¡Un espectáculo visual! Duna: Parte Dos hace entrega de una gran historia de amor y venganza

¿Cuándo fue la última vez que salieron del cine sabiendo que habían disfrutado de una total experiencia cinematográfica? Al menos en mi caso, podría decir que Oppenheimer era lo más cercano, pero después de unas semanas de haber visto Duna: Parte Dos y analizado toda la información de esa gran pantalla, no hay duda que ese trono le pertenece ahora.

De vuelta a las arenas de Arrakis, el director Denis Villeneuve nos lleva a continuar el viaje de Paul Atreides, un joven que podría ser el elegido para convertirse en el líder de los Arrakis en su lucha por liberarse de la opresión que el Emperador tiene sobre este pueblo donde se encuentra la especia melange, una de las sustancias más poderosas y valiosas del universo.

Acompañado de Chani, la mujer que soñaba de forma constante, y con ayuda de los Fremen, comenzará así su camino de entrenamiento por convertirse en uno de ellos, a pesar de que pocos confían que él es el elegido del que tanto han oído hablar por años. Pero su preparación también lo hará enfrentarse a sus demonios que le exigen venganza por la muerte de su padre, el duque Leto. Él tendrá que elegir su destino entre el amor de su vida o la guerra, tomando en cuenta que no hay opción para el arrepentimiento.

“¿Por dónde empezar a hablar de una película de Duna: Parte Dos sin arruinar la experiencia de nadie?”, fue lo que me pregunté saliendo del cine, dando vueltas a todo lo que había visto y sentido en esa sala. Cabe destacar que desde el estreno de la Parte Uno, no me había dado la oportunidad de revisitarla, por lo cual mi preocupación era no poder disfrutar la Parte Dos en todo su esplendor, debido a los dos años que habían transcurrido entre una y otra. Vaya sorpresa que me llevé al finalizar la función y elogiar el trabajo de Denis Villeneuve, que tal como lo dijo en su paso por México, diseñó esta película para convertirse en una historia independiente con todos los elementos para que cualquier espectador se adentré a este universo fantástico, pero a su vez lograr que fuese una experiencia completa para todos aquellos que vieron la primera parte.

Entre todos los elementos que dan forma a Duna, la extensa variedad de personajes dentro de su historia, es uno de los que más destaca, lo cual siempre me parece un problema de las adaptaciones que no logran balancear el peso entre el personaje protagónico y el resto que lo acompañan. Este particular hecho es mucho más notorio en la Parte Uno donde el foco en Paul Atreides está siempre presente, pero en la Parte Dos existe el espacio necesario para que todos los personajes tengan su momento de brillar en pantalla, y hay dos en particular que se roban las escenas donde se hacen presentes: Zendaya como Chani y Rebecca Ferguson como Lady Jessica. Me parece interesante como el desarrollo de las dos mujeres más importantes para el protagonista son de los grandes elementos de esta continuación y que gran parte de su forma de transmitir las emociones de sus personajes está mostrada a través de sus ojos.

Por un lado tenemos a Zendaya dando vida a Chani, esta mujer guerrera, que intenta brindarle un voto de confianza a un hombre desconocido del que poco a poco se va enamorando, pero es a través de su mirada que hay un dejo de desconfianza si lo que está haciendo es lo correcto. Y por otro lado está Rebecca Ferguson volviendo a dar vida a Lady Jessica, la madre de Paul, esta mujer estoica con un halo de misterio que le rodea y que ahora conocemos parte de su historia, el porque se mueve de forma tan calmada y a la vez tan manipuladora, actitud que resalta a través de su mirada en esa cara que se mantiene casi siempre tapada.

En el caso de Timothée Chalamet me parece que hay poco que agregar y no es porque entregue una mala actuación, es porque demuestra su gran capacidad histriónica al retomar a su personaje, como si no hubiese habido brecha entre la filmación de las dos películas. Aún con ello lleva la evolución de Paul, quien está lleno de amor y venganza, de forma espectacular. Austin Butler luce por dejar el papel de Elvis a un lado en un papel de villano donde su principal atractivo es el uso de la fuerza bruta y Florence Pugh presenta una actuación contenida, que si bien no luce al igual que sus compañeras actrices, esto no demerita su labor profesional, ya que la historia deja en claro que ese es el rol del personaje.

No puedo acabar sin destacar la labor del resto del elenco; así como de los efectos visuales, la fotografía y el trabajo de dirección y guion, de los cuales no tengo mucho que decir más que se nota el gran esfuerzo por entregar una película tan épica como Duna: Parte Dos. Pero de quien sí me gustaría agregar un poco más es del trabajo de Hans Zinmer en la banda sonora, quien, cayendo en una obviedad, sabe darle el ritmo a la misma historia llena de acción y momentos de solo tensión, a la vez que muestra la delicadeza de resaltar a través de cada nota el amor entre Paul y Chani.

En conclusión, por muchos años se dijo lo difícil que sería poder adaptar fielmente una novela como Duna de Frank Herbert a la pantalla grande, y aunque David Lynch había hecho lo propio hace ya varios años, creo que por fin podemos confirmar que el director francocanadiense Denis Villeneuve logró la gran hazaña, como si se tratase de domar uno de los gusanos de arena que son parte de la historia, él se convirtió en el elegido, en el mismísimo Paul Atreides, quien tuvo la habilidad de explorar el universo de Duna de una forma espectacular a nivel visual, narrativa y musical que con la Parte Dos se consolida como uno de los grandes directores de nuestros tiempos.