Maléfica fue la verdadera piedra angular de la revolución del Universo de las Princesas de Disney - Spoiler Time

Maléfica fue la verdadera piedra angular de la revolución del Universo de las Princesas de Disney

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Desafiando el status quo, animando al público a cuestionar los estereotipos y aceptando la diversidad en las narrativas.

Angelina Jolie confirmó que se producirá una tercera entrega de la saga de películas Maleficent (Maléfica para los hispanohablantes) y eso me hizo pensar en la misma. El Universo de las Princesas de Disney ha sido durante mucho tiempo sinónimo de cuentos de hadas, castillos encantadores y damiselas en apuros. Sin embargo, hace menos de una década, Disney dio un giro tan hermoso como oscuro: reinventó a uno de sus villanas icónicas, cambiando para siempre la percepción del mal en el reino encantado. Maleficent (Maléfica en español, 2014) y su secuela, Maleficent: Mistress of Evil (Maléfica: Dueña del Mal en español, 2019), marcaron el comienzo de una nueva era para las princesas de Disney, presentando una visión más compleja y matizada del universo que habitan.

Hagamos un poco de historia. Maléfica, originalmente el hada malvada en el clásico animado de Disney titulado La Bella Durmiente (1959), recibió un profundo cambio de imagen en Maleficent, con Angelina Jolie en el papel principal. La película exploró la historia no contada detrás de la villana, ofreciendo al público una visión comprensiva del viaje de Maléfica desde un hada de buen corazón hasta una hechicera incomprendida y vengativa. De esta manera, los villanos ya no eran encarnaciones unidimensionales de la malevolencia. Maléfica se convirtió en un símbolo de complejidad y profundidad, desafiando la tradicional dicotomía entre el bien y el mal.

El impacto fue tal que hizo eco en algo que hoy día es común (y a veces muy cuestionado por el público ya que se presenta de una manera medio exacerbada) en las producciones de La Casa del Ratón: la redefinición del empoderamiento femenino. El personaje de Aurora, representada tradicionalmente como la princesa pasiva que espera a su príncipe, encontró un nuevo aliado en Maléfica. La relación entre las dos evolucionó más allá de la dinámica convencional mentor-estudiante, mostrando un vínculo femenino poderoso y de apoyo.

También Maléfica se convirtió en una encarnación del empoderamiento. Su fuerza, resistencia y capacidad para superar la adversidad rompieron el estereotipo de princesa indefensa y la transformaron en una fuerza a tener en cuenta. Las “alas” de Maléfica no solo fueron tomadas físicamente sino que también representaron metafóricamente la supresión de su autonomía. Mientras recuperaba sus alas y su poder, Maléfica surgió como un símbolo de autodescubrimiento y resiliencia.

Unido a lo anterior, debemos marcar que hasta los gestos “clásicos” de los cuentos de hadas tocaron fondo con la llegada de la película. Se cuestionó el concepto del beso de amor verdadero como única solución para romper una maldición. La convencionalidad del Príncipe Azul se detiene. La narración es más inclusiva y diversa. Y es que no fue un amor romántico lo que “salva el día”: es el amor entre una figura materna (Maléfica) y Aurora lo que predomina. Así como hay camaradería entre pares en el sexo masculino, se podría hablar de cierta sororidad en este caso. 

El éxito de Maleficent impulsó la creación de una secuela, la ya mencionada Maleficent: Mistress of Evil, expandiendo aún más el universo y su impacto en el Universo de las Princesas de Disney. La secuela profundizó en las complejidades del mundo encantado, presentando nuevos personajes y explorando las consecuencias de las acciones de Maléfica, como la lucha del personaje principal por la aceptación y el choque entre los reinos mágico y humano, rasgos que introdujeron una capa sociopolítica en la narrativa. A su vez, el viaje de Aurora ocupó un lugar central mientras lidiaba con las responsabilidades de ser reina y las complejidades de unir dos mundos divergentes. Su personaje evolucionó de una princesa pasiva a una líder proactiva, simbolizando el papel cambiante de las mujeres en posiciones de poder.

Definitivamente se estaba pasando de un simple cuento de hadas a un ensayo de la realidad, hincando el diente en temas como el prejuicio, la discriminación y las consecuencias de la adhesión a la tradición.

En definitiva, Maleficent y su secuela marcaron colectivamente el comienzo de una nueva visión del Universo de las Princesas de Disney. Ya no se limita al molde tradicional de los cuentos de hadas, esta nueva visión abarca la complejidad, el empoderamiento y la inclusión. Esta nueva visión reconoce que las princesas no se definen únicamente por sus actividades románticas: pueden ser individuos poderosos, resilientes y multidimensionales, con propósitos propios y muy puros.

El impacto de la saga va más allá del personaje individual: marca un punto de inflexión en la forma en que Disney aborda la narración, el desarrollo de personajes y la representación de las mujeres en sus películas. El universo creado por Maleficent desafía el status quo, animando al público a cuestionar los estereotipos y aceptar la diversidad en las narrativas.

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