lleva a un breve período de introspección antes de que acepte alegremente el desafío de desestigmatizar la condición. Incluso los disturbios de Rodney King en Los Ángeles sirven principalmente como inspiración para el espíritu empresarial posterior a su retiro de la NBA.
Los demonios personales pronto se solucionan, mientras que los enemigos de Johnson son encantados por su carisma, vencidos fácilmente o ambas cosas. Magic es pintado como un ganador que casi nunca tuvo conflictos importantes en su carrera, pero ignora su aspecto super competitivo, sus problemas con Nixon y Kareem en LA, su vida nocturna, los rumores de que durmió con más de 500 mujeres y cómo sobrevivió en una liga que fue dominada por las drogas durante varios años.
Earvin “Magic” Johnson es uno de los mejores jugadores de la NBA y una de las personalidades más carismáticas, pero estaba tan asustado con lo que se podía contar en Winning Time que creó una docuserie aburrida que funciona prácticamente como una publicidad, un género documental del que ya hablamos anteriormente y que no le hace nada bien al arte audiovisual.
