Ted Lasso cerró con un final conmovedor en una temporada mediocre

La icónica serie deportiva dramedy Ted Lasso llegó a su final esta semana, y aunque no hay nada oficial, todo indica que es el cierre definitivo, o al menos la conclusión del capítulo que Ted, originalmente un entrenador de fútbol americano que comenzó en 2020.

Su episodio final logró el evocarnos a esa primera temporada totalmente conmovedora, llena de reflexiones y toda la vibra que Lasso nos mostró episodio a episodio. Pero muy a pesar de ello, su tercera entrega se sintió más como un partido mediocre que como cualquier buen aficionado termina viendo por compromiso, por el amor a la camiseta. Y en el cual además había tiempo extra porque esta vez los episodios duraron una hora promedio, cuando antes era de media hora.

Apple TV+ y los creadores de la serie cometieron el grave error de la segunda temporada en recargar la historia en todo el positivismo que el personaje principal pregonaba en su vida dentro y fuera de la cancha. Ese ideal de vida fue permeando a los demás personajes de la historia, al grado de que no había villanos en la misma y por ende la trama se volvió plana en todas sus formas.

En esta tercera entrega se prometía a Nathan Shelley (Nick Mohammed) como el gran villano de la historia después de traicionar al AFC Richmond y sobre todo a Ted Lasso al convertirse en el director técnico del West Ham United en gran parte por sentirse poco valorado como entrenador auxiliar. Pero la construcción de este momento fue una llamarada de petate, como decimos en México, que no causó gran mella en el desarrollo de la historia.

Por otro lado teníamos al eterno villano Rupert Mannion (Anthony Stewart Head) que tuvo una mayor presencia en esta entrega y con el cual se volvió a explorar tramas narrativas conocidas de su personaje como su ambición en los negocios y su misoginia disfrazada de un hombre conquistador.

La serie volvió a poner sobre la mesa temas un tanto escabrosos para algunos como son la identidad sexual, el síndrome del impostor, los transitorios afectivos, la violación a la privacidad, solo por mencionar algunos, pero su forma de resolver cada uno de ellos toma caminos fáciles, restándoles importancia para el sujeto involucrado y aún peor para el resto de la trama. Tal es el caso de la bisexualidad de Keeley Jones (Juno Temple) que no aportó nada a la historia.

Sin embargo pese a estos errores, la serie siguió construyendo momentos conmovedores que es la base de esta serie. Pero que fueron tan planeados y poco orgánicos que se nota la claro intención de despertar un sentimiento al espectador. El último episodio echó mano de ello y nos obligó a soltar las lágrimas, porque aseguró que como a mí les pasó a muchos.

Duele un poco el final de Ted Lasso porque, como lo he dicho antes, llegó en un momento de la pandemia para reconfortarnos el alma. Pero el final deja abierta la posibilidad de seguir explorando este universo televisivo a través de nuevos spin-offs que esperaré con ansías.