El regreso de “Jane The Virgin” fue genial, mucho humor y Gina Rodríguez demuestra otra vez lo gran actriz que es.
En el final de la temporada pasada el bebé de Jane había sido secuestrado por “Sin Rostro” y la verdad es que pensaba que podría ser un tema para muchos capítulos…. “Después de mucho sufrir en la mitad de temporada encuentran a Mateo”. Pero no, “Jane the virgin” es una comedia y si algo no va a pasar es esto y gracias a Dios que no pasó.
Diez minutos de capítulo tardó en aparecer el bebé, Sin Rostro lo cambió por un pin que Luisa le había sacado y en eso diez minutos, todos recordaron porque había sido tan exitosa la serie en su primer temporada.
Luego de que todo vuelva a la “””normalidad””” Jane tiene problemas con el bebé porque no lo puede amamantar y eso la tiene sin dormir. Todo el episodio es sobre ella tratando de ser una buena madre y echándose la culpa por lo que le había pasado a su hijo. Jane necesita ser una buena madre y para eso requiere de la ayuda de toda su familia.
Rafael no está muy cómodo con toda esta situación ya que no puede pasar mucho tiempo con su hijo porque no sabe cómo entrar a esta familia tan unida, siente que siempre está de más. Le pide un consejo a Michael, él obviamente lo ayuda, algo que Rafael agradece mucho y lo hace frente a Jane. Así que los dos están compitiendo por ella, pero lo hace como dos caballeros.
Jane hace que Rafael se quede en su casa unas semanas para que pueda estar con el bebé más tiempo y eso seguramente genere mucha tensión. Al final del capítulo hay una escena muy entretenida.
Alba y Xiomara son el soporte de Jane, Rogelio no sabe muy bien cómo ayudar y por su culpa, Jane tuvo TODA la prensa atras de ella y su bebé milagroso.
¿Qué pasa en el hotel con Petra? El hotel está bien y por ahora no es un problema, Petra tiene el esperma de Rafael y después de muchas idas y vueltas se lo insemina gracias a la ayuda de google.
La verdad que el regreso de “Jane The Virgin” fue genial, mucho humor y Gina Rodríguez demuestra otra vez lo gran actriz que es.
Así, la película de Mendonça Filho, aunque anclada en la dictadura brasileña de 1977, resuena profundamente en un contexto latinoamericano contemporáneo donde el miedo, la impunidad y la connivencia entre el poder y el crimen siguen siendo males estructurales.