La película Los Humanos es un teatral reflejo de la complicada condición humana
Richard Jenkins, Amy Schumer, Steve Yeun, Beanie Feldstein y Jayne Houdyshell destacan en The Humans, una gran película que puedes ver hoy mismo en MUBI.
Muchas veces la realidad humana, me refiero a la más interna e intimista e individual, es tan oscura, putrefacta y decadente que seria emocionalmente pornográfico mostrarla tal cual en la pantalla, y para eso se toman metáforas imagológicos que funcionan dentro de un juego de fichas semióticas que comuniquen esta condición del ser humano.
Es dicho que la familia es el núcleo de la sociedad. A partir de esta es que cada uno de todos tomamos un modelo a seguir o no. Lo que sí es cierto es que no hay mejores ni peores enemigos que la propia familia: de parte de ellos logramos una desconfiguración o codificación emocional que nos marca para toda la vida.
Una de las mejores películas que he visto sobre esto es August: Osage County de John Wells con guion para la pantalla de Tracy Letts basado en su propia obra de teatro, la misma que relata la convivencia de toda una familia alrededor de una sola mujer dominante y al mismo tiempo tóxica y destructiva, Violet Weston, en la piel de una impresionante y odiosa Meryl Streep. La historia mostraba, sin estos juegos semióticos, la crudeza de los círculos viciosos pero también destructivos con los que nos enrolamos dentro del núcleo familiar. Una historia fuertísima emocionalmente hablando pero edificante y esclarecedora al mostrar esa podredumbre que todas las familias guardamos abajo de la alfombra.
Stephen Karam, director y escritor de The Humans (Los Humanos), ya había ganado el Premio Tony por su trabajo como director y escritor de teatro. Esta es su ópera prima basada en su propio texto homónimo donde plasma con una semiótica preponderantemente visual y narrativa la condición emocional de una familia norteamericana en la ciudad de Nueva York en la víspera de la cena de Acción de Gracias.
Crédito: MUBI
Karam coloca a sus personajes dentro de un apartamento que de entrada, por algunos detalles de uso y construcción, parece inhabitable: tiene goteras, animales, grietas y humedad… por no decir la claustrofóbica ubicación en la que se encuentra. Primero que nada hay una teatralidad intrínseca en el guion del director, desde la situación de cada uno de los personajes hasta la colocación de la cámara. Karam logra una intimidad con el espectador que lo va involucrando con cada uno de los participantes de la cena por medio de planos expresivos sostenidos para luego abrirse a un plano general que denota el nivel de destrucción emocional y lo vincula simbólicamente con la condición del propio departamento.
La película es un juego emocional bien cargado de un lenguaje imagológico y teatral bien definido. Los personajes, como toda familia en una reunión de este tipo, en el inicio pretenden aparentar que todo es perfecto aunque no lo estén y el director lo demuestra por los ligeros enfrentamientos que cada uno van teniendo a lo largo de la noche: resentimientos, rivalidades, engaños, fanatismo religioso, xenofobia, insatisfacción laboral y sentimental, etcétera. Todo también representado por un departamento que parece que se cae a pedazos, al mismo tiempo que ellos.
Crédito: MUBI
Los actores Richard Jenkins, Amy Schumer, Steve Yeun, Beanie Feldstein y Jayne Houdyshell a modo coral van apareciendo dentro de la historia. Todos tienen una participación importante y son extraordinarios. No tengo idea si tienen alguna experiencia teatral, parece que sí, porque supieron entender el lenguaje semiótico de Karam y transmitir esas emociones emocionalmente claustrofóbicas. Siempre es más difícil para un actor lograr una contención emocional como parte de su desarrollo de personaje que una fluidez en las propias emociones y cada uno de estos titánicos intérpretes llega a algo extraordinariamente desolador.
Crédito: MUBI
En conclusión, The Humans (Los Humanos) de Stephen Karam es una película que es aterradoramente efectiva en comunicar lo monstruosamente frágil que es el ser humano y cómo esa fragilidad regularmente es transgredida por la propia familia. Al mismo tiempo crea un efectivo lenguaje simbólico por medio de estas metáforas visuales que hacen notar al espectador la decadencia familiar que existe y las grietas que con el desgaste del tiempo se van abriendo cada vez más.