El Código de la Discordia es la mejor serie para entender los comienzos del Siglo XXI - Spoiler Time

El Código de la Discordia es la mejor serie para entender los comienzos del Siglo XXI

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#TheBillionDollarCode (#ElCódigoDeLaDiscordia) es la nueva exquisitez alemana de #Netflix. Imperdible.

Eric John Ernest Hobsbawm, más conocido como Eric Hobsbawm, fue un historiador de corte marxista y de nacionalidad británica pateó el tablero en el ambiente intelectual al definir al pasado Siglo XX como uno corto: comprendió, según él, por los avances tecnológicos y humanos, desde la Primera Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín. Y no solo eso: dejó muy en claro que el “vencedor” de la Guerra Fría, Estados Unidos, fue el único país que despegó rápido cuando comenzó en el nuevo Siglo, dejando tierra arrasada detrás, o sea, cantidades de sociedades (por no decir todas) miraban los cambios mundiales con ojos perplejos, inocentes.

La demarcación y las afirmaciones de Hobsbawn están muy bien pensadas y sustentadas en varios artículos y libros; es totalmente cordial y lógico. No por nada su figura sigue siendo palpable para aquellos que no son expertos en la investigación histórica.

Berlín, comienzos de la década de 1990. El Muro se derrumbó, Alemania se unió y, como un reflejo distorsionado y más frío a lo sucedido en la España post Franco, el destape comenzó.  ¿Por qué más frío que lo sucedido en tierras ibéricas? El clima no es todo: el alemán, como ser humano, es analítico, distante… pero también, en parte, inocente, y la inocencia a veces genera que la distancia sea con la realidad más que con los afectos. La libertad de los happenings, la reconstrucción edilicia, la moda post punk y la música moderna de las discotecas underground eran moneda corriente, todo ello lleno de nuevas emociones que reflejaban sorpresa, credulidad.

Y entonces The Billion Dollar Code (El Código de la Discordia).

Video
https://www.youtube.com/watch?v=XM-7d4GgaGY

Todo (o una parte grande de) lo que somos se basa en nuestras experiencias pasadas. Un poco de autobiografía no viene mal en este artículo. Tuve la suerte de estudiar mis últimos años de colegio (o preparatoria o como se diga en cada lugar donde se lea esto) en una institución alemana. Según su desempeño, el alumnado tenía la posibilidad de realizar un viaje singular: un intercambio académico. Sí: un alumno argentino pasaba cierta cantidad de tiempo en la casa de un par alemán para luego alojarlo a los meses en Argentina. Luego de quemar pestañas (y mis padres alcancías varias), logré el objetivo. ¿Quién me iba a alojar? Una familia. ¿Y cómo se llegaba a ese contacto? A través de carta, claro: fines de 1998 / comienzos de 1999 e internet era una novedad verdadera en muchos lugares del mundo. 

El pueblo que me cobijó era uno muy peculiar que aún se llama Haan. ¿La rutina? Desayunar, asistir a clases, almorzar, estudiar y cenar… normal… pero al final no tanto. Los fines de semana y los días feriados, solo o acompañado, recorrí varias ciudades emblemáticas de la nación que me cobijaba, y obviamente Berlín era destino obligado.

Ya desde los primeros minutos me percaté que The Billion Dollar Code (El Código de la Discordia) iba a ser una de mis series preferidas de este extraño 2021: por experiencia propia, la ciudad capital de Alemania está perfectamente recreada y su gente y lo que sucedía allí también, formando un complejo pero perfecto personaje más de la deliciosa trama.

Basada en una historia real, la producción de Netflix expone el caso de un grupo de jóvenes hackers y artistas de escasos recursos con base en el Berlín de comienzos de la década de 1990; ellos, colmados de hambre de crear y progresar. Entre idas y venidas, charlas y debates, logran una genialidad: el algoritmo y, a la par, el software que dejaría a cualquier persona estar en cualquier punto del globo terráqueo desde su casa. ¿El nombre del proyecto? Terravision.

Hasta allí fantástico. ¿El nudo? Ya exitosos en el ambiente tecnológico, dos de estos ansiosos europeos son invitados a Silicon Valley para conocer las oficinas de la empresa fabricante de computadoras del momento. Su director, un muy relajado empresario, les abre las puertas y uno de los dos jóvenes alemanes abre su corazón, y su mente: le explica cómo llegó a desarrollar Terravision. Tras años de intentar subsistir en una Europa aún muy alejada de la tecnología de punta, el grupo de jóvenes sigue escaso de recursos y, para colmo de males, se enteran que aquél empresario ahora trabaja para Google y, con lo “aprendido” del algoritmo, lanzó Google Earth. Tras engaños y decepciones por parte de la empresa que hoy es muchísimo más que un navegador, comienza una demanda que quedaría para la historia… o por lo menos para una mini serie.

The Billion Dollar Code (El Código de la Discordia) muestra los sentimientos y las realidades de la trama haciendo una yuxtaposición constante entre los dos modelos de sociedad de comienzos del Siglo XXI: una adelantada / beneficiada como lo fue la estadounidense y otra la atrasada / vapuleada como lo fue la alemana (aunque se podría nombrar cualquiera, dicho sea de paso). ¿Ejemplos? Veamos. Por un lado, cómo se recrean los espacios inhóspitos: mientras que en Estados Unidos el desierto es un lugar de ocio, en Berlín los descampados (sucios y hasta abandonados) son receptores de jóvenes que quieren alimentarse por un bajo costo, para nada símbolos de recreación feliz. Por otro lado, la importancia del avance tecnológico: Silicon Valley, la meca de la informática, contra una ciudad capital alemana cuyos habitantes ven con ojos pavorosos la impronta computacional. También, la representación del lema “juventud, divino tesoro”: los jóvenes marcan las tendencias (y los negocios) en el país del norte de América, mientras que sus pares alemanes son cuestionados por los adultos ante su curiosidad y su necesidad de salir del status quo reinante. Otra marca, lo abierto vs lo cerrado: no es casual que los ambientes de trabajo en la imagen estadounidense sean cómodos, elegantes, espaciosos, relajados, mientras que los alemanes son oscuros, pequeños, hasta se podría decir que un poco tenebrosos. Pensemos en otro punto, los cuerpos: sol, palmeras y erotismo frente a (generalmente) cielos nublados, edificios antiguos y esfuerzo, sudor y lágrimas.  Por último, y no por eso menos importante, las sensibilidades: a la compañía norteamericana Google se la representa como a Medusa, la misma que termina atrayendo hacia el engaño a los inocentes, a los crédulos, a los confiados.

Sí, claro, el apartado judicial es importante para que se entienda todo el recorrido o directamente los porqués de The Billion Dollar Code (El Código de la Discordia), pero la genialidad de la nueva mini serie producida por Netflix recae en que mantiene la diferencia de la que hablamos antes a rajatabla, y no solo eso: así como lo inanimado como una ciudad puede ser un personaje, en esta producción también cumple lo sin vida de alguna manera anticipa el final, uno que en ningún momento cae de maduro hasta que nos detenemos en los detalles.

The Billion Dollar Code (El Código de la Discordia) es excelente en muchísimos sentidos. Sin dudas, hay que aplaudir a Netflix por seguir confiando en producciones alemanas.

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