Claramente se tenía que tener dentro de esta noble producción a uno de los hombres y personajes más queridos y respetados en el mundo del entretenimiento hollywoodense, el señor amabilidad Tom Hanks, el único dentro de la industria que podría dar vida a un ser igual de vivaracho y carismático que él, el inigualable Fred Rogers, presentador norteamericano único en su especie, conocido por su extrema sencillez y carácter afable.
Tom Hanks y Marielle Heller muestran su perspicaz visión para detallar una historia emocional, pero…
La directora detrás de esta cinta llamada A Beautiful Day in the Neighborhood (Un buen día en el vecindario), Marielle Heller, no es ajena a este tipo de temas emotivos (destacar que no cae en sensiblería melosa y empalagosa), pues el año pasado nos entregó una de las joyas más importantes para la temporada de premios a lo mejor de la escena cinematográfica, Can you ever forgive me? (Podrás perdonarme?), un drama desarrollado a principios de los 90 protagonizado por Melissa McCarthy y Richard E. Grant, lo que le valió el reconocimiento y la mirada fija de toda la audiencia. Su reto continuó con el emprendimiento de un viaje llamado nostalgia, al tomar los elementos necesarios para construir una semi biopic del propio Sr. Rogers, al establecer una película sobre el conocido animador de televisión para niños en los años 60 en Estados Unidos.
Como debe ser reconocido, el trabajo de la directora Heller es tangible, impoluto y sofisticado, ya que maneja a la perfección la dosis necesaria para mostrar una historia sumamente humana, cálida y llena de vida, sin necesidad de caer en el plano de lo sumamente melancólico o extremo rosa, volviendo a esta cinta en un viaje puro y honesto sobre lo que representa alguien con el más justo sentido de la amabilidad para una nación entera. El tratamiento de los personajes es brillante, lo cual ha hecho destacar a Heller desde sus trabajos previos, pues les brinda diversas herramientas para desempeñar y explotar en un gran porcentaje la capacidad que tienen ante si. Entiende la historia, el contexto y lo plasma sin duda.
La actuación de Tom Hanks es un valuarte, porque entra de lleno en la vida del protagonista, sabe y entiende lo que representa el Señor Rogers, lo interpreta de manera plausible y con gran empatía y si bien es cierto que hace una labor titánica para demostrar la grandeza del presentador, es uno de los trabajos que tal vez más fácil llegues a olvidar de él. Si por algo se ha caracterizado a lo largo de los años Hanks, es por el hecho de que es considerado como el ícono central de lo que representa el ser un buen padre, un buen vecino, un buen hijo, un buen esposo, etcétera, es propiamente una persona igual de adorable, lo cual también mezcla y detona más la personalidad de Rogers, ya que se vuelven un solo ser.
Pero...
Tal vez uno de los únicos elementos negativos dentro de esta historia es el hecho de que por momentos, y con el hecho de no tratar de generar demasiada adrenalina emocional, hay situaciones que están acentuadas y disminuidas en cuanto a su proyección y tensión, lo cual no permite disfrutar del todo la sensibilidad planteada o pretendida por la directora. El hecho de que su personaje central, el del personaje de Lloyd Vogel, interpretado por Matthew Rhys, tampoco pueda lucir de la manera en la que se esperaría, disminuye la altura de su vara y aunque se comprende que pese a ser el rol central, sirve como mero vínculo para conectar al espectador con el presentador. Su no tan logrado desarrollo termina por causar impacto sobre el final de la historia.
En resumen
A Beautiful Day in the Neighborhood (Un buen día en el vecindario) es una película que necesitábamos sin duda para este inicio de año, por su bondad, calidez y mensaje lleno de vida, junto con la representación de dos humanos extraordinarios: el enérgico Rogers y la sagaz Marielle Heller.