¿Por qué todo tiene que estar conectado con todo? ¿Desde cuándo se volvió una costumbre? ¿Acaso no es suficiente hacer películas que le gusten a la audiencia y ya? Hollywood parece estar obsesionado con los universos cinematográficos, pero este ya es un formato obsoleto.
Barbie es el fenómeno cinematográfico de este año y desde que comenzaron a revelarse los números de recaudación ya se estuvo hablando de una secuela, de un multiverso, de spin-offs, precuelas e incluso de un universo de Mattel que Barbie compartirá con la adaptación de otros juguetes. Ahora, la pregunta es: ¿¡PARA QUÉ!?
La respuesta más lógica es “para hacer dinero”. Bueno, sí, obvio amigo, todos buscan hacer más dinero, es un sistema capitalista, ya lo sabemos todos, estamos condenados a eso. Pero, ¿por qué Mattel elige la estrategia de hacer un universo compartido de Barbie con Polly Pocket, Barney, UNO, Hot Wheels y Magic 8 Ball, entre otros proyectos ya confirmados?
Los universos compartidos pueden sonar como algo muy divertido o interesante al principio, pero ¿tienen idea del esfuerzo que significa mantenerlos? Y, por otro lado, hacer que tantos proyectos compartan un mismo universo también significa que mayormente van a tener el mismo estilo y las diferencias van a ser muy pocas, no hay necesidad de limitar de esta forma a los creadores.
Más allá de algunos divertidos crossovers, chistes entre películas y los tan buscados easter eggs, a esta altura crear un universo compartido es algo contraproducente que, en lugar de elevar la calidad del contenido, lo daña. Si no me creen, vamos a preguntarle a Marvel.
Obviamente que toda esta obsesión con crear universos compartidos proviene del hecho de que la franquicia más grande en la historia del cine basó su éxito en esto justamente, pero hay un par de cosas a tener en cuenta: la primera es la máxima atención al detalle que tuvieron los creadores de Marvel desde Iron Man hasta Avengers: Endgame (exceptuando algunas cosas, por supuesto); la segunda es que desde Endgame hasta aquí todo se ha desmoronado y el universo compartido es algo que ya daña a cada serie o película que estrenan.
Esto no quiere decir que la estrategia de Marvel haya sido un error, hace 15 años que dominan la taquilla haciendo más dinero que nadie y su producto se convirtió en un fenómeno global incomparable. Pero hace 5 años que nada de esto importa porque la calidad de las producciones no es la misma (otra vez, salvo algunas excepciones).
En este punto Marvel ya hace películas y series por hacerlas, porque estaban en el calendario y las tiene que hacer, pero la realidad es que el público está visiblemente cansado de esto. Las ideas decayeron, la atención al detalle no existe y pareciera que a ellos no les importa, lo cual es más grave.
Hacer un universo cinematográfico significa que todos los personajes deben tener relativamente un mismo estilo, que los directores deben incluir cosas de otras películas de las cuales no están interesados o no conocen y que nunca van a tener la libertad de hacer algo desde cero, puesto que sí o si tienen que compartir el lugar con alguien más. Eso es exactamente lo que NO ocurrió con Barbie y una de las principales razones del éxito de la cinta.
Después de un tiempo, el atractivo inicial se pierde en la repetición de proyectos y los guionistas quedan con la ardua tarea de tratar de reinventar la rueda, lo que no necesariamente honra el legado del producto original, algo similar a lo que también sucedió con la franquicia de Jurassic Park.
Entonces, ¿para qué romper la magia de Barbie haciendo que comparta un universo con Barney? O, dándolo vuelta, ¿por qué obligar a los creadores de Barney a hacer algo que encaje en el universo de Barbie? Mattel puede convertir su marca en un símbolo de calidad en la producción de películas sin la necesidad de crear un universo cinematográfico.
El hecho de que a Marvel le haya ido bien no significa que hay que copiar paso a paso su estrategia, es el mismo error que viene cometiendo DC hace años, corriendo desde atrás con el Snyderverse y otra docena de proyectos que jamás pudieron tener el éxito que buscaban.
DC ahora optó por reiniciar todo, pero otra vez apostarán a un universo compartido. Veremos qué tan lejos llegan con eso y si James Gunn y compañía logran encontrarle una vuelta a esta estrategia. Por lo pronto, durante los primeros meses ha sido todo muy confuso, pero habrá que esperar al estreno de Superman: Legacy para un mejor veredicto.
Los superhéroes no son los únicos que impulsan los universos cinematográficos, ya mencionamos a Jurassic Park, pero también debemos incluir a Rápido y Furioso, el Monsterverse, el universo de El Conjuro, Harry Potter, El Señor de los Anillos, Transformers, Star Trek, Star Wars y Unbreakable.
Todo se reduce a que cada película en un universo cinematográfico tiene que respetar a las películas anteriores y, al mismo tiempo, configurar todas las demás cintas que saldrán después. Ninguna de las historias puede existir por sí sola y todas tienen que vincularse como sea posible. Luego de un tiempo, la originalidad se pierde por completo. Construir un universo, donde puedes hacer múltiples películas con elencos completamente diferentes es un buen negocio. Más películas equivalen, suponiendo que sean populares, a más dinero en efectivo. Sin embargo, cuando se trata de creatividad, los universos pueden fomentar un tipo de narración incompleta que resulta tediosa
Hay muchos beneficios, y puede ser realmente gratificante ver cómo estas historias dan sus frutos y cómo interactúan los personajes, pero también puede ser a expensas de cualquier sentido de individualidad y singularidad de cada película. Cuando cada cinta tiene que encajar en el universo, todas comienzan a sentirse como una película larga que nunca termina. Se pierde el alma de las películas, no hay riesgos y nada nos parece nuevo o emocionante.
