De nuevo los británicos nos sorprenden con esta miniserie de cuatro episodios que pone al filo del asiento a cualquier espectador. Se trata de Born to kill de Channel 4, escrita por dos mujeres: la guionista Tracey Malone y la actriz Kate Ashfield.
La trama gira en torno a un joven carismático llamado Sam Woodford, que parece albergar tendencias psicopáticas secretas a raíz de un trauma ocurrido en su infancia.
Tracey Malone ya tenía experiencia en los dramas criminales y policíacos ya que en el 2016 escribió la miniserie Rillington Place, basada en hechos reales sobre el asesino en serie John Christie, aunque con este thriller psicológico nos ha dejado sin habla. Es verdad que actualmente hay muchas series sobre asesinos seriales, pero son pocas las que se atreven a poner de protagonista a un adolescente.
Sam parece ser el típico chico bueno, se preocupa por su mamá, defiende a los débiles, en sus ratos libres lee a los ancianos del hospital donde trabaja su madre y además está en el equipo de natación de su escuela.
Sin embargo, a Sam le cuesta hacer amigos, no siente empatía por los demás y lo único que le motiva es saber la verdad acerca de su padre. Porque este chico vive obsesionado con él, con un padre ausente que se supone ha muerto.
Born to kill es una serie que logra perfectamente que la audiencia se angustie tanto por el destino del protagonista como por la suerte de sus víctimas.
El espectador tiene la ventaja de conocer las oscuras intenciones de Sam antes que sus conocidos y familiares. Lo vemos ensayar en su cuarto la historia heroica de cómo murió su padre y sabemos que su fachada de niño bueno es tan falsa que tememos descubrir cuál será su siguiente paso.
Y cuando llega el momento no podemos creer que ese adolescente es capaz de hacer tanto mal y disfrutarlo.
Los encuadres de la cámara, los colores, el silencio y la música, absolutamente todo nos traslada a una atmósfera perturbadora y macabra que logra provocar escalofríos al espectador.
Aunque gran parte de la genialidad de esta serie se debe al gran trabajo que hace el actor Jack Rowan al interpretar a Sam. Con sólo una mirada o una sonrisa nos intimida, nos hace sentir miedo, porque sabemos que detrás de ese gesto se esconde un asesino nato.
Si te gustan las series de suspenso, definitivamente Born to kill es una serie imprescindible que debe estar en tu lista. Perfecta para verla en un sólo día.
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