Desde el lanzamiento de la temporada 6, muchos de los nuevos episodios de Black Mirror han sido mal recibidos, y algo similar sucedió con la quinta entrega del programa, por eso nos preguntamos si es realmente necesario seguir alargando la vida del show.
Estas críticas a la sexta temporada se redujeron a dos razones principales: los giros y las premisas no parecían encajar con el género del programa; y las ideas que se obtuvieron no fueron demasiado sorprendentes, imaginativas o interesantes. Mazey Day y Demon 79 son los mejores ejemplos de esto, pero la realidad es que este no es el único inconveniente.
Esto nos lleva a cuestionar la relevancia de Black Mirror, dado que varios de los episodios no se extrapolaron a un futuro distópico, sino que miraron hacia el pasado o el presente, y los nuevos episodios tendieron a no centrarse en una pieza particular de tecnología, ni cómo impactó a la sociedad, sino más bien en servicios reales o problemas ya familiares para el público.
Dichos conflictos incluyen aquellos relacionados con la privacidad personal y las corporaciones y la relación entre las producciones de los medios y el público. Desafortunadamente, este enfoque hizo que algunas de las historias sean menos atractiva y se sientan redundante. La gracia del show es que nos presente algo que NO vemos en otros programas.
El mundo en sí mismo ha cambiado radicalmente desde que la serie se emitió por primera vez en 2011. Mientras que parte del atractivo del programa durante su lanzamiento fue su capacidad para crear escenas oscuras y predicciones basadas libremente en eventos actuales, esta táctica está demostrando que ya no funciona para el público moderno. Después de todo, el panorama global en el presente ya es tan sombrío como algunos de los primeros episodios.
Este cambio global es especialmente evidente dada la dependencia inicial del show de las distopías tecnológicas. En un mundo donde las redes sociales impactan las elecciones, la violencia cultural y las dictaduras; las empresas venden datos personales al mejor postor; las personas entran en relaciones parasociales con chatbots, y AI roba el trabajo de los artistas, entre otras tantas cosas, hay poco abuso tecnológico que Black Mirror puede conjurar que no se sienta plausible hoy.
Si Black Mirror continuara haciendo episodios sobre tecnología futurista que reemplaza o daña a la humanidad, se consideraría aburrido. El hecho de que estén tratando de cambiar sus premisas narrativas significa que los mensajes del programa han cambiado, y si lo hacen bien, aún puede ser una de las mejores series de la televisión.
