La falta de química entre los protagonistas de Tu Casa o la Mía es su principal problema

¿Qué hace a una comedia romántica una película buena? Con tantas historias sobre encontrar al amor de tu vida es difícil que este género cinematográfico innove de manera trascendental, y ese es el caso de Tu Casa o la Mía, la nueva película de la guionista Aline Brosh McKenna, conocida por éxitos como The Devil Wears Prada y 27 Dresses, quien por vez primera toma el cargo de directora.

La historia gira en torno a Debbie y Peter, quienes 20 años atrás tuvieron un encuentro amoroso que terminó convirtiéndose en una amistad que por años han mantenido a distancia ya que ella vive en Los Ángeles siendo madre soltera y él reside en Nueva York aprovechando la vida de soltero para salir con muchas mujeres tratando de evitar el compromiso. Cada uno de los dos ha tenido sus altibajos al tratar de mantener una relación, ya que sin ser conscientes de la situación, ellos, entre sí, son la más estable que han podido sostener. Por circunstancias del destino se verán obligados a cambiar de hogar por una semana; cada uno descubrirá cosas que se han estado ocultado por años, además de que aprenderán a vivir la vida del otro, lo cual los llevará a conocerse más en profundidad y revelar los verdaderos sentimientos que hay entre ellos.

Reese Witherspoon y Ashton Kutcher son los protagonistas de esta historia que se construye a la distancia. Pocas veces interactúan frente a frente, hecho ya inusual para una película de este género en las que la química es muy importante para crear una relación. Y es tal vez este el primer factor por el cual la historia no termina de funcionar del todo: la poca química romántica que hay entre ellos, y que ha sido difícil de ocultar durante la gira de promoción, resalta en todo momento y se hace más evidente cuando en su interacción remota no se siente esa necesidad desesperante de que sus personajes quieran estar en el mismo espacio. Su relación está lejos de transmitir esa emoción y amor que atraviesa la pantalla y es peor aún cuando esta característica debe ser todo para que la trama de McKenna funcione.

A lo anterior hay que sumarle que la historia misma no representa un reto actoral para ninguno de los dos, ya que los personajes están construidos, en gran medida, para la personalidad pública que todos conocemos de cada uno, por lo cual querer empatar esos roles tan distantes es el otro choque dentro de la misma historia: Witherspoon tiene que interpretar a una mujer fascinada por los libros (¡algo que todos sabemos es real!) que vive enamorada en secreto del playboy al que da vida Kutcher (quien por muchos años tuvo esa fama del galán de moda), el cual casualmente tiene una pasión oculta por convertirse en novelista, cosa que le ha dado miedo explorar.

Incluso muy al inicio de la cinta la trama es consiente que son dos seres que no podrían estar juntos porque la imagen de una mujer alrededor de sus 40 años es ya la de una tradicional señora, mientras que él a la misma edad, y con una cara juvenil, puede ser todavía un galán. Y no es que sea imposible una relación entre estos dos personajes, pero la historia no apuesta a construirla. Más que un acercamiento por amor termina sintiéndose como una juntada de buenos amigos, tan diferentes entre sí que se complementan como eso.

Dejando de lado la relación de amor, la película sí aprovecha la personalidad de cada uno para desenvolver a sus personajes en estos mundos tan distantes a los que se tienen que enfrentar cuando cambian de casa para hacerlos crecer de forma personal, confrontándolos con su zona de confort para hacerlos pensar en los sueños que tenían 20 años atrás cuando se conocieron. Los roles secundarios son fundamentales para el desarrollo y el peso cómico/emocional que deben tener este tipo de historias. No dejen pasar los momentos de Wesley Kimmel (Jack), hijo de Debbie; Zoë Chao (Minka), la exnovia de Peter; y Tig Notaro (Alicia), amiga de los protagonistas que sirve como consejera de ambos.

Algo que me causó un pequeño conflicto es que se desaprovecha la participación de actores reconocidos como Steve Zahn (The White Lotus) y Rachel Bloom (Crazy Ex-Girlfriend) en papeles que solo funcionan como detonantes para avanzar la trama que bien pudieron ser sustituidos por otro tipo de recursos para que sucediese ese mismo camino. Jesse Williams (Grey’s Anatomy) es también otro actor desperdiciado, más cuando se puede notar que la química con Reese Witherspoon es natural.

En conclusión, Tu Casa o la Mía no logra ser una gran comedia romántica debido a la poca química de sus protagonistas, pero aún así funciona de manera divertida cuando las historias personales de cada uno se ven por separado. El crecimiento y la transformación se siente en cada uno de ellos, pero jamás se resuelve de forma conjunta para que esta cinta pueda convertirse en un clásico de las rom-com o tan siquiera se considere un intento notable. Así que es mejor olvidar que se trata de una historia de amor para disfrutar más las casi dos horas que dura esta película.