Un 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora, nació María de los Ángeles Félix Guereña, una niña que en ese momento nadie hubiese imaginado que se convertiría en un símbolo de fortaleza, belleza y talento del entretenimiento mexicano. María Félix, conocida popularmente como “La Doña”, marcó una época en el cine mexicano con su icónica figura.
Biografía de María Félix, la inolvidable diva del cine mexicano
Antes de su irrupción como actriz, María Félix parecía destinada a ser una mujer de casa, ya que con tan solo 17 años de edad contrajo matrimonio con Enrique Álvarez Alatorre, con quien procreó a su único hijo, Enrique Álvarez Félix, el cual terminaría naciendo días antes de que ella cumpliese 21 años de edad. Su tormentosa relación terminó en divorcio y en la separación de su hijo.
Este hecho impulso a que María Félix viese la manera de salir adelante por sí sola y recuperar a su vástago. Ya viviendo en la Ciudad de México fue descubierta caminando por las calles de la capital mexicana por el ingeniero Fernando Palacios, quien le hizo la invitación para comenzar una carrera artística, esto en gran parte a su imponente belleza. Su debut en el cine fue en 1943 con El Peñón de las Ánimas, y desde entonces, su imagen robó las miradas de todos.
Más de 40 películas se pueden contar en su extensa y variada filmografía, incluyendo melodramas, dramas urbanos y adaptaciones de novelas realistas y naturalistas. En cada rol, ella encarnó a mujeres fuertes, altivas y a menudo rebeldes ante el sometimiento femenino, lo que la convirtió en un arquetipo de la mujer fatal del cine mexicano.
Doña Bárbara, basada en la novela de Rómulo Gallegos, es quizás su película más icónica, siendo esta solo la tercera producción de toda su carrera, que también estrenó en cines en 1943, mismo año en que se le vio en su debut cinematográfico. Su memorable actuación, donde personificó a una mujer dominante y cruel, una “devoradora de hombres” que se convertiría en su caracterización predominante a lo largo de su carrera.
Con una carrera, la cual inició con el pie derecho, al consolidarse como una estrella desde su primera aparición, paso poco tiempo para que recibiese su primer Premio Ariel como mejor actriz en la cinta Enamorada, en 1947. Este galardón, por la misma categoría, lo recibió dos veces más: en 1949 por Río Escondido y en 1951 por Doña Diabla. Demostrando que ella era más que una cara bonita, y dejando en claro que tenía la habilidad para capturar la complejidad de los personajes que interpretó.
Más allá de su carrera en el cine, María Félix fue una mujer de vida apasionante. Volvió a casarse en varias ocasiones, incluyendo matrimonios con figuras destacadas como el compositor Agustín Lara, quien le compuso “María Bonita”, y con el actor Jorge Negrete, con el cual trabajó en su película debut. También se le relacionó con el torero español Luis Miguel Dominguín y el actor argentino Carlos Thompson. Su vida personal estuvo llena de altibajos, pero siempre mantuvo una imagen pública de elegancia y control.
La influencia de María Félix en la cultura mexicana y mundial es indiscutible. Su legado va más allá de sus películas; es una inspiración para las generaciones de actrices y actores que buscan retratar personajes con fuerza y autenticidad. María Félix no solo se inventó a sí misma, como escribió Octavio Paz, sino que también reinventó lo que significaba ser una estrella de cine.
Su muerte llegó, casualmente, otro 8 de abril, esta vez del año 2002, habiendo cumplido 88 años, como si el número ocho la persiguiera, lo cual podría no ser una casualidad, ya que si giramos 90º ese número, nos da un infinito (∞), haciendo que su figura se convirtiese en una verdadera leyenda que dejó una huella imborrable en el cine, la cual sigue viviendo en la memoria colectiva del público.
