Lo malo, lo bueno y lo mejor del regreso de Eddie Murphy

Desde hace algunos días ya está disponible el esperado regreso de Eddie Murphy estelarizando el biopic sobre Rudy Ray Moore bajo el título Dolemite is My Name. Nos gustó tanto, que no solo la vimos ya un par de veces, sino que les presentamos lo que más nos encantó y lo obligatorio que resulta que la vean cuanto antes.

Tenemos confianza en que Dolemite se cuele en los premios mayores del año entrante, pues hay planes para que llegue a salas de cine en los Estados Unidos. Pero ustedes la tienen a un click de distancia en Netflix y aquí están buenas razones para no perdérsela.

Aunque no lo crean, lo malo de Dolemite is My Name es no lograr entender mucho de la jerga, albur y cadencia del humor afroamericano, en especial de la década de los 70. Hemos charlado con algunos colegas de raza negra (nunca diremos ese término de forma despectiva, pero etimológicamente es la correcta) y nos confirman que, efectivamente, es un tema de cultura y época lo que logró Rudy Ray Moore en aquella época.

La forma en la que Eddie Murphy y la producción hicieron lo que el comediante estilaba hace 3 décadas: reunir a lo mejor de actores afroamericanos en esta gran historia, donde de pronto es el cine el que habla del cine. ¡El desfile de estrellas de color es estupendo y con grandiosas interpretaciones!

Francamente, sí nos faltó Samuel L. Jackson, Cuba Goodwing Jr. (quien la esta pasando mal ahora por acusaciones de acoso sexual), Denzel Washington y Jamie Foxx. ¡Habría sido sublime!

Hay muchas cosas que nos encantaron: la música, la dirección de Craig Brewer (quien dirige también Coming 2 America, por cierto), las actuaciones, la forma en la que el semi biopic de Rudy Ray Moore se convierte en una narrativa del cine negro y el origen del rap… Pero definitivamente nos quedamos con la interpretación de Eddie Murphy, quien desde hace tiempo ya debería tener una estatuilla de la Academia, y ojalá este año sea cuando eso suceda… Aunque Joaquin Phoenix…