Red Rocket es un retrato muy divertido del sueño americano manchado - Spoiler Time

Red Rocket es un retrato muy divertido del sueño americano manchado

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En Red Rocket, el director Sean Baker regresa con la historia de un antihéroe total. El análisis de Brau García.

Mikey Saber (Simon Rex) llega a Texas en los primeros minutos de Red Rocket y es, al ritmo de Bye, Bye, Bye, que el director Sean Baker lo enmarca de tal forma que alude a uno de esos antihéroes tradicionales… Uno cuyo innegable encanto nos basta para perdonar todos sus errores.

Red Rocket es una película sobre un hombre que probablemente conoces. Tal vez no personalmente, pero quizá te hayas cruzado con un Mikey Saber. Por un lado, no es tan difícil identificarse con él: todo lo que quiere hacer es escapar de la ciudad en la que creció y, por un tiempo, lo logró. Solo que las cosas no funcionaron. Su personaje es, en cierto modo, elevado aún más por un increíble Simon Rex.

Crédito: A24

Ambientada en un pequeño pueblo de la costa de Texas, Baker continúa con el factor común en su filmografía: reclutar actores no del todo profesionales para realzar la sensación genuina del escenario, del ambiente en el que se desenvuelven. Mikey, una ex estrella de la industria pornográfica, ha sido expulsado por la misma industria, dejándolo sin un centavo, sin hogar y sin una opción distinta a regresar a casa a pedir refugio con su ex esposa (Bree Elrod) y su suegra (Brenda Deiss).

Al principio, Mikey se muestra comprensivo. Aunque está orgulloso de sus logros anteriores (pronto menciona que ha ganado múltiples premios), su pasado de ex estrella porno dificulta sus posibilidades de obtener un trabajo. Encuentra empleo con Leondria (Judy Hill), una proveedora de drogas para la que trabajaba de adolescente. El personaje mueve cielo, mar y tierra para venderla, no solo para poder irse de Texas, sino para regresar a Los Ángeles, donde siente que pertenece.

Pronto, Mikey idealiza esos sueños en Strawberry (Suzanna Son), una adolescente que trabaja en la tienda de donas local. Enamorado al instante, comienza a pasar sus días con ella. La ilusión de Mikey, sin embargo, toma un giro más siniestro cuando comienza a ver a Strawberry como su boleto de regreso a la industria del porno y, lentamente, comienza hacer el arte de la persuasión.

Es justamente el subtexto que subyace de la comedia digerible en un inicio uno de los elementos más llamativos de la cinta. La habilidad del director que explota frente al espectador para retratar una narrativa compasiva desde un ángulo casi siniestro. El guion de Red Rocket, escrito por Baker y su co-guionista de toda la vida Chris Bergoch, mantiene las cosas relajadas y centradas en las conversaciones incesantes de Mikey. Sus puntos fuertes radican en las cosas que suceden alrededor de él, de los personajes que existen en su universo, de los rincones de la ciudad donde creció, de sus emociones retratadas en los escenarios.

Crédito: A24

En el trasfondo de la conversación interminable de Mikey, la campaña presidencial de 2016 se desarrolla en la televisión. Eso sí: nunca comentada, pero siempre presente. Quizá, podría tratarse de una historia aparte sobre un hombre que, sin ningún tipo de esfuerzo, reunía virtudes de sí mismo y lograba que la gente creyera en él, aunque más tarde terminaran arrepintiéndose. Sin embargo, Sean Baker tiene suficiente confianza en sus personajes y su audiencia para no convertir a Strawberry en una víctima obvia. La confianza e ingenuidad del personaje no hace nada para desinflar la inquietud subyacente. La tensión que nace de esa inocencia es apasionante en todo momento.

Tampoco es una casualidad la cámara que se utilizó para filmar. Sean Baker ha construido su carrera contando historias sobre valores atípicos de la sociedad ya sea mediante una prostituta transgénero en Tangerine, una bailarina exótica en The Florida Project o una ex estrella porno en Red Rocket. Baker compró una cámara Arriflex 16SR3 que se combinó con una Panavision 1.44x Auto Panatars –que solo vienen en 16 mm y 50 mm–. ¿La razón? Falta de presupuesto, básicamente. Pero para el director de fotografía, Drew Daniels, el estilo de Baker se presta a lo anamórfico, y decidieron explotar los 16 mm que tenían para hacerlo más cinematográfico.

Es el propio Daniels, consciente de la virtud de Sean Baker, especialmente por arriesgarse a grabar en film. “Me gusta que las cosas se sientan hechas a mano. Me gustan las imperfecciones. Me gusta sentir el corazón y el alma detrás de la imagen. En el trabajo de Seam definitivamente sientes su autoría y, hasta cierto punto, Red Rocket termina sintiéndose como una fábula”, confesaba para el sitio web de Kodak. Su virtud está en el guion también: en empatizar con personas detestables, deseando que les vaya bien.

La interpretación de Simon Rex como Mikey podría ser una de los atributos más palpables de la película. El actor le da al personaje una energía infatigable. Funciona como el ancla metatextual del elenco de actores poco conocidos de Red Rocket, lo que continúa con la preferencia del director para elegir a personas del mismo rango para contar historias locales. Cada ciudadano de Texas es tan interesante como para caminar junto a Mikey y platicar con ellos. Cada escena que comparte con sus vecinos está impregnada de incredulidad, ya que todos se vuelven cada vez más escépticos ante las tonterías de Mikey. Como Strawberry, Suzanna Son asume, posiblemente, la tarea más complicada de la película: respeta la línea entre transmitir la ingenuidad inconsciente de una joven de 17 años y sus ambiciones egoístas; todo mientras es retratada a través del lente de la fantasía ridícula de este hombre mayor.

Crédito: A24

Quizá Red Rocket es el retrato sin prejuicios de un depredador narcisista, pero igual de divertido. El vívido sentido del lugar –de los pequeños lugares que tienen que contar una historia–, también está acompañado de una marca de tiempo específica. Aunque ningún personaje habla de política, quizá debemos ver las similitudes entre Mikey y el eventual ganador de las elecciones del 2016. Reflexionar sobre cómo algunos hombres se salen con la suya y pensar así nuestras posibles reacciones de envidia, admiración o disgusto. 

A pesar de (¿o gracias a?) el doble sentido en su centro, Red Rocket es una comedia. Es la mejor película para pasar tiempo con la mejor persona basura (Mikey), pues la cinta proporciona evidencia constantemente de algo que los espectadores sospecharán en los primeros minutos de película: el tipo es fantásticamente horrible. En ese sentido, se siente como si el director, en lugar de juzgar a su personaje, nos cuestionara a nosotros: ¿estamos viendo esta película atacando a Mikey? ¿O nos estamos riendo con él, disfrutando de todos los problemas en los que se mete cada cinco minutos? Vale la pena ir a la sala de cine a preguntárnoslo. 

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