Tanto los monstruos como los robots gigantes han ganado una inmensa popularidad y se convirtieron en un género por sí mismos. Aquí analizamos cuáles son los factores de estas historias que atrae tanto a los espectadores.
Empecemos con los kaiju, quien tuvieron su auge durante el período de posguerra en Japón, en un momento en que las pruebas de la bomba H en el Pacífico habían creado un clima de miedo sobre las amenazas nucleares. Más allá de que Godzilla y el resto de estas bestias se relacionan con esto, en realidad los kaiju tienen más que ver con la ira de la naturaleza, la arrogancia humana y las fuerzas oscuras e inmutables que con la ciencia que salió mal.
La mayoría de estos monstruos se originan en desastres naturales históricos como erupciones volcánicas, tifones o terremotos, lo cual es una amenaza que está presente no solo en Japón, sino en todos los países del mundo. Esta arista hace que cualquiera pueda sentirse tocado por la aparición de estos kaijus. Por otra parte, son monstruos enormes, más grandes que cualquier edificio, con poderes y diseños aterradores. Eso le llama la atención a quien sea.
Sin embargo, donde Occidente ve un monstruo nuclear gigante, en Japón experimentan algo más profundo. Por ejemplo, Godzilla tiene sus raíces como una personificación mítica de las fuerzas destructivas de la naturaleza que han golpeado regularmente a la isla asiática. Él es un dragón-dinosaurio, no un una criatura con emociones reconocibles, así que hay una chispa de lo divino allí. Los japoneses se entusiasman con estos temas de autosacrificio y redención, y ven al kaiju como una creación natural demasiado humana, no como un “otro”.
Quizás por estas razones, el género kaiju continuó siendo popular en Japón mucho después de que Hollywood se cansó de una serie de películas de monstruos inspiradas en la ansiedad de la Guerra Fría en los años 50. Las historias de Godzilla se transformaron para una nueva generación, se reinventaron, hablaron en contra de la codicia corporativa, la contaminación y otros vicios de los humanos. Incluso se convirtió en una especie de amigo de la humanidad en encarnaciones posteriores, lo que condujo a la consolidación del personaje como un ícono universal de la cultura pop.
Por otro lado tenemos a los mechas que son mega populares en Japón y que luego se expandieron al resto del mundo. Por ejemplo, Astro Boy es una versión moderna de Pinocho, pero también personifica la visión de que los robots son buenos y pueden hacernos la vida más fácil. Más importante aún, el manga y la serie de televisión animada definieron el anime japonés, y su impacto todavía se siente hoy.
Sin embargo, hay una clara distinción entre esta interpretación y la de Occidente. Al menos en un sentido occidental, los robots son normalmente máquinas artificialmente inteligentes. Mientras que “mecha”, al menos como término, es más amplio y normalmente abarca vehículos pilotados por personas. En japonés, “robot” se usa a menudo tanto para máquinas que se mueven, como para máquinas humanoides y también hay una conexión religiosa con estos monstruos, ya que son vistos como guardianes. De hecho, en la isla asiática existen estatuas gigantes de mechas en múltiples lugares.
Los robots tienen una larga historia en Japón, con los títeres mecanizados karakuri desde el siglo XVII en adelante. El carácter japonés de los mechas reside en su diseño. Con la disolución de los samuráis durante la Restauración Meiji, los mechas nacieron en parte de ese vacío cultural. Esta es también la razón por la que los mechas japoneses suelen ser una armadura y un medio para ayudarlos a alcanzar una forma de redención espiritual.
Las estatuas de tamaño real que mencionamos anteriormente se convirtieron en un monumento a lo que se puede lograr y lo que podría ser posible, razón por la cual siempre en el anime tenemos personas hablando y tratando de calcular el costo de construir uno verdadero y funcional. Si bien Japón no ha desarrollado mechas reales de 59 pies que puedan correr, volar y atacar, estas estatuas son más que sueños, son estímulos para el espíritu humano, hay algo bastante especial en ellos.
Grandes monstruos grandes robots se hicieron enormes en los años posteriores a la guerra en Japón y se convirtieron en fenómenos tan populares que la isla les quedó chica y su fama se expandió a todo el planeta. No obstante, donde nosotros vemos animes fantasiosos o de ciencia ficción, ellos encuentran metáforas sobre los desastres naturales que sufrieron y también del deseo de hacer realidad algunos sueños.
