A 36 años del estreno de Top Gun del legendario director Tony Scott llega Top Gun : Maverick, una secuela directa en manos de Joseph Kosinski, quien no solo demuestra que entendió muy bien lo que funcionó en la película original, sino que también ama y respeta el legado que nos dejó Scott, no solo en el cine sino en la cultura popular toda.
El próximo 26 de Mayo estrena en cines. Aquí les dejamos la reseña sin spoilers.
🙂
La cinta está situada en un mundo en que, en palabras del Admirante Chester ‘Hammer’ Cain (Ed Harris), la especie de pilotos como Pete ‘Maverick’ Mitchell (Tom Cruise) está en extinción ya que los aviones que antes tiraban bombas y atacaban objetivos enemigos pronto serán reemplazados por drones que harán el trabajo sucio sin arriesgar millones de dólares ni las vidas de los pilotos. Aún así, queda un pequeño grupo que lucha por mantener la escuela de pilotos “Top Gun” a flote. Maverick es enviado a entrenar a la última generación para una misión suicida en la que por las características del terreno y la importancia de los objetivos a derribar es imposible dejarla en manos de los drones.
Maverick, con el característico ímpetu que viene arrastrando desde hace 36 años, se mete en problemas con el director Beau ‘Cyclone’ Simpson (John Hamm) al tratar de enseñar a los jóvenes Natasha ‘Phoenix’ Trace (Monica Barbaro), Robert ‘Bob’ Floyd (Lewis Pullman) y Jake ‘Hangman’ Seresin (Glen Powell); sin embargo su principal problema es Bradley ‘Rooster’ Bradshaw (Miles Teller), hijo de su ex-compañero de batallas, el ya fallecido Goose, y quien le guarda un especial resentimiento por la muerte de su padre.
Algunas cosas no cambian y el reencuentro con Penny Benjamin (Jennifer Connelly) y Tom ‘Iceman’ Kazansky (Val Kilmer) revivirá algunos momentos del pasado que afectarán la vida y la misión de Maverick, y lo pondrán en predicamentos a la hora de enseñar a sus pupilos, y de la ejecución de la misión para la que fue traído.
Con solo ver la secuencia inicial, una calca de la secuencia inicial de la original, nos daremos cuenta de lo que el equipo creativo conformado por el director Joseph Kosinski y los escritores Ehren Kruger, Eric Warren Singer y Christopher McQuarrie trataron de lograr: un homenaje a la versión original. Y no era tarea fácil. La versión de Tony Scott es una muy efectiva película pro-milicia de las mejores que se han hecho en la historia. Scott logró idealizar la vida en la armada con una moral relajada y deslavada de toda idea política. Eso se repite en Top Gun: Maverick: el enemigo no tiene nombre ni rostro.
Además, Tony Scott construye una hermandad entre los miembros del ejército llena de camaradería y de buena vibra rara nuestros tiempos, pero aquí se siente muy creíble. Sobre esa base el director creó un ritmo y una estética peculiar para representar las batallas que se daban en el aire que hicieron de Top Gun un clásico. Ahora Kosinski, muy de la mano del intrépido Tom Cruise, que por increíble que parezca está llegando a los 60 años, no solo trataron de emular sino que metieron a los actores a aviones reales para que pudieran representar los efectos de la aceleración, la fuerza de gravedad y de la altura como la viven los pilotos de verdad. Con eso más una edición muy bien lograda gracias a la mano de Eddie Hamilton y del cinematógrafo Claudio Miranda, las batallas en el cielo se ven impresionantes y muy bien contadas con un estilo visual que recuerda mucho a los planos que utilizaba Tony Scott, aderezados con el grado de modernidad necesario para que en la pantalla se vea impresionante.
Por el lado de las actuaciones, los personajes cumplen con los roles clásicos de este tipo de películas que aunque se podrían tachar de estar súper estereotipados; encajan muy bien en toda esta maquinaria que estamos describiendo. La relación que hay entre los miembros de la academia recuerda lo hecho por Scott y es el núcleo de la emotividad que lleva a la película a su punto máximo.
La música de Hans Zimmer y Lorne Balfe es un homenaje a lo hecho por Harold Faltermeyer y es el acompañamento ideal para que las batallas aéreas sean épicas y muy emocionantes.
Sin embargo, todo esto funciona ya que Cruise es el centro de todo. No hay toma en la que no aparezca el actor, ya sea en su moto, en su avió, enseñando a sus alumnos o conquistando a Penny. Cruise hace todo, pero de una manera que funciona y con la que reafirma que es una de las más grandes estrellas del cine actual.
En conclusión, Top Gun: Maverick es una secuela que se coloca al lado de la original e incluso llega a superarla. Cada uno de los 131 minutos de la película está lleno de emoción, camaradería y nostalgia. La forma en que Joseph Kosinski respeta y emula la película original es una carta de amor a la Top Gun de 1986. Si bien todo es Tom Cruise, existe un gran trabajo para meter de lleno a los actores y al espectador a las cabinas de esos F/A 18s y crear una experiencia como no se había visto en otra película similar.
La carga emocional también es un factor importante que no se deja de lado y se debe en gran manera al perfecto cast que se reúne, un grupo coral que además de traer frescura y dinamismo es la contraparte perfecta de los que regresan de la primera versión.
Más que una película, Top Gun: Maverick es la gran experiencia cinematográfica de este 2022 que se tiene que vivir sí o sí en la gran pantalla del cine. Solo así se pueden disfrutar esas únicas secuencias aéreas temerarias, los grandes momentos emotivos y la actuación llena de encanto de Cruise que nos recuerda por qué es una de las pocas verdaderas estrellas del cine que sobreviven en la época actual.
Excelente.
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La película lo tiene todo: el carisma de Gosling, la presencia de Blunt y los chistes simplones en yuxtaposición de la complejidad coreográfica con peleas que incluyen un ingenioso manejo de cámaras.
