Raúl Briones: “Soy un claro ejemplo de que la cultura nos puede salvar”

Raúl Briones tiene callo. La base: el esfuerzo. El actor mexicano es un ejemplo de que la constancia te lleva más lejos que el talento. Por fortuna, encontró en el arte una vía de salir adelante y sobre todo de expresión. Algún día espera obtener los recursos necesarios para no tomar decisiones basadas en la economía, sino en sus necesidades artísticas, según comenta, en entrevista con Spoiler Time.

Mientras, su nombre suena alto en la escena cinematográfica mexicana tras debutar en Güeros (Alonso Ruizpalacios, 2014) y sumar tres Premios Ariel. Dos por Mejor Actor Protagonista en Asfixia (Kenya Márquez, 2020) y Una película de policías (Alonso Ruizpalacios, 2022). El tercero por Mejor Coactuación Masculina en El norte sobre el vacío, de la cineasta Alejandra Márquez Abella (Las niñas bien, 2018).

En esta última película, cinco minutos bastaron para llevar a su personaje- Guzmán– a lo más alto del podio. Con ello, reafirma la máxima de la actuación de que no hay personajes pequeños, sino actores pequeños. Alejandra tiene una fuerte apuesta por la construcción actoral, más allá del físico y eso le permitió actuar de una forma muy libre, a través de premisas relacionadas con el lenguaje cinematográfico.

Entendió que la verdadera protagonista del cine es la cámara. “Tú no tienes que señalar lo que la cámara está señalando. Cuando lo entiendes es más fácil porque hay comunicación entre la fotógrafa, directora y el departamento actoral para que no haya un pleonasmo. Supe cuál era la nota que debía tocar y ecualicé la energía para no pasar por encima de nadie y solo dar el elemento justo sin querer sobresalir. Eso es lo que hizo brillar a Guzmán”.

El artista, no obstante, tampoco deja por fuera la deuda histórica de los Ariel al disociar La Mejor Película de La Mejor Dirección. “Éticamente, si hubiera estado en el lugar de Alejandro (González Iñarritu), hubiera dejado ese Ariel a alguna de las compañeras nominadas”, admite Briones.

El norte sobre el vacío– filmada en Nuevo León y Tamaulipas– versa sobre el empresario y cazador, Don Reynaldo (Gerardo Trejoluna), cuya vida va en declive. Durante la celebración por el aniversario de una de sus propiedades, aparece el sicario Guzmán para amenazar y recordar que sus terrenos y legado familiar están en jaque. El narcotráfico manda.

De hecho, la cinta está basada en la historia real del empresario Alejo Garza Tamez. Briones, al obtener el Ariel, afirmó ser reconocido por interpretar a un narco que extorsionaba a una familia y, desde su perspectiva, lo más fuerte fue haber recogido el premio en Jalisco.

“No debemos dejar de pensar que lo que representamos está inserto en un contexto social y tiene un impacto en este. Todo lo público es político y tener enfrente al gobernador de Jalisco-estado inmerso en una crisis de violencia- era una oportunidad de oro para poner sobre la mesa esta realidad. Quise dar ese ingrediente político para evitar que los Ariel se convirtieran en una fiesta privada”, destaca.

“Así que, a nivel creativo y artístico estoy muy contento. Es hermoso ser reconocido por el galardón más importante, a nivel nacional. Sin embargo, por otro lado, abre la conversación a lo que a mí me importaba: resaltar los dilemas éticos a los que nos enfrentamos los artistas tras representar estas historias”, manifiesta.

No obstante, El norte sobre el vacío va más allá. Si bien el narcotráfico es el eje rector de la trama, la película aborda temas como la masculinidad, el patriarcado, las migraciones internas, las desigualdades y el clasismo. Además, la directora Alejandra no hace una apología de la violencia, sino más bien muestra el realismo y contexto de esas personas, quienes están en medio de los grandes golpes delictivos, pero no son los autores intelectuales. Todo ello llamó la atención de Briones, a la hora de formar parte de este proyecto.

“La realidad es más compleja que buenos contra malos. Investigué el fenómeno de esa mancha urbana que se come a las zonas rurales y obliga a la gente de la periferia y ranchos a migrar. Pareciera que el mundo está definido por muros cuando, al final, las personas se agrupan por necesidades vitales y no por líneas trazadas, a nivel político. Esto fue esencial para entender a mi personaje, es decir, qué identidad tiene esa migración interna, que se investiga tan poco. De ahí, decidí construir los trampolines emocionales de Guzmán. Me interesa la interseccionalidad social”, explica.

“Vengo de una clase social baja y de un barrio humilde. Perdí a dos amigos por otras circunstancias, ajenas al narco. Puedo decir que soy un claro ejemplo de que la cultura nos puede salvar. Tuve la enorme fortuna de descubrir el teatro, a lo que me quería dedicar. La puntita es el talento, pero he ido construyendo mi carrera con base en mi esfuerzo y constancia”, agrega.

Muestra de que el esfuerzo trae sus frutos, Briones está preparado para nuevos retos y cambiar la dirección hacia la comedia o el musical. Admite que el género cómico se le da muy bien, pero por su físico siempre lo perciben como alguien serio y dramático. Entre sus aspiraciones, le encantaría dar vida a un histrión que mueva a las masas y conecte de manera increíble con su público, a todos los niveles, donde exista ese contacto con el barrio.

En su mente ronda la leyenda de la salsa, el puertorriqueño Héctor Lavoe, a quien dio vida Marc Anthony en la película El Cantante. Así que, solo queda seguir trazando metas, bajo esta dedicación y constancia, para que los sueños no sean utópicos. Como bien decía Lavoe: “Es chévere ser grande, pero más grande es ser chévere”.