Lo bueno y lo malo de lo que va de la tercera temporada de Jóvenes Altezas
He terminado ya los primeros cinco episodios de la tercera y última temporada de Jóvenes Altezas y debo confesarles que he quedado destrozada. No me sentía tan triste por una serie desde el final de His Dark Materials y Fleabag.
Me ha encantado el nivel de realismo con el que están escritos Simon, Wilhelm y el resto de personajes, y no puedo esperar a ver si wilmon será endgame.
Pero mientras tú y yo esperamos a que llegue el 18 de marzo para ver el episodio final, quiero compartirte las cosas que me parecieron buenas y malas de los episodios lanzados hasta ahora.
Lo bueno
Los tiernos momentos entre Simon y Wilhelm
Algo que me gustó mucho de la nueva temporada de Jóvenes Altezas fue ver a Simon y Wilhelm viviendo su amor libremente en la escuela y haciéndose cariñitos cada que podían. Fue tierno ver a Simon dibujándole un corazón a Wilhelm en su mano.
La química entre Simon y Wilhelm
Desde la primera temporada, Simon y Wilhelm demostraron ser una pareja con mucha química, y me encantó ver que eso sigue ahí. La escena donde se besan por los pasillos y terminan en el cuarto de Wilhelm es muy intensa y muy bien coreografiada.
La trama de Felice
Por fin, Felice volvió a tener importancia en la serie. En la temporada pasada, solo fue la amiga de Wilhelm y no tuvo su propio arco narrativo. Acá vemos que es pieza clave para la auditoria del internado y que aún se siente mal por la traición de Sara.
El desarrollo de August
Creo que esta temporada ha hecho algo que creía imposible: que sienta simpatía por August. Jóvenes Altezas lo dibuja como un personaje muy humano y que está consciente de que ha cometido errores y quiere remediarlos. Fue triste descubrir que fue acosado en su primer año y que sufre de un trastorno alimenticio… del cual no era consciente hasta que Simon lo menciona.
La no romantización de la monarquía
Me encanta que Jóvenes Altezas cuestione la existencia y el papel de la monarquía en el mundo, sus privilegios y el cómo están arraigados a sus costumbres arcaicas. Además, no romantizala idea de que salir con un príncipe es perfecto como en los cuentos de hadas.
La actuación de Edvin Ryding
Edvin Ryding me sorprendió en la escena donde su personaje, Wilhelm, le reclama a sus padres su desatención hacia él desde que su hermano murió.Ryding es muy bueno canalizando todos los sentimientos del príncipe, desde su rabia hasta su fastidio por la falta de inacción de su madre la reina, quien finge que todo está bien.
Lo malo
No hay desarrollo de los personajes secundarios
Desde la temporada pasada, yo estaba esperando a que pasara algo entre Fredrika y Stella. Se notaba la tensión entre ambas y los celos de por medio. Sin embargo, sus interacciones hasta ahora han sido mínimas y eso es algo que me ha decepcionado de la serie, que no haya representación sáfica o del resto de las letras de la comunidad LGBTQ+. Y luego el resto de amigos y compañeros de Wilhelm y Simon solo están de adornos.
Se quiere abarcar mucho en poco tiempo
Me sorprendió que la serie introdujera lo de la auditoría al internado y la trama del hermano de Wilhelm en la temporada final. No entiendo cómo van a resolver todo eso en el episodio final. Para mí, era preferible que sólo se centrarán en resolver las tramas que arrastraban de las temporadas pasadas, como la relación de Felice con su madre o el posible romance entre Fredrika y Stella.
La trama de Sara y August
No me mal interpreten. Amo la química entre Sara y August. De alguna extraña manera, creo que se complementan. Pero no me gustó que justo cuando el personaje estaba alcanzando su redención, volviera con August.
Las constantes peleas entre Simon y Wilhelm
Aunque me encantó que la relación de Simon y Wilhelm fuera realista y acorde a su edad y situaciones, sentí que la serie arruinó por completo a esta pareja. Peleaban constantemente y no se comunicaban de manera adecuada. Y me dolió ver que Wilhelm desquitaba su frustración con Simon. A estas alturas, no me imagino cómo pueden volver a estar juntos si son tan incompatibles.
La película lo tiene todo: el carisma de Gosling, la presencia de Blunt y los chistes simplones en yuxtaposición de la complejidad coreográfica con peleas que incluyen un ingenioso manejo de cámaras.