La noche del 23 de junio de 1993, John Wayne Bobbitt dormía plácidamente en su cama, hasta que su esposa, Lorena, le cortó el pene con un cuchillo de cocina. Ella luego alegó que su marido llegó borracho y la violó y que la motivación de su acción se basó en que la sometía a humillaciones y maltrato continuo.
Debido a estos acontecimientos y tras el juicio, la mujer se convirtió para muchas en una heroína del feminismo (especialmente las que habían padecido similares situaciones). En la actualidad preside la organización Lorena’s Red Wagon, dedicada a conseguir recursos para mujeres maltratadas que buscan ayuda psicológica y social. Él no se quedó atrás y aprovechó la fama que le dio el suceso, y tras operarse para implantarse el pene, se dedicó un breve tiempo al cine porno.