Esta semana se estrenó en Netflix el thriller español Black Beach, segundo largometraje del director/guionista Esteban Crespo que vio la luz el año pasado en el festival de Málaga y que al igual que otras cintas ibéricas vio retrasado su salida para pasar directamente a la plataforma de streaming.
Crespo nos presenta una cinta densa de intriga internacional en la que el protagonista Carlos (Raúl Arévalo), un empresario de altos vuelos de una petrolera, es enviado a investigar el secuestro de un ingeniero a un país africano que está en la mira por la ONU por la segregación que existe que podría dar inicio a una guerra civil. La empresa para la que Carlos trabaja espera que se resuelva el asunto, el ingeniero regrese sano y salvo y la ONU dé el visto bueno para iniciar operaciones petroleras en aquel lugar: una operación multimutimillonaria.
El regreso de Carlos no es fortuito; durante muchos años trabajó en ese lugar e hizo relaciones de trabajo, amorosas y en el bajo mundo que lo convierten en el enviado ideal para poder localizar a un viejo conocido: Calixto Batete (Jimmy Castro) quien se sospecha tiene secuestrado al ingeniero. Al regresar a este país, Carlos no solo se encontrará con sus antiguos aliados sino también con una exnovia que despertará viejos sentimientos que quedaron latentes.
Sin embargo, la intervención de Carlos no resulta como espera y pronto descubrirá que alguien lo ha estado manipulando con otros objetivos, así que decide huir para encontrar la verdad aunque esto signifique entrar al lado peligroso del país, poniendo en peligro su propia vida y la de sus amigos que ahí residen.
Esteban Crespo nos ofrece un thriller aceptable, aunque un poco denso ya que el constante ir y venir del protagonista en la primera mitad de la película se hace un poco pesado por la cantidad de personajes y lugares que plantea. Hay que darle crédito al director de lograr estirar el misterio hasta la segunda mitad de la película, desde donde ocurre toda la acción que se ve en el tráiler.
Pero...
Se espera una buena mezcla entre intriga, acción y sorpresas, pero la cinta se inclina más por el primero de esos elementos ya que la parte de la acción se vuelve simple y derivativa llena de momentos comunes que no logran conectar por ese lado a pesar de las buenas locaciones y el buen armado de las secuencias. Y las sorpresas por lo extenso del film se desvanecen en espera de que ocurra algo de emoción.
En el tercer acto, donde esperábamos un final que nos hiciera olvidar lo lento del primero, falla completamente convirtiendo en esta cinta de un inteligente ejercicio de intriga internacional a una opción palomera para la tarde.
En resumen
Black Beach es un thriller español que exige una gran concentración del espectador para no perderse en la intriga de la primera mitad, que se va cocinando a fuego lento y prepara los elementos para convertirse en una cinta de acción. Sin embargo, para llegar a este momento se dan muchas vueltas y las esperadas secuencias de acción que, a pesar de estar bien diseñadas, no nos logran sacar de esta playa negra en la que hemos caído.
A final de cuentas es una extensa película palomera que no defraudará a los menos exigentes.
