Nuestro querido caballo parlante se ha superado a sí mismo y te lo demostramos - Spoiler Time

Nuestro querido caballo parlante se ha superado a sí mismo y te lo demostramos

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La cuarta temporada es una de las mejores cosas que veremos en este 2017.

A menos de un mes del estreno de su cuarta temporada, BoJack Horseman ya ha recibido la confirmación de parte de Netflix para una quinta. Y debo decir, no me ha sorprendido, ya que la cuarta temporada ha llevado a esta serie a nuevos términos de excelencia. BoJack Horseman es tal vez la animación para adultos que más me gusta del momento, porque se disfraza de comedia para rompernos el corazón con temáticas tan profundas que sólo riéndonos de costado podemos asimilar.

Antes del estreno de la cuarta temporada, escribí una nota con razones para ver esta increíble serie (pueden leerlas acá), pero después vino el estreno y el amor que ya le tenía a BoJack se multiplicó. Es que la cuarta temporada cambió el juego.

Hasta ahora, teníamos el placer de ver a un BoJack cínico, odioso, egoísta. Incapaz de asumir sus culpas, lastimando a todos a su alrededor. Conocíamos algunos aspectos de su pasado, donde las figuras de sus padres eran tragicómicas y exageradas. Sin embargo, en la cuarta temporada el árbol familiar de BoJack es develado, dejando la comedia para otro momento. 

La temporada arranca con un BoJack desaparecido luego de la muerte de Sarah Lynn en la temporada anterior. Diane intenta comunicarse con él múltiples veces, dejándole incontables mensajes en el celular. Mientras tanto, Todd con su fortuna perdida, intenta amigarse con su identidad sexual y Princess Carolyn continúa balanceándose entre su vida profesional y su vida amorosa. Mr. PeanutButter, por su parte, nos entrega las cuotas de comedia delirante que tanto nos gusta, intentando postularse a gobernador de California, compitiendo contra el castor Woodchuck Coodchuck-Berkowitz.

En el segundo episodio, se nos muestra cómo BoJack, después de la sobredosis de Sarah Lynn, ha decidido refugiarse en su casa de la infancia, destruida y oscura como sus memorias de sus años de potrillo. Poco a poco, la historia familiar de BoJack empieza a revelarse. Sin demasiada introducción, mediante flashbacks, vemos la historia de los abuelos de nuestro caballo favorito y, particularmente, la de su madre Beatrice.

La pequeña Beatrice, sumergida en un mundo conservador, donde los hombres tomaban todas las decisiones, ve a su propia madre enloquecer tras la pérdida de su hermano (quien sería el tío abuelo de BoJack) en la Segunda Guerra Mundial. La mujer, desequilibrada, pone en riesgo su vida y la de Beatrice y le inculca a su hija que nunca quiera demasiado a nadie. El abuelo de BoJack, harto de la depresión de su mujer, la envía a realizarse una lobotomía. Las escenas son devastadoras. Todos hemos visto durante tres temporadas el monstruo en el que se convirtió Beatrice, ¿pero podemos culparla? ¡Su infancia ha sido un infierno!

Mientras tanto, en California, aparece Hollyhock, a quien ya nos habían anticipado en el season finale de la temporada tres. Viene en búsqueda de BoJack, quien supone que puede ser su padre. Cuando finalmente BoJack decide volver y la conoce, en un primer momento es el mismo BoJack de siempre, cínico, despreocupado, egoísta. Pero Hollyhock, su inocencia, su candidez, hacen que BoJack crezca. BoJack se ve reflejado en su posible hija, y muchas veces lo vemos mentirle piadosamente para no herirla. 

Lo interesante de esta temporada, más allá de los hechos argumentales que podemos debatir como más o menos interesantes, es cómo ha trabajado nuevamente temas serios como la salud mental, la sexualidad, el matrimonio, el machismo y tantas otras cosas.

Desde el personaje de Beatrice, que queda completamente expuesto, podemos ver cómo una pequeña niña inocente es marcada para siempre por los sufrimientos de su madre, volviéndola incapaz de demostrar emociones. Por pura rebeldía termina casada con el padre de BoJack, quien en un principio es un espíritu artístico y diferente a todo lo que conoce, pero que, al encontrarse con un hijo a su cargo y una esposa acostumbrada a la buena vida, deja su vida bohemia y se entrega a la familia de su esposa, generándole un rencor que sólo crecerá con los años.

