Sin necesidad de una épica batalla, Shōgun tiene un cierre increíble - Spoiler Time

Sin necesidad de una épica batalla, Shōgun tiene un cierre increíble

Anna Sawai como Mariko-San en Shogun.
La primera temporada de Shōgun fue excelente y esperamos que la segunda siga por ese buen camino.

Cuando comenzó a emitirse Shōgun por Disney+/Star+, lo primero que hice fue recomendarla diciendo lo mucho que me recordaba a Juego de Tronos, pues su esencia eran los personajes astutos y sus complots políticos. Y definitivamente, tras ver el final no me equivoqué.

Claro, en un principio, me tomó por sorpresa que la batalla tan anunciada entre Toronaga e Ishido no ocurriera en el episodio final. Algunos podrían decir que fue un final bastante anticlimático. Pero yo creo que fue brillante, y tal vez un tipo de final al que no estamos acostumbrados como audiencia occidente. Porque sí, Shōgun está cargada con mucha filosofía oriental. Y eso es algo que me gustó mucho, ver el mundo a través de otra cultura.

Crédito: FX

Creo que esto se puede ver reflejado en el personaje de John Blackthorne. Él cree que el destino se forja, que uno lo elije y que la muerte es algo de lo que se debe huir. Mientras que Mariko-Sama acepta el destino y busca la muerte porque la ve como parte de la vida.

Me encanta que al final, Blackthorne deja de luchar contra el destino, acepta su nueva comunidad y lealtad a Toronaga. Y sobre todo, aprende a respetar la cultura japonesa y la visión de Mariko-Sama sobre la vida, la muerte y la religión.

Crédito: FX

Como lo dije en mi reacción de los primeros episodios, Shōgun es excelsa porque a pesar de ser una producción estadounidense, no recurre al tropo del salvador blanco. Toronaga lo expresa mejor al final, incluso sin Blackthorne de su lado, él hubiera ganado la guerra, sólo lo dejó vivir porque lo hacía reír.

Lo anterior, no demerita el personaje de Blackthorne, porque a través de los 10 episodios, tiene un gran crecimiento. Y es Toronaga quien le da un nuevo propósito y algo en lo que creer.

Crédito: FX

Por supuesto, odié mucho más a Toronaga en el final. Y eso habla de la excelente construcción del personaje y de la interpretación de Hiroyuki Sanada. No creo que la serie quiera que lo veamos como un villano, pero tampoco como un héroe. Es un personaje que desea un bien común para su nación, pero que ese deseo lleva por detrás un hambre de poder. Y Toronaga está dispuesto a sacrificar a quien sea con tal de conseguirlo. Eso habla de la brutalidad y la genialidad del personaje. Porque logra ganar una guerra solo observando a sus enemigos y moviendo las piezas del tablero a su favor.

Por otro lado, quien brilla en esta historia es Mariko-Sama. Toronaga no es el protagonista, sino ella. Gracias a ella, Toronaga logra ganar la guerra. Y es ella quien cambia la vida de todos a su alrededor, incluyendo la de Blackthorne. Sus diálogos son preciosos y su pasado bastante trágico. Y me encantó que su final fuera uno que ella eligió y que además cumpliera su propósito.

Crédito: FX

En resumen, el final de Shōgun me parece increíble a pesar de carecer de una épica batalla. Después de todo, el Cielo Carmesí fueron las acciones de Mariko-Sama. Y en este caso, las palabras de los personajes resultan más letales que las armas. De verdad espero que la ya confirmada segunda temporada esté a la altura de la primera y que los creadores sepan llevar la historia más allá del libro de James Clavell.

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