Las peores series del 2018 - Spoiler Time

Las peores series del 2018

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Lo mejor de lo peor.

Este año hemos sido testigos de una fastuosa cantidad de títulos en materia de ficción televisiva que indudablemente, y gracias a su complejidad narrativa, imaginería y elevado nivel de producción y dirección, siguen colocando al formato en lo más alto y dando por desterrada aquella vieja idea de la “hermana menor” del cine. Sin embargo, no todo puede ser digno de celebración en este variado universo.

Es por ello que en esta ocasión hemos recopilado algunas de las nuevas producciones que, lamentablemente, se han quedado a mitad de camino.

A continuación, te presentamos nuestro ranking con las peores series del 2018.

8 Everything Sucks!

Aunque como todo producto coming of age internacional ha concebido una importante fandom indignada por su pronta cancelación, indudablemente Everything Sucks! no ha resultado ser santa de nuestras devociones.

La serie de Netflix se encuentra ambientada a principios de la década de los ‘90 y sigue a un grupo de tres amigos adolescentes de la ciudad de Boring, en Oregon, que tras una disputa con los estudiantes de teatro, deciden unir fuerzas y filmar su primera película casera.

Estamos ante el típico caso de la nostalgia por la pura nostalgia. Ante una desgastada moda por las ficciones situadas en los ochentas, los creadores no tuvieron mejor idea que trasladar la añoranza por los tiempos pasados a su siguiente y menos fascinante década signada por el britpop y el nacimiento de Internet.

La principal falencia de Everything Sucks! radica en el hecho de querer abarcar demasiadas historias sin darle su merecida importancia al eje principal. El sueño del protagonista, Luke (Jahi Di’Allo Winston), por convertirse en cineasta queda bastante desdibujado y nunca logra empatizar con el público. De hecho, para ser justos, todos los personajes jóvenes son tan olvidables como estereotipados.

La serie repite hasta el cansancio los tópicos de toda serie juvenil norteameriana, como la guerra entre freaks y populares (que en esta ocasión son interpretados de forma poco probable por los estudiantes de teatro), el primer amor y la revolución hormonal, pero acompañados de un guion mediocre y una falta de profundidad que se intenta resarcir mediante la nostalgia por los objetos y la música de una década que jamás encontró su identidad.

7 Made in México

Y un día, Netflix se convirtió en la MTV de los 2000. Aunque la plataforma ya contaba con algunos reality shows como el exitoso Queer Eye o el programa de cocina Nailed It, hasta el momento nunca se había animado a caer tan bajo como lo hizo con este típico retrato de la frivolidad de la élite.

Made in México sigue la vida de nueve miembros de alta sociedad mexicana: PepeKitziaCarlosLizColumbaChantalShanikRoby y Hanna. Todos ellos se animan a mostrar ante las cámaras sus lujos, sus conflictos, sus aspiraciones y, sobre todo, sus miserias humanas.

Esta formato resulta bastante conocido para quienes alguna vez han visto los populares realitys de las celebridades estadounidenses, pero cuesta pensar cómo semejante oda al estilo de vida de una aristocracia venida a menos puede ser bien recibida en un país donde casi el 50% de sus habitantes vive sumido en la pobreza.

Los narcisistas integrantes del programa no solo son pésimos actores que cumplen la función de personajes estereotipados sino que representan los pensamientos más conservadores de la sociedad, como el racismo, el malinchismo y la misoginia.

6 The Innocents

El romance adolescente y la ciencia ficción no ha sabido como ir de la mano en The Innocents, la serie británica de Netflix que peca de poco novedosa.

La ficción narra la historia de Harry y June, dos adolescentes que deciden fugarse de su pueblo para vivir el sueño de estar juntos. Pero una vez lejos de sus familias, June descubre que posee una habilidad especial e incontrolable para cambiar de forma. Mientras que ambos luchan por mantener vivo su inocente deseo, un misterioso profesor promete curar a June y reunirla con su madre, quien la abandonó hace tres años.

A pesar de las interesantes preguntas que plantea este nuevo y peligroso descubrimiento, así como la lucha por preservar la inocencia en un mundo corrompido, la serie carece de profundidad. The Innocents elige muchas veces irse por el lado melodramático de esta improbable relación sentimental en vez de explorar a fondo sus ideas.

