La Sirenita: el éxito de Disney de todos los tiempos

Que si se acabaron las ideas, que si es una reversión necesaria, que si hay inclusión forzada, que esto y aquello y tantas cosas más se dicen acerca del próximo estreno de The Little Mermaid, la película de Disney que llegará (nuevamente) a los cines esta semana.

Sin embargo, de todas las películas de Disney que podrían y están volviendo, en forma de remake, live-action o lo que sea, La Sirenita, como la conocemos de este lado del mundo, es una de las más esperadas. ¿Por qué? Porque se trata de un éxito imbatible que ha marcado un antes y un después en la historia del cine.

Estrenada en 1989, La Sirenita tiene sus orígenes mucho más atrás en el tiempo. Como muchas de las películas de Disney, está basada en un relato, un cuento de hadas publicado por primera vez en 1837 del autor danés Hans Christian Andersen. Si bien en la historia de Andersen también nos encontramos con una sirena llamada Ariel que quiere conquistar a un príncipe humano y, para eso, hace un trato con una bruja malévola, cabe destacar que entre ese cuento de hadas original y la versión que vimos en la pantalla grande hay una gran diferencia de tono.

Y en esa diferencia de tono se halla, quizás, el primer punto a destacar de The Little Mermaid. El cuento de Andersen es bastante más oscuro que lo que vimos en pantalla: en él, el foco está puesto en el sufrimiento de Ariel, tanto así que en el final su amor por el príncipe humano (Eric, en el filme) no es correspondido y ella decide morir y convertirse en espuma.

Disney, y en particular John Musker y Ron Clements que fueron quienes escribieron y dirigieron el filme, supieron tomar esta trágica historia danesa y convertirla en un clásico para niños que, si bien presentaba a esta sirena, Ariel, ansiosa por mezclarse en el mundo de los seres humanos hace un trato con una bruja del mar, se focalizaba más en su búsqueda del amor y la persecución de sus sueños y no tanto en el sufrimiento y el dolor de un corazón roto.

Por otro lado, The Little Mermaid significó un triunfo para Disney, que venía de capa caída para esa década. No solo se convirtió en un éxito de taquilla (supo cosechar nada menos que 235 millones de dólares), sino que fue aclamada por la crítica y se convirtió en el puntapié inicial necesario para muchos otros éxitos que vinieron después, como Beauty & The Beast, Aladdin e incluso The Lion King (todas películas que, además, vale destacar que ya realizaron su regreso en forma de live-action o remake).

Parte del éxito de La Sirenita, además, se debe a su música. Creada por Alan Menken y Howard Ashman, les valió a estos dos artistas tanto éxito que se convirtieron en dos figuras de renombre y en responsables de muchas otras bandas sonoras dentro de Disney, como La Bella y la bestia, Aladdin y Enredados. Tan célebre ha sido la música de La Sirenita que la Academia decidió premiarla tanto en la categoria de Mejor Banda Sonora Original y en Mejor Canción Original, esta última gracias a la ya clásica canción Bajo el mar.

Las canciones (con música de Menken y letras de Ashman) no solo sirven para acompañar la historia, sino que se vuelven parte fundamental de la misma, ayudándonos a crear atmósferas, hacer avanzar la trama y hasta a darnos la información necesaria para terminar de conocer a los personajes de la misma.

Sin embargo, La Sirenita no sería el éxito que es sin los personajes. Y no me refiero solo a la protagonista, una “princesa” marítima decidida, curiosa y valiente, que hace hasta lo imposible para cumplir sus sueños y seguir lo que le dicta su corazón, sino también a su villana, porque, seamos honestos, ¿qué sería de La Sirenita sin Úrsula?

Úrsula es quizás una de las villanas más celebradas de Disney. Basada en la actriz y drag queen Divine, es un personaje carismático, que se impone en la pantalla de manera hipnótica, con objetivos claros y un deseo de venganza incurable. Además, es la protagonista de una de las mejores canciones del filme, Pobres almas en desgracia, que a través de la increíble performance de Pat Carroll, quien le dio la voz a esta bruja del mar, demuestra toda su capacidad de seducción y manipulación.

¿Era necesaria otra versión de The Little Mermaid? Honestamente, no lo sé. Pero lo que sí sé es que una película tan emblemática, con tanto peso y presencia, merece ser revisitada y por eso, la remake live-action es una buena noticia: volveremos a encontrarnos con un clásico que seguramente, como lo hizo en 1989, dará mucho que hablar.