Recuerdo bien que hacia finales de 2021, un fenómeno bastante inusual nos tomó por sorpresa a todos los que disfrutamos de ver series. Algo llamado El Juego del Calamar, proveniente de Corea del Sur, tenía a todo el público hablando de ello. La serie de ficción era perversa y cautivadora por el solo hecho de juntar a un grupo de personas, provenientes de distintos estratos de Corea, para luchar por un millonario premio en el que había altas probabilidades de perder. El fenómeno fue tal que ese mismo año, los monos rojos (que ya previamente habían sido un símbolo de La Casa de Papel) con caretas negras y los pants verdes se convirtieron en los disfraces más solicitados para el Halloween venidero.
El Juego del Calamar: El Desafío es un reality tan fascinante como incómodo de ver al mismo tiempo
Pasados solo dos años, Netflix vuelve a sorprendernos con una nueva serie derivada de este universo televisivo, pero no se trata de una nueva temporada (la cual ya está en desarrollo), sino de trasladar la idea de El Juego del Calamar a un reality propio donde 456 participantes de todo el mundo se enfrentarán a las mismas pruebas de la serie de ficción para tratar de obtener un premio de 4.56 millones de dólares. Cuando se anunció la idea nunca reparé en lo que esto significaría a nivel televisivo hasta verlo ahora que El Desafío es ya una realidad.
Desde sus primeros minutos quedé sorprendido porque la producción del reality se tomó muy en serio la adaptación de la serie insignia en casi todos los elementos que formaron el show. El diseño de arte de recrear los sets de juego, el dormitorio común de los participantes y hasta los vigilantes encargados de poner orden y control. Sin duda si viste El Juego del Calamar sentirás fascinación por la recreación hecha para el show de competencia. Pero, a mí parecer, todo cambia y se vuelve más perturbador cuando el juego de Luz Verde, Luz Roja comienza y el juego por convertirse en ganador se vuelve una realidad.
No podía creer que minuto a minuto que pasaba estaba estresado por lo que los jugadores estaban enfrentando y lo que aún estaba por venir para cada uno de ellos. Cada momento me hacía cuestionarme: “¿Qué carajos llevó a estas 456 personas a ser parte de un reality tan perverso como este?”. En efecto usé la palabra perverso porque es lo que es y es aquí donde vuelvo a la idea de la gran adaptación de la idea original. Esta vez no se trata de una trama ficticia, esta vez los participantes son reales y están dispuestos a sacar sus demonios para luchar por obtener la millonaria cifra.
El Juego del Calamar: El Desafío presenta las versiones más despiadadas del ser humano y también las más egoístas. Episodio a episodio se pueden ver las alianzas a modo por tratar de seguir adelante hasta el final, pero también las traiciones que están a la orden del día, y muchas de ellas se dan a través de un nuevo elemento en la trama. Para causar el drama y el conflicto que este tipo de shows necesitan, la producción introdujo una serie de decisiones morales con las que todos los sobrevivientes tendrán que lidiar. Mini retos donde tendrán la oportunidad de eliminar a alguien más o incluso autoeliminarse si no toman una decisión correcta. Esto da como resultado conflictos personales entre los participantes que ven entre ellos a los rivales más fuertes para vencerlos antes de que estos pasen más tiempo en el juego.
Aun sabiendo y habiendo visto todo esto, existe un morbo por ver que decisiones tomarán cada uno de los participantes para llevarse el premio. La competencia “sana” queda a un lado para verlos saciar su hambre de ambición y poder. Existe incomodidad, pero el espectáculo sigue siendo tan cautivador uno termina por preguntarse que haría uno en el lugar que tienen estos participantes. No dudo que El Juego del Calamar: El Desafío causará mucha conversación sobre el dilema moral de tomar una idea donde el mal y la tortura ajena es la correcta para crear un show así.
Tras haber visto los primeros cinco episodios (y en espera de cuatro más que estrenarán la próxima semana y el gran final que llegará el 6 diciembre), no de dejado de cuestionarme si el origen del reality es bueno. Lo que sí no puedo negar que como espectáculo televisivo y sobre todo de competencia, será de lo más refrescante que se puede ver en este tipo de realitys.
Solo una cosa más: Netflix perdió la oportunidad de presentar el estreno de la serie con episodios semanales, lo cual le hubiese generado tener una conversación en redes durante más tiempo.
