Nacho aún no está fuera de peligro, no hasta que Lalo esté fuera de escena, y esa no es la situación. Cuando él y Mike se encuentran en otro lote sin nombre caracterizado por malezas y concreto, Nacho deja en claro que quiere un nuevo comienzo para él y su padre. Por la forma en que lo ve, Lalo está en la cárcel. El problema es que se está conteniendo, y Mike lo sabe. Entonces aclara el aire: Lalo todavía está operando desde la prisión y le ordenó a Nacho que incendie uno de los lugares de Los Pollos Hermanos. De hecho, Lalo sigue siendo una espina para Gus y, hasta que eso cambie, Nacho se queda quieto, jugando en ambos lados y rezando para que su familia permanezca intacta.
Jimmy está en una situación similar. Ahora tiene la tarea de sacar a Lalo, también conocido como Jorge de Guzmán, bajo fianza. Si tiene éxito, es un “amigo del cartel”. No alcanzar esa meta no es realmente una opción. Pero en cualquier caso, Jimmy todavía está tratando de controlar algunas bondades sin tener que rechazar grandes sumas de dinero y sueña con ser dueño de un rancho o una granja de lavanda en Montana, todo mientras se siente seguro de que Kim no está cerca del peligro.
La verdad es que probablemente lo sea. Su plan para casarse, practicar la franqueza radical y descansar tranquilo en la comodidad de la inmunidad conyugal general se encuentra con un problema importante. Se resume en el aullido de Jimmy a Howard sobre cómo “viajo en mundos que ni siquiera puedes imaginar”. Pero cuando Jimmy desata al hombre al que culpa por la muerte de Chuck, él y Kim ya han alcanzado acuerdos irreversibles e interconectados: Jimmy con un hombre capaz de reunir un bono de 7 millones de dólares y, a su vez, Kim con un nuevo esposo a quien ella ama y desesperadamente no quiere juzgar o contenerse.
La familia de Fred Whalen tendrá que esperar y rezar para que Lalo no se escape, o ellos, antes de su juicio ante un jurado. En realidad, es más fácil comprender la aparente falta de vergüenza de Saul Goodman de la era Breaking Bad después de presenciar la teatralidad judicial de este episodio. ¿Podría posiblemente hundirse más para hacerse pasar por la familia heredada de un pandillero asesino mientras los seres queridos de su víctima miran con lágrimas? A medida que la audiencia se detiene en una cámara lenta definitoria en los sentidos de Jimmy, ha respondido esa pregunta por sí mismo: si puede liberar a este tipo, cobrar su tarifa, sin mencionar el dinero en efectivo para liberarlo, según lo ordenado por Lalo, y continuar tomando órdenes de marcha del cartel, entonces todo lo que Saul haga en el camino con Walter White es un día en el parque.
Por supuesto, Mike ya ha sido explícito con Jimmy: finalmente hará lo que Gus dicta. La única razón por la que Jimmy pudo avanzar su caso hasta el punto de establecer un vínculo fue porque Mike dio él los bienes en su charla coercitiva con Lillian la bibliotecaria, una manipulación extraoficial que contamina toda la acusación. Entonces sí, Gus ha desplegado a Mike para liberar al enemigo que acaba de poner tras las rejas. Porque así como la policía no ayudará a Nacho y su padre, el sistema penal no evitará que Lalo y los Salamanca saboteen los sueños de Gus.
Gus se encuentra en Houston cuando escucha noticias sobre los planes de Lalo de que Nacho incinere su restaurante. Él y otras caras del imperio de comida rápida de Madrigal están en la sede de la compañía para proporcionar informes de progreso y lanzar nuevas ofertas. Las papas fritas Spice Curls de Gus, envalentonadas con una “patada al sudoeste”, reciben un gran reconocimiento del jefe de división Peter Schuler. En realidad, no le importaba nada. Él está allí para hablar con Gus y Lydia sobre los planes abortados del laboratorio, los problemas con los Salamanca y el costo que todo este estrés está causando en su salud deteriorada.
Gus le ruega que recuerde por lo que pasaron en Santiago (nos gustaría saberlo) y luego se sienta en una lamentable consideración de los siguientes pasos, un estoicismo que es paralelo al de Jimmy en la corte.
En realidad, Gus opta por saquear su propia operación una vez más. Al regresar a Albuquerque, él y Nacho organizan un acto de vandalismo explosivo en Los Pollos Hermanos que habría enviado al pobre subgerente Lyle a un ataque de pánico (y, asumimos, al menos le permitirá a Gus cobrar el dinero del seguro). Por desgracia, Lyle y sus colegas pueden tener que buscar trabajo en otro lado por un tiempo. Para tomar prestada una frase de Jimmy, no son más que trozos de bacteria en el gran esquema de lo que Gus está cocinando. Y no va a descansar hasta que Lalo se incendie.
