A pesar de que la temporada final de Succession tiene lugar poco tiempo luego de la tercera entrega, Logan parece ser alguien muy distinto y este cambio de humor puede afectar directamente la guerra con sus hijos.
La temporada final del programa nos muestra a un Logan reflexivo, parece aburrido de su vida, cansado, siente que todos están debajo de él. Si bien nunca fue alguien muy alegre, esta temporada parece estar particularmente molesto con todo y todos. Y también tenemos un momento clave en la historia de su personaje.
En el medio del episodio, luego de escaparse de su fiesta de cumpleaños para ir a cenar con Colin, vemos a un Logan como nunca antes lo habíamos visto: emocionalmente vulnerable. Si bien ha tenido sus graves inconvenientes de salud, siempre se mostró como alguien fuerte a pesar de todo.
Esta cena es una mirada fascinante hacia la mentalidad de Logan y el estado en el que se encuentra. Le confiesa a Colin que él es su mejor amigo, demostrando que no tiene a nadie más al lado suyo y que Kerri no es nada importante en su vida. Pero también busca su opinión para tratar de convencerse de algo.
Logan revela que ve a las personas simplemente como unidades económicas. Con esto en mente, él se ve como un gigante y a los demás como simples pigmeos. Sin embargo, lo que parece ser una visión bastante cruel luego gira para convertirse en algo mucho más filosófico, y se pregunta si en la vida hay algo más que dinero.
Por último, en la escena final del episodio, Logan mira las noticias y descarga su furia con el encargado del programa, preguntándole si había perdido su toque, pero en realidad a quien le estaba gritando es a
Logan tiene un odio ardiente por sus hijos, pero el episodio de esta semana destaca lo solo que está, lamentándose por su falta de amistades y su pasión de por el negocio se está desmoronando. Todos le tienen tanto miedo que ni siquiera pueden hacer una simple broma en su presencia. Incluso si gana la batalla, está destinado a ser miserable sin su familia.