La nueva película de Jamie Foxx logró ser realmente entretenida, pero a pesar de ello sentimos que había mucho más para explorar en este extraño mundo donde los suerhéroes y supervillanos duran solo 5 minutos. La posibilidad que cualquier persona pueda tener superpoderes con la simple ingesta de una cápsula es fascinante, y más si tenemos en cuenta que esos dotes fantásticos están basados en habilidades que poseen los animales. No obstante, Project Power no puede aprovechar al máximo esta idea. La película podría haber profundizado mucho más en el origen de las píldoras, el pasado de Arthur (Foxx) o incluso mostrar más escenas donde los delincuentes usan la droga con própositos malvados. Sin embargo, se queda en el medio.
No podemos decir que el último largometraje de Netfix es aburrido o lento porque estaríamos mintiendo. De hecho, es muy dinámico y tiene mucha acción. Pero el potencial de transformar el proyecto en algo mucho más grande está ahí, solo tenemos que desbloquearlo.
Ni Netflix ni los creadores han dicho algo acerca de una secuela, pero nos quedó la sensación que la historia se estaba reprimiendo ciertas tramas para mostrarlas más adelante. Algo similar a lo que pasó con Extraction en la plataforma.
Los hilos para una secuela están ahí. En los últimos minutos de la cinta, Frank (Gordon-Levitt) le pregunta a Arthur si él de verdad cree que todo el problema de las píldoras Power se terminó, quien le contesta que para él sí, y luego se va a su casa con Tracy. Cada vez que en una película alguien pregunta “¿esto se terminó?” significa que, por supuesto, no ha acabado.
En una posible segunda parte podríamos descubrir que las cápsulas de hecho no solo existen en New Orleans sino que los proveedores ya las han distribuido en otros estados. De hecho, si se quieren ir más lejos podríamos trasladar la acción a otro país. Por ejemplo, Texas (estado limítrofe) y México; y para frenar la propagación nacional llaman a Frank y Arthur, quienes ya tienen experiencia en este tema. Y luego Robin se infiltra en la misión de alguna manera.
Sería épico.
Tener a una organización malvada como Genesis detrás de la droga no funcionó muy bien, especialmente porque la líder solo tuvo unos segundos en pantalla, ni siquiera pudimos odiarla. Las películas del género siempre funcionan mejor cuando tenemos a un villano fuerte que nuestro héroe debe enfrentar. Así podríamos descubrir que el ejército que estaba en New Orleans era solo un brazo de la corporación y que el verdadero antagonista todavía está en las sombras, siguiendo con el negocio.
Yéndonos ya al terreno de la fantasía, ¿saben quiénes serían unos excelentes villanos opuestos a Jamie Foxx y Gordon-Levitt? Vincent D’Onofrio y Jon Bernthal. Sería genial ver al dúo juntos otra vez luego de su paso por Daredevil, tuvieron mucha química en pantalla y caben a la perfección en los roles de “jefe de la mafia” y “guardaespaldas súper peligroso”.
Necesitamos más caos, no solamente ver a un delincuente tratar de robar un banco con los poderes de las píldoras. Queremos grupos de malhechores que se juntan y usan la droga para destruir cosas, pretendemos que nos muestren más habilidades, que nos cuenten cómo surgieron las cápsulas.
Por último, es urgente ver más a Robin (Dominique Fishback) en pantalla. Es el personaje más carimático y entrañable de la película, y eso es decir mucho teniendo en cuenta que compartió pantalla con Foxx. Explorar más su hobby musical (el cual necesita ser acompañado por un soundtrack del género), su historia familiar, su estado en el colegio, su barrio.
En fin, Project Power tiene mucho material para seguir la franquicia y poder crear una segunda parte mucho más caótica, emocional e interesante. Esperemos que Netflix pueda hacerla realidad.
