El regreso de Milly Alcock a House Of The Dragon fue brillante

Milly Alcock regresó en The Burning Mill, el episodio 3 de la temporada 2 de House of the Dragon. Nuevamente como Rhaenyra Targaryen, Alcock fue una visión para su tío/marido, Daemon Targaryen (Matt Smith) en Harrenhal, aparentemente bajo la influencia de un hechizo o poción de Alys Rivers (Gayle Rankin).

Después de haber interpretado el papel de Rhaenyra en los primeros cinco episodios de la temporada 1 de la serie, esta aparición sí que fue sorpresa. Su regreso tiene mucho sentido. El resultado final fue una de las mejores escenas de lo que va de la temporada 2.

Pero momento: que su vuelta haya sido genial no significa que se le falte el respeto a Emma D’Arcy, quien es absolutamente fenomenal en el papel, lo ha hecho suyo y encarna perfectamente a Rhaenyra. Pero sí es cierto que por Alcock el desarrollo del personaje es crucial. A su vez, es cierto: faltaba un cierre para la versión de Alcock del personaje.

Su regreso es muy merecido y une mejor las dos versiones de Rhaenyra. La razón de esto es Daemon: llega a Harrenhal después de una pelea explosiva con el personaje de D’Arcy, y luego tiene que experimentar una visión de Alcock. Y es solo viendo a la Rhaenyra más joven que puede procesar sus emociones (cómo lo lastimaron, cómo cometió errores y que realmente se arrepiente de ellos), lo que significa que esa es la única manera en que puede arreglar su matrimonio con la Rhaenyra actual.

El cameo de Alcock podría haber sido fácilmente un fanservice, y lo es hasta cierto punto: a cualquier fan le sirve, y eso en sí mismo no es inherentemente algo bueno o malo, dependiendo de la ejecución. Pero la forma en que se hace en House of the Dragon es muy inteligente, porque está muy cargada de significado para Daemon y debería tener un impacto en su arco, además de ser una escena adecuadamente espeluznante e inquietante por derecho propio.

Gracias Max.