En el final del episodio anterior vimos cómo August había abierto, por decir de alguna manera, el antiguo caso de su padre. Ese caso por el cual se fue de encubierto al poco tiempo que Emily fue asesinada. Al ver esto Cordell deberá volver al juego, pero en un primer momento no le dirá nada a nadie.
Así se contactará con Twyla Jean, la mujer de la foto, que está buscando el dinero que en teoría él se llevó. Es así como Walker vuelve a ponerse en la piel de Duke a quien había abandonado hace cuatro meses atrás. El problema es que Twyla está siendo investigada por el FBI que además desconfía de Cordell, pero será Micki quien lo ayudará.
Ella decide comenzar a seguirlo para terminar, como de encubierto, trabajar junto a Walker para poder acabar con esta de una vez por todas. Mientras tanto su hijo August está seguro que su padre se irá, y Stella se siente defraudada porque Cordell no se hace presente a su partido de fútbol.
La realidad es que a Stella le es de mucha ayuda la presencia del nuevo entrenador Trey, el novio de Micki, la ayude a entender por qué es que decidió unirse al grupo. Por otra parte August complica un poco el caso de su padre al hacerse presente cuando están por llevar a cabo un último robo.
Es que tanto Twyla como Jaxon quieren el dinero que Crystal y Duke vieron por primera vez. Mientras preparan un nuevo golpe, Walker logra recordar dónde puede estar el dinero mostrando que en realidad es Twyla quien lo quería.
Finalmente logran poder capturarla, y Walker decide que Duke muera, logrando así que su identidad encubierta no salga nuevamente a la luz.
Por último además una escena emotiva con Walker y sus hijos prometiendo que no volverá a irse, vemos a Liam junto a el jefe James con información sobre el dron de Emily la noche de su asesinato, es que hay todavía cabos por resolver sobre la muerte de la esposa de Walker.