Al igual que en la saga Twilight, la referencia más clara a la que han apuntado los creadores, a esta especie de Romeo y Julieta modernos les falta chispa. El amorío de estos dos adolescentes de 16 años se siente tan forzado como excesivamente pulcro, casi como si habláramos de una aventura infantil apta para todo público.

El lado romántico no es el único que se hunde en este barco sin timón. El aspecto sobrenatural tampoco es abordado de forma interesante, sino más bien como una historia secundaria. Mientras que toda la atención recae en la relación juvenil, aquella poderosa habilidad para cambiar de forma no es explotada lo suficiente.

Aunque el romance y la fantasía suelen combinarse muy bien en la ficción adolescente, en esta ocasión, la plataforma se ha conformado con poco y no ha podido entregar algo verdaderamente convincente.

5 Maniac

La miniserie de Netflix protagonizada por Emma Stone y Jonah Hill definitivamente no logró estar a la altura de las expectativas. A pesar de sus ideas ambiciosas y retorcidas y sus lisérgicas realidades mentales, lo cierto es que esta especie de Eternal Sunshine Of The Spotless Mind con mezcla de Inception y Legión no funciona en muchos aspectos.

Basada en la serie noruega del mismo nombre, Maniac sigue a los desconocidos Annie Landsberg (Stone) y Owen Milgrim (Hill), quienes deciden someterse a a un nuevo tipo de tratamiento farmacéutico radical, una secuencia de píldoras que su inventor, el Dr. James K. Mantleray (Justin Theroux), afirma que puede reparar cualquier cosa en la mente, ya sea desde una enfermedad mental hasta un desamor.

En principio, debemos decir que la mixtura de géneros le ha jugado bastante en contra. La combinación de los dramas existenciales y la tragedia con el humor absurdo y satírico se siente irregular e incómoda. Por otro lado, la química entre los personajes de Stone y Hill falla a niveles incluso impensados si tenemos en cuenta que en todas las realidades alternativas brilla por su ausencia. De hecho, el Owen de Hill queda bastante opacado ante una Stone que se esmera por mostrarse insensible, pero que en el fondo carga con la culpa de un triste pasado. Si, ella es especialista en retratar este tipo de personajes y no hay forma de competirle.

Aunque la dirección de Cary Fukunaga (True Detective) intenta darle un sello personal a la serie, sobretodo en la representación del mundo retrofuturista donde viven los protagonistas, la trama no se diferencia mucho de las referencias cinematográficas nombradas anteriormente. Lo mismo podemos decir de sus pretenciosos análisis de la psiquis humana, que terminan llevando hacia conclusiones trilladas dignas de un libro de autoyuda.

4 Altered Carbon

¿Mucho ruido y pocas nueces? El Gigante de Streaming nuevamente ha logrado decepcionarnos ante lo que parecería ser el gran estreno del año en materia de ciencia ficción cyberpunk, un subgénero poco explotado en la pantalla chica.

Basada en la novela de Richard K. Morgan, la serie se desarrolla en un futuro lejano en el que la sociedad ha sido transformada por las nuevas tecnologías: la conciencia puede ser digitalizada, los cuerpos humanos son intercambiables y la muerte ya no es permanente. En este mundo, Takeshi Kovacs, el único sobreviviente de un grupo de guerreros de élite, es desconectado luego de cumplir 250 años de condena. Su misión para volver a vivir será resolver el supuesto asesinato del poderoso millonario Laurens Bancrof.

En principio, debemos decir que el manejo del ritmo es uno de los defectos que más le ha jugado en contra a esta adaptación. Altered Carbon tarda demasiado en arrancar, llevando al cansancio del público en sus primeros tres episodios. Un aspecto que se ven aún más agravado por la acumulación de subtramas y los conceptos confusos que se explican de manera acelerada.

Por otro lado, las reflexiones filosóficas a las que se podría haber llegado con una premisa tan interesante como el hecho de la eliminación de la muerte, brillan por su ausencia. La estética fotocopiada de Blade Runner y el exceso de violencia, efectos especiales y desnudos por doquier intentan suplir, sin lograrlo, este gran vacío.

Cabe destacar también que la inexpresiva actuación del protagonista, el sueco Joel Kinnaman, y la relación entre su personaje y la policía Kristin Ortega resulta trillada y densa.

