¿Qué hace que los villanos y villanas de telenovelas latinoamericanas sean tan particulares?

Las telenovelas son un género en sí mismo. Solemos llamar así a los melodramas con los que hemos crecido en Latinoamérica. ¿Cuántas tardes hemos pasado viendo las novelas protagonizadas por Thalía?

Algo característico en las telenovelas son sus villanos, quienes han quedado marcados en la cultura popular. Estos son personajes capaces de todo, sin límites para hacer el mal y así lograr sus cometidos. Pero ¿por qué son tan importantes? ¿Qué es lo que los hace tan particulares?

Lo primero que se me viene a la mente es que juegan con aquello que parte de lo considerado bueno moralmente hablando. ¿A qué me refiero? Es muy habitual ver cómo los villanos y villanas, que si bien sabemos que en su mayoría suelen ser mujeres pero eso es para otro análisis, juegan con cuestiones inaceptables: embarazos que son mentira, enfermedades terminales que no existen, secretos de identidades y cuestiones que podrían catalogarse de “males cotidianos”. A diferencia de otros villanos en otras producciones donde su mal lo realizan desde una violencia mucho más explícita, en las telenovelas esta maldad está solapada. Son secretos que se van encarnando en las historias y que reflejan una cierta cotidianidad, y son esas situaciones que se encarnan en uno porque es algo que podría pasar. Todos podemos ser engañados, y justamente los villanos y villanas de telenovela toman eso, y por supuesto se lleva al extremo.

Estos némesis no dejan de reflejar esa cotidianidad relacionada a vínculos tóxicos de los que hemos sido víctimas y algunas veces hasta victimarios. Los villanos y villanas de telenovelas logran llevar al extremo algo muy cotidiano, volviéndose así más palpables y a la vez interesantes. Y si bien reconocemos el punto de exageración, eso está más vinculado al género melodramático que a las historias en sí mismas.

Como explique anteriormente, la particularidad de las villanas y villanos en las telenovelas está ligada a llevar al extremos situaciones cotidianas que moralmente están establecidas como que está mal jugar con ellas.