Disney vuelve a las andadas presentando la última adaptación de uno de los clásicos juegos de su parque de diversiones. Uniéndose a la longeva franquicia de Piratas del Caribe y la fallida Casa embrujada, esta semana se estrena en cines Jungle Cruise y por Disney Premium Access.
Jungle Cruise zarpa en un emocionante viaje para conquistar el verano, pero…
La película dirigida por el director español especialista en cintas de acción Jaume Collet-Serra (The Shallows, Unknown, Non Stop, The Commuter, etc.) nos cuenta la historia de la Dra. Lily Houghton (Emily Blunt), quien viaja desde Londres a la jungla del Amazonas buscando un mítico árbol que tiene propiedades curativas tan poderosas que ayudarían a toda la humanidad. Junto con su snob hermano, Mac Gregor (Jack Whitehall), emprenden el largo viaje para adentrarse en la peligrosa selva. Para poder llegar al dichoso árbol, Lily tiene que contratar los servicios de un capitán local, Frank Wolff (Dwayne Johnson), quien además de ser un timador oportunista presume de ser muy encantador.
Así, se embarcan a bordo del maltrecho bote del capitán para encontrarse con todo tipo de amenazas y peligros que harán de su viaje una aventura épica. Sin embargo, la mayor amenaza viene de los elementos sobrenaturales que se encontrarán en el camino, y precisamente esos elementos son los que hacen la diferencia de esta cinta con otras películas parecidas de antaño como los clásicos de John Huston. Uniéndose al cast principal tenemos como antagonistas a Edgar Ramírez y Jesse Plemons quienes desean a toda costa quedarse con el botín de tesoros y de paso buscan venganza desde tiempos inmemoriales. A su vez, tenemos la participación del siempre efectivo Paul Giamatti como el dueño de la compañía de cruceros.
Collet-Serra, con un enorme equipo de escritores, desarrollan una historia que bien le debe mucho de manera espiritual a las grandes cintas de aventuras como las de Indiana Jones, La momia y otras muchas. Sin embargo, se logran despegar de esas al integrar tantos elementos fantásticos que la ubican completamente fuera de este mundo, lo cual les da la oportunidad de integrar grandes referencias al juego de atracción original del parque.
Por otro lado, el papel del personaje de Lily es completamente feminista y contrasta con el totalmente contrario Capitán, logrando hacer una mancuerna que funciona a nivel de diferencia pero elimina por completo alguna “química” romántica entre los protagonistas.
El gran colmillo retorcido del director hace que la cinta fluya de manera muy dinámica durante las dos horas que dura la historia, con un evento tras otro y con una gran cantidad de bien logrados efectos de CGI (no por nada se gastaron más de 200 millones de dólares), logrando mezclarlos con chispazos de comedia.
Sin embargo, el director también saca a flote todos los trucos que aprendió al dirigir cintas de terror como La huérfana y House of Wax brindándonos un tercer acto que abunda en elementos macabros sobrenaturales.
Pero...
La combinación entre aventuras, comedia y lo sobrenatural aunque suena muy bien. A la hora de desplegarse en la pantalla pierde completamente su identidad ya que falta el quinto elemento que hace que todo se cohesione: el romance. Y es la parte que más nos duele: Disney sacrificó el romance por ser más incluyente al integrar a un personaje que es completamente feminista y que, obviamente, no se iba a dejar conquistar por un cliché andando como lo es La Roca.
En resumen
Jungle Cruise es una cinta entretenida, para toda la familia, con una efectiva dirección que hace que por momentos sea graciosa, emocionante y divertida. Sin embargo, en el fondo algo falta. Es una película que, no hay que negarlo, muy impresionante en su realización pero que nos queda a deber en lo emocional. Una película para conquistar la taquilla y las pantallas del streaming.
