La cacería logró engancharnos para una segunda temporada

Una de los eventos históricos que más ha alimentado al cine y la televisión fue lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial. Aunque escalofriante, la historia misma llega a ser fascinante por conocer cómo un grupo de alemanes encabezados por Adolfo Hitler logró sembrar el pensamiento de una raza pura que debía eliminar a los demás, principalmente al pueblo judío.

Con base en lo que sucedió después de este hecho, Jordan Peele presenta la serie Hunters, una creación del novel escritor David Weil, quién nos cuenta la historia de Jonah (Logan Lerman), un joven judío-americano, que busca respuestas y venganza tras el asesinato de su abuela, su único familiar en el mundo. En el camino se topa con un grupo de cazadores, liderados por Meyer Offerman (Al Pacino), que tienen parte de las respuestas que él busca y pronto se unirá a ellos para cazar Nazis encubiertos que han invadido Nueva York.

La premisa está basada en las diversas historias reales de cazadores nazi dispuestos a eliminar a cualquier agente involucrado con el grupo que causó el holocausto y la Operación Paperclip financiada por el gobierno de los EE.UU. para sumar a sus filas a científicos nazis. A través de este relato, Weil nos lleva por una historia de espionaje donde explota el Viaje del Héroe, aquella teoría desarrollada por Joseph Campbell, para presentarnos a un tipo cualquiera luchando por conseguir su propósito de venganza.

Hunters es una serie digna de estudiarse, ya que su creador no niega las notables inspiraciones a la hora de desarrollar su historia. Desde el cine tipo B, de ese que Tarantino tanto ha hecho referencia, pasando por las historias de superhéroes salidas directo de los cómics e incluso de los clásicos policiales y detectives.

En 10 episodios de una hora promedio, la serie logra un claro crecimiento del desarrollo de su narrativa. Mientras que en un principio se nota el encanto de Weil por las referencias ya marcadas que muchas veces causa cierto desconcierto al espectador, con el paso de los episodios y el camino hacia su final toma esos elementos y los hace suyos a su manera para su propia trama. Adapta lo necesario y por consecuencia logra una mayor cohesión de todas esas inspiraciones que al principio parecían un pastiche sin fondo ni forma.

En su ficción logra entretener al espectador casual y a la vez mantener la atención del espectador más crítico y renuente a los productos básicos. ¿Por qué? Porque usa a su favor los hechos históricos para crear una historia de drama y ficción que te mantiene atento a cada episodio. Pero llegar hasta el final tampoco es una tarea tan fácil como suena, sus episodios tan largos pierden ritmo en diversos momentos y juegan en contra de la serie misma.

La serie se embarca en diversas subtramas para darle mayor soporte a todos los personajes que forman el grupo de cazadores y aunque esto es bueno para el contexto general, su amplio desarrollo nos deja sin los momentos de acción y tensión de la lucha entre los buenos y malos ya prometidos que se ven forzados a llevarse hasta el final de la historia para lograr un cliffhanger para desarrollar una nueva entrega.

Pero más allá de eso Hunters tiene un gran valor del que poco se habla. Cuestiona la xenofobia, racismo, la lucha de clases sociales y los diversos temas que dividen a la población; los cuales siguen presentes y sin duda fueron clave para tener a Peele como productor ejecutivo, un creador fascinado con estos temas.

Hunters logra conjuntar los elementos necesarios para seguir contando está historia en una nueva temporada.