Elizabeth Olsen es la joya que impacta al espectador en Love and Death

La mañana del 13 de Junio de 1980, Candy Montgomery asesinó con 41 hachazos a una de sus mejores amigas, Betty Gore, porque la víctima descubrió que Candy había tenido un romance con su esposo hace apenas algunos meses.

El caso escandalizó a la comunidad de Wylie, Texas y a la congregación metodista a la que Candy asistía junto con su esposo Pat. Allan y Betty Gore asistían a la misma congregación. Ambas parejas eran excelentes vecinos. Un día, Candy, con 30 años de edad, sugirió un romance a Allan y este un poco reticente aceptó la propuesta. El juicio tuvo una duración de varias semanas, cosa que inspiró para que exista la gran serie Love and Death con Elizabeth Olsen como Candy.

Love and Death pasó desapercibida en HBO Max porque todos mirábamos la última temporada de Succession, pero hicimos mal, ya que Love and Death tiene un gran nivel, ya que el creador, David E. Kelley, nos trajo grandes series como Big Little Lies. Por supuesto que sabe cómo mantener al espectador a la orilla del asiento con una historia real de la década de los ochenta.

Sin embargo, y teniendo el conocimiento que David es muy bueno con sus series, ver una historia repetida en otra plataforma sobre el mismo caso me desanimaba un poco. Y es que la historia ya la habíamos visto en Candy, un show con Jessica Biel para Hulu. Es exactamente la misma trama y también la actriz da una de sus mejores interpretaciones en mucho tiempo. Esta repetición y falta de creatividad en la industria me rebasa muchas veces porque es una pelea por suscriptores, pero es Elizabeth Olsen, no podía dejarla pasar.

Ella ya me había convencido desde una película remake, La casa muda (2011), donde interpreta a una mujer atrapada entre la realidad y la oscuridad de sus pensamientos y eso la lleva a una dura verdad que la termina por quebrar. Desde ahí vi que teníamos un talento fuerte, pero Marvel se cruzó en el camino para convertirla en la Bruja Escarlata y no tuvimos oportunidad de explorar esos niveles dramáticos de la actriz. Y aunque vi un poco de eso en Wandavision, siempre ha sido excelente en personajes desequilibrados.

Love and Death explora las motivaciones de una mujer que se siente engullida por la monotonía de su matrimonio insípido. El personaje tiene unos matices tan dulces que causan una simpatía por el diablo que tiene dentro, y hago referencia al demonio porque Love and Death discursa con la existencia de la maldad interna que todos llevamos dentro, incluso si vamos insistentemente a la iglesia todos los domingos o si somos parte del coro o si somos participantes del consejo organizador. Y es que primero somos seres humanos con traumas y errores. Esta oscuridad del personaje es abordada por Elizabeth Olsen con una seriedad que asusta en pantalla, por momentos puede parecer tan fría y calculadora, pero otros muy frágil y expuesta. Olsen es impresionante.

De hecho la serie comienza de forma elíptica, por una escena final de un asesinato que, si no conoces el caso y no vas al internet a investigar, te mantiene atento sobre quién será la víctima. Esto ayuda mucho a que la serie impacte al espectador con un desarrollo misterioso, y las actuaciones de Jesse Plemons (en el papel Allan) y Elizabeth Olsen te vuelan la cabeza. La química entre la pareja principal, me refiero a los adúlteros (pecadores), es muy buena y ella aprovecha perfectamente el contexto de sus personajes para aumentar ese desconcierto que trae cargando desde niña y que solo mitiga un poco con la religión. 

Algo que quiero destacar, y que es algo muy sutil en el guion de la serie, es la crítica a la religión y al fanatismo. Hay una situación donde el abogado de Candy, también congregante de la misma iglesia, manipula al Pastor para que con su testimonio acerca de la siempre pulcra conducta de Candy Montgomery pueda convencer al jurado de que ella conscientemente no sería capaz de asesinar a nadie, mucho menos de golpear 41 veces con un hacha. Eso realmente me impactó mucho: la influencia de una autoridad “espiritual” en una situación como esta, que se replica en muchas sociedades aun en la modernidad. 

La gran falla que tiene la serie, pero que para nada la derrumba, es que en las escenas que Elizabeth Olsen no aparece o que no interacciona con Jesse Plemons se siente totalmente aburrida, no proporciona mayor contexto de los personajes circundantes en la vida social de Candy. Me refiero al propio Pat (interpretado por Patrick Fugit), su esposo y a la víctima. La serie nunca explora cómo fue que Betty Gore (interpretada por Lily Rabe) se enteró de la infidelidad de Allan; solamente podemos ver un cambio de actitud que nos lleva a la conclusión fatal que ya conocemos, pero tampoco importa tanto al final porque lo hecho, hecho está, y no puede ser cambiado.

Love and Death es una serie que más que repetir un caso tan impactante de finales de la década de 1980 en la sociedad norteamericana nos muestra a una Elizabeth Olsen mucho más madura en su actuación y fuera de los artificios de los efectos especiales de Marvel. Ella es extraordinaria en todo momento; incluso hay partes en las que me da escalofríos y me creaba sentimientos encontrados respecto al personaje. Tenemos una gran actriz frente a nosotros.