En el medio de todo eso, BoJack. BoJack empezando a visualizarse como padre, pero también redescubriendo su rol como hijo. Porque así como nos acercamos a Beatrice de niña, también la veremos en la actualidad: una anciana senil que no reconoce a su propio hijo, a menos que vea los viejos episodios de Horsin’ Around. Beatrice está muriendo. Influenciado por Hollyhock, BoJack la lleva a su casa a vivir, aunque sólo lo hará deprimirse. 

Durante toda la temporada vemos a BoJack luchar contra sí mismo para convertirse en el padre que Hollyhock merece y no en el hijo de su madre. El episodio número seis de la temporada (exactamente la mitad de temporada), titulado Stupid Piece of Sh*t es probablemente una de las mejores representaciones que he visto en pantalla acerca de la depresión. La voz interior de BoJack castigándolo por todo lo que hace es abrumadora, pero increíblemente real.

Además de la tremenda historia familiar que BoJack enfrenta, la serie no abandona a los otros personajes. Todd, sin lugar a dudas el favorito de todos, sigue con sus historias alocadas, pero se ha vuelto más humano. Al terminar la temporada anterior, lo vemos con Emily asumiendo que no sabe qué es, en lo que respecta a su sexualidad. Y es la misma Emily quien lo pone en el camino del autodescubrimiento, porque le menciona por primera vez la palabra que lo cambiará todo: asexualidad. 

Me resulta muy interesante ver la asexualidad retratada en televisión. Hemos avanzado mucho como consumidores de TV y tenemos al alcance de nuestras manos incontables ejemplos de diversas identidades sexuales en los programas que vemos, pero siempre la asexualidad ha quedado un poco detrás. Tener a un personaje adorado como Todd como representante, con su inocencia y su falta de prejuicios, es sumamente refrescante. Su lucha por ser quien él quiere ser y dejar de ser lo que otros quieren que sea es hermosa. En el episodio dedicado enteramente a su personaje, Todd crece. Deja de ser “el amigo de” para que todos veamos su potencial. Todd no es sólo el amigo que durmió durante años en el sillón de BoJack: es un creador, es quien está siempre disponible para todos, con su sonrisa, con su originalidad, con su belleza. Y así como ha madurado lo suficiente para alejarse del tóxico BoJack, lo vemos madurar también hasta aceptar su identidad sexual. 

Por otro lado, Princess Carolyn también enfrenta lo suyo en la cuarta temporada. Enamorada de Ralph, el ratón, empieza a pensar en la idea de formar una familia. Su edad y las diferencias con la familia de su pareja generan muchos conflictos en ella. La presión por convertirse en madre y por ser lo que la familia de su novio desean son demasiado para Carolyn, quien además debe lidiar con su propia autoexigencia.

La historia de Princess Carolyn, para mí, va en paralelo con la de Diane. Ambas son dos mujeres fuertes, de armas tomar, que deben tomar decisiones para construir tanto su vida profesional como su vida amorosa. Así como veíamos a Diane abortar la temporada pasada, vemos a Princess Carolyn luchar con uñas y dientes para tener un hijo. También vemos a Diane tratando de encajar en la vida de su esposo, mientras Carolyn defiende su identidad ante la familia de su pareja. 

Por supuesto, ambas historias son igual de devastadoras. La lucha de Princess Carolyn por ser madre y el desmoronamiento del matrimonio de Diane y Mr. Peanutbutter son igual de dolorosas. Lo interesante es ver cómo en una sola serie tenemos dos personajes femeninos protagónicos que luchan por su lugar en el mundo, por las decisiones sobre sus cuerpos, por su rol dentro de una pareja. El feminismo debería estar contento: Diane y Princess Carolyn logran mostrar la diversidad que podemos tener entre las mujeres y, así y todo, todavía estar luchando por las mismas cosas: nuestros derechos.

Claro que eso no es todo: como nos tiene acostumbrados, BoJack Horseman también sigue criticando el mundo del espectáculo con dureza, resaltando su crueldad e hipocresía, así como también a la política, mostrando cuán banal puede ser y cómo, muchas veces, los electores dependen de las razones más estúpidas para tomar una decisión tan relevante como elegir quién va a ser su gobernador.

La cuarta temporada también cuenta con apariciones maravillosas como la de Jessica Biel y Zach Braff haciendo de sí mismos, y la de Rami Malek como un autor torturado que le trae un nuevo proyecto a Princess Carolyn, entre muchas otras.

Como decía al principio, el anuncio tan veloz de una quinta temporada no me ha sorprendido para nada. BoJack Horseman se ha superado a sí mismo con la cuarta temporada, demostrando que se puede hacer humor adulto desde la animación, con total seriedad y compromiso. 

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