Sin duda, la cautivadora idea de Altered Carbon se ha evaporado ante una serie que más que escenarios deslumbrantes, no tiene mucho por ofrecer.

3 La Casa de las Flores

No todas las ficciones mexicanas de Netflix han corrido con la misma suerte de la controvertida serie de Luis Miguel. La creación de Manolo Caro, protagonizada por la reina de las telenovelas Verónica Castro, tampoco ha logrado colmar nuestras expectativas.

La Casa de las Flores cuenta la historia de la respetada familia De la Mora, dueños de una importante florería con la que han alzado su propio imperio. Sus vidas idílicas se salen de control cuando la amante del patriarca de la familia se suicida en la florería, haciendo que los secretos más oscuros de cada uno de pronto salgan a la luz.

Aunque es notorio su intento de deconstruír la novela mexicana tradicional a través de la sátira, lo cierto es que esta innovadora propuesta no ha podido encontrar el camino, consolidándose como una especie de raro híbrido entre la telenovela y la serie.

A pesar del ritmo ligero y maratónico, La Casa de Las Flores presenta tramas y personajes intrascendentes, mientras que otros como el marido transexual de Paulina, no son explotados tal como se debiera.

2 Edha

La carta de presentación argentina para la plataforma de Netflix no solo se encuentra en el podio de lo peor del año, sino que representa lo más bajo del país en materia de ficción.

Creada y dirigida por Daniel Burman (El Rey del Once), la serie presenta a Edha Abadi (Juana Viale), una visionaria diseñadora textil cuya firma se ve en problemas cuando el incendio de un taller de ropa clandestino en el que se elaboraban varias de sus prendas la pone en el ojo de la mirada pública y judicial. Mientras su padre y socio comercial, Lorenzo (Osmar Núñez), intenta deshacerse de las pruebas que incriminan a la empresa, Edha inesperadamente conoce a un joven inmigrante (Andrés Velencoso) que servirá como inspiración para su próxima y radical colección masculina.

El papel protagonista en manos de Viale sin duda ha sido de los mayores desaciertos de la ficción. Su falta de versatilidad y frescura para la actuación se suma a una voz en off monoacorde e inexpresiva que no solo resulta innecesaria al contar aspectos evidentes de la trama sino que despierta la irritabilidad de quien la escucha. Su contraparte masculino tampoco ofrece una performance convincente y la relación entre ambos personajes, lejos de encender la llama de la pasión, se siente fría e incómoda.

Otro de los grandes problemas que refleja Edha es el guion, cuyas subtramas hacen que perdamos el hilo central de la historia. Por supuesto, las situaciones trilladas e inverosímiles dignas de telenovela, se encuentran a la orden del día. Ni hablar de los diálogos, que parecen haberse escrito en piloto automático.

Depositaria de duras críticas tanto de la prensa local como internacional, podemos afirmar que Edha es un producto por demás fallido que desaprovecha la importante inversión y exposición que brinda una de las distribuidoras digitales más importante del mundo.

1 Insatiable

Destrozada por la crítica y el público, la comedia satírica de Netflix inexplicablemente logró ser renovada tras su polémico estreno en agosto de este año.

Insatiable cuenta la historia de Patty (Debby Ryan), una joven que toda su vida ha sudo victima del bullying debido a su físico. Luego de que un vagabundo le rompiera la mandíbula de una trompada, Patty logra bajar una gran cantidad de peso gracias a una dieta de puro líquido. Ahora, la adolescente está lista para vengarse de todos aquellos que la hicieron sufrir y comenzar una prometedora carrera como concursante de belleza.

En una época en que la coyuntura feminista ha modificado favorablemente las historias y los personajes que se plasman en la ficción, Insatiable sin duda representa todo un retroceso. La patologización y la burla de la gordura, la violencia de género puesta en duda y el abuso sexual de menores como chiste, son solo algunos de los motivos por los que esta ficción genera no solo nuestro repudio sino el de una sociedad concientizada que ya no está dispuesta a tolerar este tipo de mensajes. Todo aquello sumado a un conjunto de personajes estereotipados y un relato repleto de clichés que no hacen más que reafirmar nuestro profundo descontento.

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