El Canto del Cisne es una buena retórica futurista, pero…

Sucede que hay películas futuristas que, como su nombre lo dice, se adelantan muchos años y nos muestran su visión de lo que será la existencia de la humanidad, algunas veces ya a la vuelta de la esquina, pero otras, puede que no alcancemos a ver su cumplimiento.

Quiero comenzar por un breve recorrido de futuros distópicos que nos ha regalado cine solo como un mero preámbulo para poder hacer un marco teórico de la película sobre la que quiero escribir.

Soylent Green de 1973 con Charlton Heston nos mostró un mundo con campos de concentración en los que a las personas mayores las hacían morir para convertirlas en una especie de barra nutritiva que alimentaba, a forma de socialismo arcaico, a los habitantes de la humanidad. No quiero espantarlos, pero nuestros abuelos ya no alcanzaron a vivir esta distopía como nosotros la estamos sobreviviendo actualmente.

Artificial Intelligence de 2001 con Haley Joel Osment nos actualizaba el cuento de Pinochio por medio de una lectura sobre la inteligencia artificial. ¿Qué pasaría si los robots pudieran tener sentimientos? Peor aún: ¿qué pasaría si los humanos desarrolláramos apegos emocionales con estos artefactos? Aún no llegamos a este tipo de futuro, seguramente muchos no lo alcanzaremos.

She del 2013 con Joaquin Phoenix, seguramente es de la que estamos más cercanos al mostrarnos algo con lo que tenemos relación día a día: Alexa y Siri. ¿Nos podemos enamorar de un software? ¿En realidad podemos llegar a sentirnos tan solos que nuestros sentimientos pueden responder a una realidad provocada por un algoritmo programado? Este futuro sí lo tenemos aun más cercano.

Y en este panorama o tradición aparece Swan Song (El Canto del Cisne).

Swan Song (El Canto del Cisne) es la ópera prima de Benjamin Clearly. Plantea la idea acerca de la clonación humana desde el punto de vista de sustitución afectiva y personal. Cameron, interpretado por un magistral Mahershala Ali, es un publicista y diseñador gráfico que acaba de recibir un diagnóstico de pocos meses vida. Poppy (Naomie Harris), acaba de enterarse que está embarazada de su segundo hijo con Cameron. Cameron tiene la posibilidad de entrar en un proyecto donde podrán hacerle un clon para que lo sustituya cuando él muera sin que nadie de su familia pueda ni siquiera notarlo. Todos los recuerdos, ideas, personalidad, proyectos y también defectos de todo tipo serán traspasados sin falla, una premisa interesante que es contada conforme Cameron va pasando cada uno de los recuerdos a su clon, hasta que llega el momento en que su enfermedad no lo deja llegar más a su casa y su copia debe sustituirlo. La copia está totalmente consciente del papel que va desarrollar; ya tiene sus recuerdos, sus apegos e ideas implantados: él será, de ahora en adelante, el nuevo Cameron.

En la cinta todo está plasmado de una narrativa casi onírica con ligeros regresos a la realidad porque el personaje principal está en sus últimos meses de vida y sin que su familia lo note, inventando viajes de negocios, por ejemplo. Él se encuentra recluido en la clínica donde va a pasar su muerte y darán libertad al clon.

La idea no es del todo descabellada, es lo más atemorizante y retador de este futuro distópico. Probablemente en muy poco tiempo podremos adquirir seguros de vida que nos den una calca de nosotros mismos que nos sustituya en el momento que ya no estemos para evitarle el dolor a nuestra familia. Aquí la intención de Cameron para ser sustituido tiene complejidades morales complicadas porque su temor no es que vaya a morir, sino la propia fragilidad que su esposa muestra hacia este tema. Además, con un hijo en camino, Cameron toma la decisión de morir solo para no hacer pasar a su esposa e hijo por una irreparable ausencia.

No le veo ningún pero a esta película. Desde el principio engancha y muestra un tema que conmueve por la emoción que el espectador va creando con cada uno de los personajes y su relación con Cameron, incluso el clon. Es un tema existencialista y filosófico, la cinta deja a quien la ve en un estado de reflexión interesante, tal cual como las películas que mencioné al inicio del texto lo hicieron en su momento.

Swan Song (El Canto del Cisne) es una interesante historia con giros emocionales muy buenos que por medio de una narrativa rota en el tiempo nos va enganchando con su personaje principal hasta que nos convence de su propia idea que ocasiona la decisión final. ¡Es algo interesante en lo que podemos generar una buena introspección!